Francisco y Pilar, víctimas del accidente del autobús de Bullas, en su casa de San Javier.

«No he tenido valor para volver a subirme a un autobús»

Juan Francisco Fresneda y Pilar Pardo son dos de los 43 pasajeros que sobrevivieron al accidente de autobús de Cieza, que hoy hace justo un año conmocionó a todo el país

marta úbeda

Domingo, 8 de noviembre 2015, 07:40

Eran las 23.18 horas del sábado 8 de noviembre de 2014 cuando un terrible acontecimiento sacudió las vidas de Pilar y Francisco. El matrimonio sanjaviereño se había apuntado, junto a unos familiares de Bullas, al viaje a Madrid que cada año organiza la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Bullas, sin imaginar que la visita a la tumba de Santa Maravillas acabaría de la peor forma imaginable.

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Junto a Pilar y a Francisco, otras cincuenta y cinco personas viajaban a bordo del autobús que, a la altura de la Venta del Olivo, en Cieza, se salió de la carretera y se precipitó por un terraplén causando la muerte a 14 personas y lesionando a otras 43.

«Nosotros teníamos los asientos 22 y 23, pero nos cambiaron al 9 y 10, algo que no solían hacer nunca. Seguramente fue nuestra suerte», explica Pilar recordando con dolor aquella trágica noche de sábado.

«Aparté la mirada de la televisión y vi cómo el autobús culeaba. Después salió de la carretera y se llevó por delante todas las vallas y señales que había. Sentí el golpe al caer y luego las volteretas. Ahí me quedé inconsciente», recuerda Pilar del momento en el que el chófer del autobús perdió el control y se salió de la carretera.

«Todo sucedió muy rápido», pero Francisco y Pilar recuerdan nítidamente que «durante el 'segundo' que duró la caída» se les pasó toda su vida por la mente, «tal y como narran en las películas».

Cuando Francisco abrió los ojos tenía los pies encima de la cabeza, pero cuando intentó bajarlos «no podía moverlos». Sufrió fuertes golpes en la columna y las cervicales, lo que le causó una parálisis temporal «desde el cuello hasta los pies» que le obligó a estar en cama casi dos meses. Tras un largo proceso de rehabilitación -que aún continúa-, Francisco consiguió volver a andar por sí solo. «Si después del accidente me dicen que iba a volver a andar, no me lo hubiera creído. Los médicos me decían que, en la mejor de las previsiones, acabaría en una silla de ruedas».

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Por su parte, Pilar sufrió menos conmociones, lo que le permitió salir del autobús y solicitar auxilio para su marido: «Salí del autobús y busqué ayuda entre la Guardia Civil y el personal médico para que sacaran a mi marido cuanto antes. Un médico me dijo que no se le podía mover sin camilla y yo recordé que había visto una tabla grande en medio del bancal que podía servir. Fui rápidamente a por ella y la arrastré hasta el autobús. Sacaron a mi marido y, cuando vino la ambulancia, nos llevaron a los dos al Hospital de Cieza».

Gracias a los tratamientos de rehabilitación, Pilar y Francisco han conseguido grandes avances en su recuperación física, pero la secuela psicológica que permanece tras un suceso traumático es aún difícil de superar. «Yo me encuentro bastante mejor pero no me hables de autobuses», confiesa Pilar. «Todavía no me he montado en ninguno porque no tengo valor para hacerlo», asegura.

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El matrimonio sanjaviereño se siente agradecido y afortunado por haber sobrevivido al accidente del que «poco a poco» se van sobreponiendo. «Cuesta mucho continuar con tu vida después de algo tan fuerte, pero lo vamos superando. Gracias a Dios estamos aquí casi corriendo y con ánimo de seguir adelante», concluye Francisco.

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