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efe
Martes, 15 de septiembre 2020, 13:59
Una joven novillera a la que preparó el profesor de la Escuela de Tauromaquia J. M. O -en prisión desde el pasado viernes por presuntas agresiones y abusos sexuales- asegura que vivió un calvario durante el año en el que estuvo con él. ... Un infierno que la marcó para siempre, hasta el punto de que aún hoy está sometida a tratamiento psicológico.
Esta joven declaró como testigo en la causa abierta contra el presunto autor de abusos sexuales a una decena de alumnos y alumnas de esa escuela. Según precisaron fuentes cercanas al caso, la joven afirmó que llegó un momento en el que no pudo aguantar más y se marchó a vivir a una capital andaluza.
La testigo aseguró que quería poner tierra de por medio y escapar a los abusos del investigado. Estos se producían con ocasión de los masajes que este le daba a diario porque, según aseguraba el profesor, tenía que rebajar el volumen de los muslos.
Según reveló, estando en clases prácticas de la escuela murciana hace unos 14 años, cuando ella tenía 15, el preparador le ofreció entrenarla para que llegara a ser una figura del toreo y se aprovechó de su inocencia en lo relacionado con el sexo.
Los masajes, que en un principio se limitaban a las piernas, se extendieron luego a sus partes íntimas y a sus pechos, lo que no llegaba a comprender, pero por su ingenuidad no le atribuyó malicia.
Fue cuando los tocamientos llegaron a más y con el uso de un vibrador por parte del investigado, cuando ella pensó que aquello no era normal y que nada tenía que ver con la finalidad de los masajes. Estos los comenzó a recibir en un piso que usaba el exnovillero en la capital murciana que no era su domicilio particular.
Al no estar conforme con la manera en que los llevaba a cabo, consiguió cambiar de lugar y trasladarlos a la vivienda de ella, aunque las cosas no mejoraron con el cambio. El investigado se había ganado la confianza de sus familiares y los masajes se desarrollaban sin estar estos presentes.
Según indicó, él gozaba de tanto predicamento ante sus familiares más directos que lo creían antes que a ella cuando comenzó a mostrarles su disconformidad con los masajes. Además, consiguió que aquellos accedieran a que ella dejara sus estudios para dedicarse por completo a ser torera.
Lo ocurrido la ha marcado para siempre, hasta el punto de que afecta a su relación de pareja y a sus relaciones, además de estar diagnosticada de depresión.
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