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Lunes, 29 de febrero 2016, 01:15
La Cruz de Caravaca fue robada en 1934 de su santuario por tercera vez, porque ya antes había sufrido otros dos hurtos a lo largo de su dilatada historia, que se remonta a la tercera década del siglo XIII. Pero, en esta última ocasión, no dejaría rastro. Sucedió un Martes de Carnaval, víspera de Miércoles de Ceniza.
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Unos desconocidos asaltaron el templo, abriendo un agujero en la denominada Puerta de San Lázaro, y se apropiaron de la cruz. Su objetivo era tan determinado que despreciaron el resto de tesoros del templo. Cuando la noticia se conoció en Caravaca, el pueblo creyó enloquecer. Habían perdido una de las reliquias más importantes de la Cristiandad. Aún hoy sigue en paradero desconocido.
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