Detalle de la vidriera más grande del imafronte de la Catedral, la Virgen con el niño. Guillermo Carrión / agm

El proyecto de restauración de la fachada dará luz a las vidrieras centrales de la Catedral de Murcia

Las cristaleras de la Virgen, San Pedro y San Pablo han perdido su brillo por la acumulación de suciedad y de excrementos de las palomas

Domingo, 18 de diciembre 2022, 07:58

El proyecto de restauración del imafronte de la Catedral de Murcia contempla la rehabilitación de las tres principales vidrieras de la fachada, unas cristaleras que llevan acumulada gran cantidad de suciedad y de excrementos de las palomas que les han restado la luz y el ... brillo y que impide su contemplación.

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Las vidrieras, que representan a la Virgen y el Niño (la central) y las laterales en honor a San Pedro (en la Nave Epístola) y San Pablo (en la Nave Evangelio), cubren los tres grandes huecos centrales, de los cinco construidos para iluminar el templo que hay en la fachada, cuyo proyecto integral de rehabilitación aún está a la espera un año después de su presentación del informe favorable por parte de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad Autónoma. Un requisito imprescindible por tratarse este de un inmueble catalogado como BIC.

Las cristaleras no son contemporáneas a la construcción del templo sino de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Son obra del taller Maumejean, de origen francés, y están firmadas por José Maumejean, uno de los titulares de esta casa de artesanos del vidrio, afincada en España, y que fue de las más importantes de todo el mundo. De hecho, «sus obras están repartidas por muchas catedrales de todo el país», explica el reconocido arquitecto y director del equipo técnico de restauración, Juan de Dios de la Hoz, ya premiado por la reconstrucción de Lorca tras el terremoto que sufrió en 2011.

Un taller especializado las desmontará por paneles y limpiará los cristales «como si estuvieran restaurando un cuadro»

Se trata de vidrieras emplomadas con vidrios soplados de color 'en masa', pintados con grisallas, carnaciones y amarillos de plata, así como vidrio plaqué grabado al ácido, en el caso de la ventana principal. «No son vidrios de colores, sino pintados sobre cristales transparentes que se meten en el horno para que los pigmentos se introduzcan en el vidrio», explica De la Hoz.

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Estos ventanales, que llegan casi a los cinco metros de alto en el caso de la vidriera principal, y de unos dos metros en los más pequeños, están protegidos en el exterior por una malla tipo gallinero, que ha intentado evitar que las palomas se posen allí, así como por un enrejado. Ambos, elementos que hacen imposible que se puedan distinguir desde la plaza del Cardenal Belluga.

Imagen de San Pedro sobre vidrio en la fachada (izq) y la cristalera de San Pablo, que es la que menos se distingue (dcha). Guillermo cARRIÓN / AGM

Los trabajos de restauración, presupuestados en más de 62.000 euros (del algo más de un millón de euros que costará toda la restauración del imafronte), se centrarán en la limpieza de vidrios que las componen, así como en la mejora de la fijación y de las soldaduras, algunas de las cuales están rotas. También hay que reponer las pérdidas puntuales de masilla y atajar así las filtraciones puntuales y el deterioro que ha sufrido la piedra, acelerado por las deposiciones corrosivas de las aves.

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La propuesta incluye instalar dos líneas de vida para el mantenimiento de estos ventanales de finales del XIX cada año

Las labores de desmontaje de las dos vidrieras laterales se llevarán a cabo desde dentro de la Catedral; para la central se aprovecharán los andamios exteriores de la fachada, añadiendo unos pequeños en el interior desde el que se trabajará en toda la superficie de la embocadura, entre la reja y la vidriera.

El trabajo con el cristal lo realizará en su taller Vetraria, la empresa de Carlos Muñoz de Pablos, «el mejor vidriero español, dedicada a la creación, restauración y conservación de vidrieras artísticas», indica De la Hoz. Las tres deberán ser desmontadas, retirando las masillas y desarmando las varillas, para extraer los paneles de vidrio, que luego deben ser embalados y transportados al taller.

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Las vidrieras laterales son de lo que se denomina 'vidrio blanco', sin grisallas ni pinturas, por lo que solo es preciso su limpieza y el refuerzo del marco de latón. Para la central, en la que se ha utilizado vidrios pintados, la limpieza necesita de unos productos más específicos. «El procedimiento es el mismo que en la restauración de un cuadro», apunta el arquitecto.

Sistema de seguridad

De la Hoz destacó que para mantener en buen estado las vitrinas aconsejaban su limpieza y revisión una vez al año. Por eso, en el proyecto se ha incluido dejar instaladas dos líneas de vida (sistema anticaída fija utilizada como medio de seguridad). Estas permitirán salir al imafronte desde las hornacinas de las escaleras de caracol internas que hay en la fachada del templo al nivel de la primera cornisa, tras las esculturas de San Patricio y San Petronio de Bolonia. El sistema de seguridad tendría un cable de acero inoxidable, un anclaje externo y una pieza intermedia de recuperación. Además, será posible acceder al interior de las rejas por la parte que tienen abatible en el centro.

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Hasta que finalicen los trabajos, se ubicará un doble andamio para que se puedan programar visitas guiadas a las obras

En el proyecto se ha propuesto una protección por el exterior colocando un cristal en las tres vidrieras, toda vez que va a desaparecer el mallado antipalomas que tienen colocado desde hace varias décadas.

El proyecto de restauración del imafronte de la Catedral está previsto que se lleve a cabo en unos diez meses. Mientras, y hasta que finalicen los trabajos, se colocará un andamio doble para programar visitas guiadas a las obras.

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Limpiar de óxido la rejería exterior que cubre los ventanales

Además de la cristalera, el proyecto contempla la restauración de las rejas que cubren estos tres ventanales por el exterior. «A falta de una inspección más cercana, el estado de la rejería parece bastante aceptable», comenta el arquitecto Juan de Dios de la Hoz. La propuesta, por tanto, es limpiarlas del óxido y de las capas de grasa que las cubre y hacerlo en el lugar dado el tamaño (la más grande es de casi 5 metros por 2,5 metros y las pequeñas de alrededor de dos metros de alto por 1,5 de ancho), y su fijación a la piedra. «No es posible el desmontaje para proceder a su tratamiento por lo que proponemos diferentes pruebas con otros materiales e inhibidores de oxidación», alega el arquitecto De la Hoz.

En el proyecto también se contempla realizar prótesis de acero inoxidable, unidos a la pieza original, para aquellos anclajes que se hubieran degradado en exceso. Igualmente, si durante la restauración se encuentran apoyos rotos o inseguros en las rejerías, también se ha previsto su reparación utilizando plomo líquido. Y, de igual forma, si cualquier unión o ensamble se hubiera deteriorado, se reparará con plomo licuado y la reposición de las piezas perdidas si ese fuera el caso.

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