Durante los últimos meses, mientras el plan de movilidad ha monopolizado el debate político y social de la ciudad de Murcia, las preocupaciones de vecinos de la Orilla del Azarbe se han centrado en cuestiones más básicas. Allí, donde se sitúa el límite oriental ... del municipio desde la segregación de Santomera, se sienten lejos de las polémicas del centro. El margen de la calzada para coches no está pintado de carriles bus y bici, sino salpicado por socavones.
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«Cuando se hundió estábamos mi hija y yo con unos cinco críos. Hacía mucho calor y los mandé a la piscina de plástico que tenemos junto a la otra puerta. Fue quitarse los niños y venirse abajo todo. Dije: 'Gracias, señor'». Así recuerda Encarna el momento en el que se derrumbó el cimbrado de la acequia, que transcurre junto a su casa de la pedanía de Santa Cruz, en la Orilla del Azarbe.
Fue en junio cuando se desplomó, pero ocho meses después los escombros siguen en el mismo lugar. La única medida de seguridad que separa a los nietos de Encarna del enorme agujero son unas vallas, colocadas hace meses por la Policía Local y reforzadas por su hijo José Domingo porque «los temporales lo tiraban todo». Él, que también reside en la casa, está «harto de luchar». «He hablado con todos los pedáneos, lo he puesto en redes sociales, en grupos de vecinos. Y nada. Aquí salen olores, ratas, de todo», se queja tras ocho meses esperando soluciones al enorme agujero abierto frente a su puerta.
Los vecinos llevan años denunciando los desprendimientos de la cubierta del Azarbe Mayor, la acequia que recorre la Orilla del Azarbe y atraviesa cinco pedanías. Más de trés décadas después del cimbrado del cauce, los vecinos se quejan de forma recurrente de la falta de mantenimiento. «Los socavones son el pan de cada día», asegura Delia, otra joven de la zona. La concejala del PSOE Carmen Fructuoso denunció este miércoles que es «una de las muchas pruebas del abandono de las pedanías por parte del PP».
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En el tramo entre el cruce de El Raal y el límite con Orihuela, varias vallas avisan de otros boquetes en la cubierta, que sirve de acera en la margen murciana de la avenida (la otra pertenece a Santomera). Francisco García, miembro de la asociación de vecinos, apunta que «algunos tramos los arreglaron, pero otros están viejos y se han podrido. Cada dos por tres algún trozo se cae».
La sensación de abandono es general. Encarna exige una solución ante la llegada del buen tiempo, ya que el socavón no solo es la senda por la que pasean los vecinos, sino también el campo de juego de sus nietos. «El otro día me encontré a unos críos agarrados a la valla porque se había colado un balón. Por aquí no hay ningún parque. Así que ahí tengo mi silla, me siento con la vara y a hacer de pastora para vigilar que no se arrimen».
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Fuentes de la Concejalía de Pedanías aseguran que se trabaja en la reposición del cimbrado. Los proyectos, que ya están redactados, se han alargado porque la Junta de Hacendados, propietaria de las acequias, ha pedido que se utilice un material determinado, unas placas prefabricadas de hormigón armado. Ha sido un proceso más complejo pero la corporación huertana sostiene que ese material facilita las mondas del cauce.
Además, las mismas fuentes de la administración municipal, a quien corresponde el arreglo, subrayan que «estas actuaciones conllevan un presupuesto muy elevado que las juntas no pueden asumir por sí solas». En total, se van a realizar seis en acequias de Santa Cruz, tres tramos de la Orilla del Azarbe en El Raal, El Esparragal y Los Dolores, cuyo presupuesto asciende a 108.000 euros.
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