«El soterramiento integral es un compromiso del PSOE»

El secretario general del PSRM, Diego Conesa, aseguró ayer que «nadie va a parar» el soterramiento integral de las vías del tren a su paso por Murcia, ante el temor de que se queden en la estación del Carmen y no lleguen a Barriomar ni a Nonduermas, y dijo que se tendrá un «trato exquisito» con los propietarios de los 150 inmuebles y parcelas que tendrán que ser expropiados para acabarlo, con todas las garantías y las mejores condiciones, especialmente para quienes tengan que abandonar sus zonas de residencia.

El proyecto, apuntó, «es un compromiso global, integral» del Gobierno de España, que ya está avanzando en el acuerdo con la Junta de Hacendados de la Huerta para materializar las obras, una vez que se han alcanzado también consensos con la empresa municipal de Aguas e Iberdrola para garantizar los suministros y desviar infraestructuras durante los trabajos.

Si el Gobierno municipal está buscando «peones para paralizar y retrasar las obras» no lo conseguirá, advirtió, porque en este proceso saldrá ganando la ciudadanía con el soterramiento, «que se merece y por el que tanto ha luchado durante años».

Conesa hizo estas declaraciones durante la presentación de la propuesta del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de convertir la Cárcel Vieja en un museo de memoria histórica del siglo XX, un espacio que permita a las generaciones presentes y futuras conocer la historia reciente del municipio a través de un espacio singular.

El portavoz municipal, José Antonio Serrano, defendió a las puertas del inmueble que «no se trata de buscar vencedores y vencidos o de generar nuevas rencillas», sino de poner en marcha una «idea noble» en consonancia con las peticiones de historiadores y cronistas. Y sería complementario al Museo de la Ciudad, ya que no se trata de poner en marcha otro espacio para el costumbrismo, sino de recoger la realidad que ha vivido el municipio a lo largo del siglo XX.

Serrano defendió este proyecto frente a la idea del Ayuntamiento de derribar parte de los muros perimetrales del histórico edificio y convertirlo «en un gastrobar y boutique». Esta propuesta fue presentada en el Pleno del jueves como moción y fue rechazada por la mayoría de los grupos (solo la apoyó Podemos).