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CRÓNICA: EFE | DIRECTO: CATALINA OJADOS
Martes, 16 de septiembre 2014, 18:30
El torero Julián López 'El Juli' fue el triunfador de la tercera y última corrida de la Feria de Murcia, en la que cortó cuatro orejas y un rabo tras dos faenas sensacionales, y en la que sus compañeros Finito de Córdoba y Miguel Ángel Perera se han ido de vacío.
Cuando el diccionario se queda corto
El Juli estuvo poderoso y sublime ante sus dos astados, a los que exprimió de principio a fin con su magisterio y su capacidad lidiadora, dejando escaso el rico elenco de adjetivos elogiosos que se pueden encontrar en el Diccionario de la Real Academia.
En su primero se lució en verónicas ajustadas, en el quite por chicuelinas en pleno centro del anillo y con la muleta suscitó un clamor colectivo, con tandas por uno y otro pitón que se sucedían inacabables ante un toro que hacía el avión, que acudía boyante a la muleta y que no se cansaba de repetir.
Si creíamos que lo habíamos visto todo con este astado, llegó el quinto, y El Juli estuvo todavía mejor.
Este toro echó la cabeza arriba al comienzo de la lidia, pero no contaba con un diestro que lo iba a dominar de principio a fin y que iba a conseguir de él series de naturales en las que alargaba la izquierda hasta más allá de donde le daba el brazo, y todo bien hecho, con temple, quietud, relajado, sin emborronar ni siquiera un solo pase.
Los gritos de «torero, torero» fueron coreados en los graderíos, que reconocían así los méritos de un diestro de cuerpo entero que en Murcia estuvo con las ganas de triunfo de un principiante y con la predisposición de quien quiere ser algo en esta difícil profesión.
Abría cartel Finito de Córdoba, que se ganó una de las mayores broncas que se recuerdan en el coso de La Condomina ante un toro al que no quiso ni ver y con el que acabó con un tercio de muerte para olvidar.
Mayor predisposición se le vio en el segundo de su lote, hasta sacar muletazos y naturales de buena factura, aunque sin conseguir hilvanar faena.
Miguel Ángel Perera no tuvo su tarde en Murcia , una plaza donde tanto éxitos ha cosechado.
En esta ocasión no tuvo opción posible por el mal lote que le correspondió: su primero, distraído, suelto y sin clase ni recorrido; y el que cerró plaza, falto de raza y de fuerzas.
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