«También Calatrava me asombra. ¿Es verdad que en su diseño lo más caro era la alfombra?»

La sardina sabe que va a morir. Desde el inicio de la fiesta conoce su terrible fin. Pero no es problema, porque Doña Sardina lo tenía todo preparado. Su velatorio, un desfile para festejar su muerte y, por supuesto, su testamento. Un legado en el que el popular pescado de mar no suele dejar títere con cabeza y deja dichas sus últimas voluntades. Como novedad, estas fiestas Pastora Soler, Doña Sardina 2015, leyó su testamento desde el Cuartel de Artillería, subida a una plataforma dispuesta para tal fin y mirando desde arriba a toda una turba de sardineros y murcianos que corearon sus rimas y aplaudieron las ocurrencias de la sardina y su mala leche.

La eurovisiva Pastora Soler, que ha reaparecido estos días en Murcia después de anunciar su retirada temporal de los escenarios -está, además, embarazada-, comenzó la lectura de sus últimas voluntades con una gran decisión. El saludo habitual a los presentes, miles de personas -más que en otras ediciones pasadas en la Glorieta de España-. «Un placer ser la Sardina, llevo a Murcia aquí en mi pecho, hasta el fondo de mi espina», se arrancó. Explicó, muy metida en su papel, que su Testamento era la oportunidad para despedirse de todos los murcianos. Aunque se presentó muy salsera ella -«aquí está la más divina, la pastora de quimeras»-, se rindió ante los presentes: «En Sevilla yo nací, allí tengo yo a mi gente, pero tengo otra pasión, desde hoy y para siempre, Murcia está en mi corazón». La explicación de su 'murcianía' la descubrieron pronto los escuchantes: «De pequeña me trajeron, a esta bendita región, y mis ojos descubrieron, que existía el Mar Menor».

Se dirigió entonces a Kike Boned, Gran Pez 2015. «¡Es un lujo, compañero, compartir este reinado, con tan grande caballero!». Pero se puso catastrófica ante su inminente final. «Y me quedan dos suspiros, qué pronto arderé en la hoguera, pero antes quiero deciros las verdades verdaderas». Y así empezó con sus ironías, críticas y graciosas descalificaciones.

Las primeras fueron para el bus turístico, «que lleva poquica gente, por los sitios que circula». Siguió con el río y sus puentes: «También Calatrava me asombra. ¿Es verdad que en su diseño -de la pasarela de Vistabella- lo más caro era la alfombra?». No podía faltar el tranvía, habitual de los testamentos de los últimos tiempos. «Irá a ratos cableado y otros con batería, el aire acondicionado se apagará, por Gran Vía».

El investigador Cámara

Continuó con el logotipo de Turismo que «ha costado un dineral, un redondel de diseño, hubierais podido ahorrar, si os lo hace un crío pequeño». Y cómo no, se dirigió al alcalde, que cada año soporta con una sonrisa lo que Doña Sardina ha de decirle. «Aquí está el señor alcalde, cuya energía le destaca, él salta cualquier montículo, y entre Pleno y Pleno saca para escribir un artículo».

El Real Murcia tuvo su apartado. «Entre Tebas y Samper, el Real Murcia está tocado, ojalá no llegue a hundido, ya tu tiempo se ha acabado, vete por dónde has venido». No dejó el deporte cuando habló de la última moda, el 'running', «que antes 'jogging' se llamaba, pero 'footing' antes fue. Vamos, lo que en lengua murciana, era salir a correr». Se puso seria Doña Sardina para hablar de la crisis y sus consecuencias en España. «Hemos rescatado bancos, despedido a profesores, nuestra juventud se exilia, somos en paro los mejores y desahuciamos familias».

Guiño al avión de Los Alpes

Procedió entonces a nombrar a sus herederos. «Al pequeño Nicolás, le dejo una gran espina». Tuvo su momento solemne recordando a los familiares de las víctimas de Los Alpes -«les dejo tó mi consuelo y un beso con mucho amor»-. También para Samper fue otra gran espina, al igual que para la familia Pujol. Deseó un ahogamiento con espina a los asesinos de humoristas y estudiantes en África. Para el alcalde, que cada año hereda, «un billete de AVE, pa' viajar y relajarse, cuando el cargo haya dejado. Pero solo puede usarse, si el AVE está soterrado». Sus herederos eternos fueron, como siempre, los sardineros: «Pa' que la llenéis de vida, os dejo yo Murcia entera, con sus calles y avenidas».

«Cada niño con su juguete»

Terminó la cantante Pastora Soler dando a los presentes unas recomendaciones para ver el desfile. «Sentadica en una silla, nunca olvido lo importante, mi pastel, mi empanadilla y mi Estrella de Levante». Advirtió a los sardineros que «que esta fiesta está en tu mano, sé generoso y promete, que todos los niños tengan, cada uno su juguete». Recomendó a los murcianos que dejaran a un lado la tristeza. «Si mañana ves mi quema y estás cerquita del puente, no hagas hueco a la tristeza, que para el año siguiente, a contar los días empieza».

Tras la lectura del Testamento de Doña Sardina, que todos los presentes aplaudieron y pitaron, se lanzó un castillo de fuegos artificiales que puso fin al acto en el que se despide. Tan emotivo momento no se puede celebrar de cualquier forma, por eso, antes de la lectura, los sardineros organizaron un espectacular desfile que partió de la avenida Gutiérrez Mellado y recorrió la Gran Vía, el Puente Viejo, la avenida Floridablanca y terminó en el Cuartel de Artillería. Comparsas de carnaval, charangas, grupos de animación, personajes de dibujos animados, escuelas de danza o las viudas del Entierro fueron algunos de los participantes de un desfile que llenó la Gran Vía y sacó de sus casas a miles de murcianos. Todos los grupos sardineros participaron en él, que terminó con la carroza de la sardina en uno de sus días más especiales.

Los sardineros volvieron en la noche de este viernes a llenar de vida las calles. Los grupos repartieron juguetes, aunque la artillería pesada se lance este sábado desde las carrozas. Y Doña Sardina despertó la sonrisa de los que oyeron su testamento, con su ironía habitual.