Federico Mauricio Ramos reflejó en 1876 en este lienzo la entrada a Murcia de Jaime I en febrero de 1266 por la puerta de la ciudad que ahora se busca. Se conserva en el Museo de la Ciudad.

¿Dónde está la más histórica Puerta de las Siete Puertas?

La Murcia que no vemos ·

Hace medio siglo también fue noticia su supuesto descubrimiento, como ha sucedido de nuevo esta semana

Domingo, 9 de julio 2023, 07:38

Dos excavaciones y dos descubrimientos; pero una misma cosa encontrada. El primer hallazgo ocurrió hace medio siglo justo. El segundo hace solo unos días: la ... mítica puerta por donde entró triunfante a Murcia el rey Jaime I en 1266 tras conquistar la taifa. El Ayuntamiento anunció esta semana que se había encontrado tan histórico acceso. Igual anuncio hizo la misma institución en 1963. ¿Pero es cierto que estamos de enhorabuena? Veamos.

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Las obras en 1963 se iniciaron, mire usted por dónde, para hacer justicia a un ilustre murciano: el periodista Nicolás Ortega Pagán. El Consistorio decidió dedicarle una calle en la plaza de Santa Eulalia, prolongando la vía Cánovas del Castillo. Y comenzaron las obras. Junto a las excavadoras estaba Manuel Jorge Aragoneses, director del Museo Arqueológico de Murcia, y Juan Torres Fontes, el gran catedrático, cronista, archivero municipal y director del Museo Salzillo. Entonces apareció un paño de muralla.

Aragoneses, que bien sabía lo que llevaba entre manos, aseguró al diario 'Línea' que «esto es lo más importante que ha surgido en la historia de Murcia». La razón era que, por vez primera, podría determinarse el alto y ancho de la muralla, su estructura y enlucido.

La altura quedó fijada en 12,75 metros de altura. Y la anchura en 5,75 metros. Lo más noticioso era, según el redactor, el recordado Juan Ignacio de Ibarra, que la excavación permitiría «delimitar el lugar donde se encontraba la última de las siete puertas, aquella por donde hizo su entrada el rey Jaime de Aragón».

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El descubrimiento centró allí el foco periodístico. Además, por el mismo tiempo se halló la cimentación de la primera fachada de la Catedral. Pero la muralla copó las informaciones.

El entonces llamado comisario local de excavaciones, el después prestigioso catedrático Cristóbal Belda, tardó dos segundos en recordar que el pintor Senén Vila inmortalizó en un cuadro la histórica puerta. La obra perpetúa el milagro de Nuestra Señora de la Merced, que ya lo tengo contado, y refleja el instante en que la imagen descubierta en el río es recogida por los mercedarios. No hace falta correr mucho para ver el cuadro. Está ahí, en las paredes del templo de La Merced, la Virgen del Cuello Tuerto.

Hace 50 años. El diario 'Línea' anunciaba en 1963 el hallazgo de la histórica puerta en la muralla de Murcia por Santa Eulalia.

Lo valioso de la obra es que Senén Vila no tuvo que inventarse el diseño de la puerta. En su época, allá por finales del siglo XVII, aún estaba en pie y lo seguiría estando hasta 1725, cuando decidieron derribarla en parte. Más tarde, en 1803, terminaron por arramblar su estructura. Lo normal por estos lares. Eso sí: colocaron una placa para recordar que «en este sitio estuvo la última de las que llamaron siete puertas de la muralla […] Se demolió y amplió a beneficio público A(ñ)o de 1803».

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La clave de las dudas sobre su ubicación se remonta a 1963. Entonces, Aragoneses ubicó tan legendaria entrada. Aunque no faltaron autores que dudaran de su emplazamiento. Es el caso de Pedro Jiménez, quien lo sostuvo en su tesis doctoral 'Murcia. De la antigüedad al Islam'.

Que Murcia atesoró una de las mejores murallas de Europa no era un secreto. El geógrafo Al-Idrisi narraba en su obra 'Nuzhat al-Mushtak', mapamundi del siglo XI, que la villa estaba rodeada «de murallas y fortificaciones muy sólidas».

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Luego llegaría el mítico Rey Lobo, auténtico emperador europeo a quien incluso el Papa ensalzó a su muerte. El rey don Jaime escribió en sus 'Comentarios' que, «en su tiempo, Murcia era el más principal lugar de Andalucía, excepto Sevilla». Suma y sigue.

Ramón Montaner, el cronista del siglo XIV, definió la ciudad como «casi la mejorar amurallada que haya en el mundo». Es el mismo autor, por cierto, que aseguró que en Murcia se hablaba «el mejor catalán del mundo».

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Exclusiva. 'El Liberal' también anunció el supuesto descubrimiento de la entrada en noviembre de 1963.

El más bello catalán

Alrededor de 1325, este autor escribiría en su 'Crónica', concretamente en el capítulo XVI, que los habitantes de la ciudad de Murcia «son catalanes y hablan el más bello catalán del mundo». Échenle hilo a la birlocha. Y a los independentistas. Las referencias históricas no tienen fin. El rey Enrique IV ordenaría destinar los frutos de las salinas de Sangonera a mantener firmes las murallas. Las Actas Capitulares del Ayuntamiento atesoran incluso una descripción relacionada con la Puerta de las Siete Puertas. El 21 de mayo de 1569 la describieron así: «La puerta de Santaolalla tiene veinte palmos de alto».

Antes la llamaban Puerta del Raval, hasta que cien años más tarde adquirió la denominación de la parroquia cuando se abrió no muy lejos otra histórica entrada: la Puerta del Toro.

Ginés de Rocamora en su obra 'Varios apuntamientos eclesiásticos, políticos y históricos de la ciudad de Murzia', terminados en 1594, advertía de que, «entre las muchas grandezas que tiene Murcia» la principal es la de sus «murallas hermosamente torreadas y fuertes que le dan hermosura, fortaleza y ornato». Incluso contaba que había 95 torres «y de una a otra a 26 pasos».

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Llegado el siglo XVI, los murcianos bautizarían la entrada como Puerta de las Siete Puertas. Obedecía el nombre al alzado de la obra, compuesto por un recodo que complicaba el acceso. Poco a poco, en cambio, la muralla se convirtió en un problema para el desarrollo urbanístico. Aún el Licenciado Cascales, en el siglo XVII, publicaría que era «muy alta y fuerte, con muchos torreones». En su 'Historia de Murcia' añadía que aún se conservaban «doce puertas». Una de ellas «se llama Siete Puertas, junto a la iglesia de Santa Olalla».

Comenzó el declive. Así pasaron a la historia las puertas del Porcel, del Mercado, del Azogue, Puerta Nueva, de los Porceles, Vidrieros o la última que cayó: la Puerta de la Aduana o de la Verónica, ya en 1930, junto al mercado de Verónicas. De la muralla, eso sí, quedan retazos que hoy se extienden en garajes, locales hosteleros, aparcamientos subterráneos o, como en San Antolín, en algún recodo al aire libre. ¿Hemos hallado al fin la puerta de Jaime I? Bueno, medio siglo llevamos intentándolo.

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