Romería de fieles en la Catedral

A la misma hora en la que la patrona de Murcia, la Virgen de la Fuensanta, debía estar enfilando el Puente de los Peligros para encaminarse hasta su santuario en el monte, decenas de fieles aguardaban a las puertas de la Catedral. En este día de la romería suspendido por la pandemia de coronavirus, los murcianos no quisieron dejar sola a La Morenica e hicieron cola para visitarla en la Plaza Belluga, lugar que debía haber abandonado a primera hora de este martes.

«Es un día inusual, pero es lo que nos ha tocado. Por lo menos lo importante podemos hacerlo, podemos venir a verla», explicaba un joven que esperaba en la puerta de la Catedral con su madre para poder entrar a la siguiente misa. Y es que el Cabildo programó casi una misa por hora durante la mañana para que, con aforo máximo de un centenar de personas, los murcianos que no quisiera perderse la cita pudieran cumplir con el rito. «Es diferente, porque estamos acostumbrados a estar dentro del templo, todos juntos y con todo lleno. Pero ahora estamos todos muy bien colocados y respetando las normas anticovid», relataba otro fiel.

Además, las puerta permanecerán abiertas hasta las 21.00 horas para rezar ante la Patrona, situada en el presbiterio, más allá de las eucaristías. La Morenica vistió para la ocasión el llamado 'Manto de la paz', que luce bordados de todo aquel que quiera dar una puntada sobre él. A pesar de no contar este año con el entusiasmo que se vive todos los años en la subida hasta el santuario de Algezares, lo que no faltaron fueron los vivas a la patrona, que resonaron a lo largo de la mañana en el interior de la Cateral.

El alcalde de Murcia, José Ballesta, acudió a una de las misas y quiso lanzar un mensaje de ánimo y esperanza a las familias murcianas: «A pesar de todas las dificultades y la incertidumbre, la luz de Murcia, esa que siempre nos acompaña, sigue brillando y nosotros volveremos a celebrar nuestra romería».

Algunos murcianos tampoco quisieron romper la tradición de recorrer el camino hasta el santuario de Algezares y subieron hasta el monte, a pesar de que la Virgen no se moviera de la ciudad. Decenas de grupos de familiares y amigos se presentaron a las puertas de la iglesia, cuya puerta principal estaba cerrada y que también tenía limitación de aforo para evitar aglomeraciones.