Las plazas históricas de la ciudad ofrecieron ayer una imagen insólita. El cierre patronal convocado por el sector de la hostelería fue seguido de forma masiva -unos 300 locales- en una jornada que Hostemur consideró «muy triste para la hostelería y para la ciudad». Empresarios, trabajadores, proveedores, clientes, familiares, amigos y muchos murcianos secundaron el paro acudiendo a la concentración en la plaza de Santa Catalina, donde se colgó una pancarta con el lema '¡Trabajemos juntos por la Murcia de todos!'. Esta jornada de protesta contra los planes antirruido de la administración local fue apoyada por la organización Spain Nightlife, la más importante de ocio nocturno a nivel estatal, que encontró «más que justificada» la convocatoria y entiende que la administración está actuando en perjuicio del sector sin tener en cuenta otras fuentes de ruido como el botellón, el tráfico (de ciclomotores principalmente) y el incivismo de personas que ni siquiera son clientes de los establecimientos.
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No obstante, había bares y restaurantes abiertos, sobre todo franquicias, por lo que los murcianos y visitantes no se vieron privados del todo del disfrute de la comida local.
«Sin la hostelería, Murcia está muerta». Esta es la apreciación de Jesús Jiménez, presidente de Hostemur, que ayer leyó el manifiesto ante cientos de personas que abarrotaban Santa Catalina. La Federación Regional de Empresarios de la Hostelería y el Turismo (Hostemur) aboga por el comienzo de una nueva etapa «en la que se nos escuche a todos y en la que las actuaciones del Ayuntamiento no destruyan lo que hemos construido entre todos».
La protesta de los hosteleros tiene su fundamento, según Jiménez, porque en los últimos dos años el sector ha sido objeto de un mareo constante por parte de la administración local: expedientes de solicitud de licencias de actividad o de terrazas paralizados impidiendo la apertura de nuevos negocios, interpretación arbitraria y restrictiva de las ordenanzas «obligándonos en ocasiones a incumplir con sus criterios», falta de voluntad en la adaptación de la normativa municipal... Razones para protestar sobraban, según el líder de Hostemur, que rechazó que la convocatoria fuera precipitada como insinúa el gobierno del alcalde Ballesta, «porque llevamos 18 meses denunciando el bloqueo y parálisis de más de 70 expedientes en Vía Pública, porque llevamos más de dos años intentando conseguir que se apruebe un modelo único de terraza que mejore la imagen de Murcia, porque llevamos dos años intentando coordinar con Vía Pública [con los cambios en el Ejecutivo de Ballesta ha pasado de manos del concejal José Guillén a Jesús Pacheco] una reordenación de nuestras plazas para conciliar la hostelería con los vecinos, porque llevamos más de un año reclamando una solución jurídica para los establecimientos en calles de menos de 7 metros que se encuentran en un limbo normativo...».
Jiménez añadió «que llevamos años reclamando la aplicación correcta y única del código técnico de edificación para la determinación del aforo de los locales, que la Junta de Gobierno del Ayuntamiento despreció totalmente al Consejo Sectorial del Ruido adoptando de forma unilateral la aprobación inicial de las zonas de especial protección acústica (ZPAE), que desde febrero venimos denunciando que el mapa de ruido de ocio contiene multitud de errores y carece de la más mínima fiabilidad, porque lo único que recibimos son intentos de desacreditación por parte de las instituciones locales, porque llevamos tres semanas de reuniones sin lograr el más mínimo compromiso».
Los hosteleros insisten en que son los primeros que quieren cumplir con la legalidad, pero reclaman a la administración que ponga de su parte para que Murcia sea una potencia gastronómica y turística de la mano de la hostelería, compatibilizándolo con el legítimo derecho al descanso de los vecinos y fomentando el respeto y la convivencia ciudadana. «Nosotros estamos en contra de que para designar una zona ZPAE se utilice un informe plagado de errores. Tenemos cien mil problemas con el Ayuntamiento, con todos sus departamentos. Hay un bloqueo total y es el momento de sentarse todos, con voluntad real, para hacer compatible la hostelería y los derechos de los vecinos», resumió Jiménez, que lamentó que el alcalde Ballesta haya estado ausente en la resolución de un problema «de todos».
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Hostemur no quiso entrar a valorar las pérdidas que ha generado este cierre patronal. «Hemos tenido que llegar a esto para manifestarnos de forma contundente y decir alto que el Ayuntamiento tiene que cambiar sus formas. Pido al PP, a la oposición y a los colegios profesionales que alguien técnicamente se preocupe de verificar que esos mapas de ruido están bien confeccionados. Si están mal, habrá que rehacerlos y tomar medidas por el bien de todos. Si somos el motor de la ciudad, no tiene sentido que pare la hostelería. Hoy hemos tenido la oportunidad de ver que la hostelería genera riqueza, trabajo, alegría y nos da un valor añadido, que somos un atractivo gastronómico por el día y por la noche, y hasta el 'tardeo' se ha convertido en una bandera de Murcia, y por eso hay que trabajar conjuntamente y situarnos como una de las principales capitales gastronómicas».
Pedro Martínez, socio del grupo Temporáneo, cerró sus cinco locales en la ciudad. «Los mapas de ruido son la gota que ha colmado el vaso, pero en los últimos años hemos sufrido inestabilidad y cambios de dirección de lo que queremos para Murcia». José María Rubiales cerró los tres locales del grupo Parlamento Andaluz y sus casi treinta empleados acudieron a la huelga con pancartas ('Mi familia vive de la hostelería', 'Stop Persianazo'): «Romea no es zona ZPAE y ahora mismo tengo un concierto en la plaza, o sea que hazte a la idea de lo que supone para nosotros cerrar. Esto nos va a lastrar dos meses seguro, pero es que la sensación que tenemos es de inseguridad total. Yo recibo inspecciones y me auditan cada dos por tres, y estoy tranquilo porque me gusta hacer las cosas bien, pero con el Ayuntamiento estamos en precario aunque quieras cumplir y aunque quieras hacer las cosas bien». Juan Francisco Carmona, de Pura Cepa y presidente de la Asociación de Bares y Cafeterías integrada en Hostemur, añade que Ballesta no puede ponerse de perfil cuando tiene enfrente a la patronal: «Hay mucha prepotencia, la caricatura de Puebla del viernes [en 'La Verdad'] refleja la realidad. Ballesta ha sido el más inoperativo, no ha dado la cara y no sabemos si existe».
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El Gobierno local tiene previsto convocar una ronda de contactos y una reunión del Consejo del Ruido en cuanto los técnicos acaben la revisión de las alegaciones. Así lo afirmó el concejal de Medio Ambiente, Antonio Navarro. «Seguiremos trabajando para encontrar un equilibrio entre lo que piden los hosteleros y lo que piden los vecinos, anteponiendo el bien común y alcanzando el máximo consenso para lograr esta buena convivencia», entiende Navarro. «Y nos vamos a dejar la piel en ello». El equipo de Ballesta fue criticado por el resto de partidos de la oposición. El PSOE advierte de que el conflicto con los hosteleros pasa por un acuerdo que compagine negocio y descanso. Ahora Murcia culpa al PP del «caos» que generan los locales de ocio en el centro de la ciudad, y cree que el conflicto parte de «lustros» de permisividad de un «modelo urbano ruidoso y que no ha respetado la normativa». Cs considera que Ballesta ha sido incapaz de alcanzar un acuerdo que garantice el descanso vecinal y la viabilidad económica de los negocios, «enfrentando aún más a los afectados e incrementando la tensión».
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