Miércoles, 16 de septiembre 2020, 02:55
La crisis de la Covid-19 trastocó el tradicional día de la Romería en un martes festivo atípico que para muchos supo a añoranza. La pandemia impidió la esperada subida en romería de la Virgen de la Fuensanta; sin embargo, no pudo con el fervor inquebrantable de muchos fieles que este año, más que nunca, encontraron motivos para rendirle pleitesía a su Patrona.
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Cientos de murcianos emprendieron ayer la subida al santuario en el monte en una improvisada romería que, no obstante, según remarcaron fuentes de la Policía Local de Murcia –que, desplegó un dispositivo para evitar aglomeraciones–, en todo momento se produjo de manera escalonada y manteniendo las necesarias medidas de seguridad.
La habitual marabunta de murcianos dejó paso este año a un hormigueo de fieles madrugadores. Pequeños grupos de romeros, pertrechados con mascarilla y gel hidroalcóhólico, recorrieron la carretera de Algezares desde primera hora de la mañana hasta llegar al santuario. Según precisaron fuentes policiales, la mayoría de estos vecinos, una vez arriba, realizaron una corta visita, tomando algún tentempié y retomando, con premura, el camino de regreso.
La puerta principal del templo estaba cerrada y únicamente era posible el acceso por un lateral. Además, el aforo estaba limitado a un máximo de 40 personas. Gracias a ello, en la explanada del santuario, en la que en otros años no hubiera cabido un alfiler, no se produjeron este martes las temidas aglomercaciones.
El alcalde de Murcia, José Ballesta, quiso, en este atípico día de la romería, lanzar un mensaje de ánimo y esperanza a las familias murcianas. Lo hizo a través de un bando en el que destacó que, «a pesar de todas las dificultades y la incertidumbre, la luz de Murcia, esa que siempre nos acompaña, sigue brillando y nosotros volveremos a celebrar nuestra Romería». Pese a las circunstancias, remarcó, «debemos tener más vivo que nunca, en nuestro recuerdo, aquellos amaneceres de Murcia en los que nuestros padres y abuelos nos llevaban al encuentro de nuestra Patrona».
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Pese a no poder acompañarla en su regreso al monte –la Virgen permanecerá en la Catedral hasta que eso sea posible–, fueron muchos los murcianos que ayer sintieron que tenían una cita con su Patrona. El Obispado celebró hasta nueve misas por la mañana y dos por la tarde, aunque las eucaristías este año estaban limitadas a un máximo de un centenar de fieles.
«Es un día inusual, pero es lo que nos ha tocado. Por lo menos lo importante podemos hacerlo: podemos venir a verla», explicó un joven que esperaba en la puerta de la Catedral con su madre para poder entrar a la siguiente misa. «Es diferente, porque estamos acostumbrados a estar dentro del templo, todos juntos y con todo lleno. Pero ahora estamos todos muy bien colocados y respetando las normas anti-Covid», relató otro fiel.
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Desde primera hora, además, cientos de fieles guardaron su turno para visitar a la Virgen en unas colas en la plaza de la Cruz que se hicieron interminables, llegando a recorrer serpenteantes la calle Trapería. Con la distancia de seguridad y ataviada con mascarillas, la feligresía aguardó paciente su momento de colocarse frente a la Morenica para saludarla, rendirle una ofrenda o hacerle una petición. Este año, sobre todo, salud. Mucha salud.
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