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La titular del Juzgado de Instrucción numero 3 de Murcia, en funciones de guardia, ordenó este sábado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Sebastián D. M., detenido por presuntamente matar a tiros a Alicia, una mujer de 78 años y nacionalidad colombiana, en la pedanía murciana de Torreagüera.
En el auto, la jueza, tras examinar las declaraciones de los perjudicados y testigos, así como el informe de inspección ocular elaborado por la policía científica y los efectos intervenidos recogidos en el atestado policial, considera que «existen indicios racionales de participación del investigado en unos hechos que presuntamente presentan los caracteres de un delito de asesinato/homicidio consumado y tres en tren grado de tentativa, un delito de tenencia ilícita de armas, un delito continuado de quebrantamiento de pena de alejamiento y un delito de amenazas continuado en el ámbito de la violencia de género». Tras la adopción de esta medida cautelar por el juzgado de guardia, será el de Violencia sobre la Mujer número 2 de Murcia el que continúe con las diligencias de investigación.
El crimen ocurrió en la noche del miércoles, cuando el presunto homicida se presentó armado con dos armas de fuego y dos cuchillos en el bar que regenta la familia de su expareja, sobre la que tenía una orden de alejamiento por malos tratos. Fue la madre de la mujer la que, en un intento por defender a su hija, acabó perdiendo la vida al ser alcanzada por dos balas en el torso y en la cabeza.
Según los testimonios de los testigos, el objetivo de Sebastián D. M. era hacer una masacre. «Entró armado con dos pistolas y dos cuchillos al grito de que nadie saliera; que íbamos a morir todos», según explicó Libardo, el hijo de la víctima. Un familiar de Alicia aseguró a LA VERDAD que, tras efectuar los disparos que acabaron con la vida de la mujer, el hombre siguió apretando el gatillo de su pistola contra el resto de personas, «pero se le encasquilló». Aprovechando ese momento, hasta tres personas fueron necesarias para reducirlo, desarmarlo y retenerlo hasta que llegaron los agentes de la Guardia Civil que lo detuvieron.
El presunto homicida, de 58 años de edad y exvigilante de seguridad, carecía de licencia de armas desde hace unos 20 años, de manera que las dos pistolas que le fueron intervenidas durante su arresto las obtuvo de manera ilegal. En noviembre de 2024 ya fue condenado por agredir a la hija de víctima con un puño americano, agarrarla del pelo y empujarla contra un coche. En ese caso se le impuso las penas de 30 días de trabajos en beneficio de la comunidad, 16 meses privación del derecho a la tenencia y porte de armas, así como 16 meses de prohibición de comunicación y aproximación a menos de 500 metros de su expareja, además de tener que indemnizarla por las lesiones causadas.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, reconoció este jueves la dificultad para catalogar qué tipo de violencia es el feminicidio de Torreagüera, que tachó de «terrible». «No es una violencia de género porque no es ni el marido ni la pareja o expareja de la víctima. No sabemos muy bien si es violencia vicaria, si es que se ha querido hacer con este asesinato el mayor daño posible a la víctima. Estamos valorando exactamente pero, desde luego, aquí estamos ante un nuevo feminicidio, un fruto del machismo», explicó.
El suceso tuvo lugar un mes después del crimen machista registrado en Cartagena, cuando un hombre se entregó a la Policía Nacional tras confesar haber matado a su mujer, Martha, de 50 años y, como Alicia, también de nacionalidad colombiana.
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