En busca del gen de Celia
Piden la colaboración de 150 voluntarios sanos en Totana para seguir en su ADN el rastro de la mutación que se esconde tras una enfermedad rara única en el mundo
Javier Pérez Parra
Domingo, 1 de mayo 2016, 00:56
Durante sus primeros meses de vida, Celia creció como una niña más. Empezó a chapurrear, a corretear por su casa de Totana, a descubrir el mundo. Pero, poco antes de los dos años, sus padres se dieron de bruces con un diagnóstico que les dejó en 'shock': la pequeña padecía una lipodistrofia congénita de Berardinelli, una enfermedad rara que dispara los triglicéridos, afecta al hígado y provoca alteraciones endocrinas. Celia empezó a perder movilidad, y a los 3 años «cayó en picado». A los 4, «ya no podía hablar ni moverse», recuerda su madre, Naca Pérez de Tudela.
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La enfermedad
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Los afectados por encefalopatía de Celia sufren una mutación en el gen BSCL-2. En un principio, la enfermedad se catalogó como una lipodistrofia de Berardinelli, hasta que los médicos comprobaron que la alteración genética en estos niños era diferente. La seipina (una proteína) se acumula hasta que las células neuronales, incapaces de eliminarla, mueren.
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Los casos
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Celia, una niña de Totana fallecida en 2012, fue el primer paciente diagnosticado. Los médicos descubrieron después que desde los años 80 se han producido, al menos, otros cinco casos en la Región tres en Mula, uno en Jumilla y dos en Totana.
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La prevalencia
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De las más de 100 personas de Totana que en 2011 se sometieron de forma voluntaria a un análisis genético, 8 descubrieron que eran portadoras de la mutación genética que está detrás de la encefalopatía de Celia. Sin embargo, la enfermedad solo se desencadena cuando la alteración ha sido transmitida tanto por el padre como por la madre.
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La investigación
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Ha sido dirigida por David Araújo, del Hospital de Santiago de Compostela, en colaboración con la jefa de Genética Médica de La Arrixaca, Encarna Guillén (actual consejera de Sanidad) y la neuropediatra Rosario Domingo.
Los médicos de La Arrixaca, liderados por la jefa de la Unidad de Genética Médica, Encarna Guillén (la actual consejera de Sanidad), y por la neuropediatra Rosario Domingo, observaron con alarma que aquello no cuadraba. Los análisis mostraban una mutación en el gen BSCL2 -lo que llevaba a la lipodistrofia de Berardinelli- pero los síntomas eran distintos a los habituales, y además progresaban con mucha más rapidez y de forma muy agresiva. Entró entonces en escena David Araújo, jefe de la Unidad de Enfermedades Tiroideas y Metabólicas (UETeM) del Hospital Universitario de Santiago de Compostela. A caballo entre Galicia y La Arrixaca, se inició una investigación que dio lugar a un hallazgo sorprendente: Celia padecía una alteración en el gen BSCL-2 diferente, no descrita hasta entonces en la literatura científica. Esa mutación provocaba una acumulación de seipina (una proteína) que las células neuronales no eran capaces de eliminar. Como resultado, «las células terminaban 'suicidándose'», explica el doctor Araújo a 'La Verdad'.
Los análisis genéticos permitieron comprobar que tanto la madre, Naca Pérez de Tudela, como el padre, Juan Carrión, eran portadores de esta mutación. De ahí que Celia desarrollase la enfermedad, que es autosómica recesiva (solo se manifiesta cuando la alteración es transmitida por ambos progenitores).
Pero los científicos descubrieron mucho más. Revisando historias clínicas y muestras genéticas llegaron a la conclusión de que, en los últimos 30 años, al menos otros cinco niños se han visto afectados por la misma enfermedad en toda la Región. En total, y contando con Celia, se detectaron tres casos en Mula, dos en Totana y uno en Jumilla. De estos seis pacientes, solo uno -Leticia, una niña de Mula- sigue con vida.
«Nada habitual»
Los investigadores se encontraron también con que en estos pacientes había hasta tres alteraciones diferentes en el BSCL-2. «Detectar tantos casos fue ya sorprendente, pero observar tres mutaciones patológicas en un mismo gen nos confirmó que estábamos ante algo nada habitual», confiesa David Araújo.
En definitiva, la investigación había culminado con el descubrimiento de una nueva enfermedad rara única en el mundo y autóctona de la Región de Murcia. El hallazgo, del que en su día se hizo eco 'La Verdad', fue publicado en 2013 en el 'Journal of Medical Genetics', y la enfermedad pasó a los manuales de Medicina bajo el nombre de encefalopatía de Celia, en honor a la pequeña paciente a partir de la cual se descubrió todo. Para entonces, Celia ya había fallecido. Tenía 8 años.
Sus padres lucharon hasta el último minuto. Tras su marcha, les quedó su recuerdo y la certeza de que sus esfuerzos no habían sido en vano. La ciencia no había llegado a tiempo para salvar a su hija, pero había dado pasos fundamentales que abrían una puerta a la esperanza para derrotar a la enfermedad en el futuro. Hoy, Juan Carrión sigue luchando como presidente nacional de la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder), mientras que Naca Pérez de Tudela preside la Asociación de Familiares y Afectados por Lipodistrofias (Aelip).
300 muestras
También continúan adelante las investigaciones de David Araújo y Encarna Guillén. En 2011, los análisis de ADN realizados a 300 voluntarios de Mula, Jumilla y Totana permitieron detectar, en esta última localidad, a ocho portadores de la mutación en el BSCL-2. «Eso representa una prevalencia del 5% en Totana, un porcentaje altísimo», advierte el doctor Araújo.
Tanto es así que los científicos han decidido realizar un nuevo muestreo en este municipio para poder concretar con mayor exactitud el alcance de esta mutación y avanzar en la búsqueda de su origen, aunque encontrar al paciente 'cero' se antoja casi imposible: la alteración podría llevar siglos transmitiéndose de generación en generación. La asociación Aelip ha hecho un llamamiento en busca de 150 voluntarios, mayores de 49 años, que no tengan familiares de primer ni segundo grado diagnosticados de encefalopatía de Celia. Las muestras se recogerán el martes, día 3, en el Centro de Atención Integral a Personas y Familias con Enfermedades Raras de Totana.
En los casos en que se detecte la alteración en el gen BSCL-2, se tirará del ovillo, secuenciando el ADN de los familiares directos, y especialmente de los descendientes. Porque responder a la llamada de Aelip no solo es un gesto de solidaridad; saber si se es portador de la mutación permite prevenir la aparición de nuevos casos.
Paralelamente a esta 'caza' del gen mutado entre los habitantes de Totana, el equipo de David Araújo trabaja en Santiago de Compostela en el destripamiento de los mecanismos moleculares de la enfermedad y en la búsqueda de un tratamiento eficaz. Para ello, va a iniciar un ensayo en ratones, a los que se introducirá el gen humano alterado. Con ellos se probará además la leptina, una hormona que ha generado esperanzas por sus efectos positivos en la contención de los síntomas de las lipodistrofias. La leptina se está administrando ya, de hecho, a Leticia, una niña de Mula de 6 años que en estos momentos es la única paciente viva con encefalopatía de Celia. El medicamento no está todavía autorizado en Europa -sí en Estados Unidos- pero el Ministerio de Sanidad ha autorizado su uso compasivo en casos como el de Leticia. «La leptina está indicada para las alteraciones metabólicas provocadas por la lipodistrofia y no para los problemas neurológicos que conlleva la encefalopatía de Celia, pero es posible que tenga algún efecto positivo también en este sentido, porque sabemos que actúa sobre la plasticidad cerebral», explica Araújo.
Todavía queda un largo camino por recorrer, pero apenas cuatro años después del fallecimiento de Celia, la ciencia está más cerca de poder anunciar que, gracias a la movilización de sus padres y de los médicos que la atendieron, la enfermedad ha sido derrotada.
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