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Así se encuentra la plaza de la Constitución del Espíritu Santo, núcleo central del barrio. javier carrión / AGM
Espíritu Santo, «un gueto» anclado a la delincuencia

Espíritu Santo, «un gueto» anclado a la delincuencia

El cultivo de marihuana en las viviendas sociales de esta zona de Murcia provoca cortes de luz «casi diarios», causados por enganches ilegales a la red eléctrica. Los vecinos del barrio de Espinardo piden soluciones políticas para acabar «de raíz con el trapicheo» de todo tipo de drogas

Lunes, 27 de agosto 2018, 08:04

Las anécdotas delictivas que suceden en las calles del Espíritu Santo (Espinardo) son tan dispares y tan inverosímiles que darían para escribir un libro. «Por poner un ejemplo, aquí llegó un día un vecino con una motosierra, cortó dos árboles de la plaza y se quedó tan ancho», relata uno de los residentes de la zona, cansado de que «esto sea la ciudad sin ley». La tala de un árbol en la vía pública le costaría a cualquier ciudadano de cualquier parte de Murcia una sanción económica de entre 751 y 1.500 euros. Pero en el barrio del Espíritu Santo este tipo de actos vandálicos están normalizados, «es como si a nadie le pareciese mal, y a los que nos escandaliza, nos callamos para no tener problemas. Yo quiero pensar que les multarían si hubiera vigilancia policial, pero no la hay». Desde el Ayuntamiento de Murcia confirman que en el cuartel del Espíritu Santo trabajan 18 agentes locales, un cabo y un sargento. «Pero por las calles no se les ve, y la mayoría de veces que tenemos un problema, nos envían a San Andrés», responde este residente.

Hartos de una situación que se prolonga y se acentúa en el tiempo, una decena de vecinos de la zona han contado a 'La Verdad' cómo se vive en «un gueto creado por decisión política, eso es lo que han hecho en el Espíritu Santo». Un barrio en el que «el principal sistema de vida es el cultivo de marihuana y el menudeo con todo tipo de drogas». Según los vecinos, que no quieren dar su nombre por miedo a las represalias que puedan ejercer contra ellos, es en el centro del barrio donde se concentra todo el negocio: «Más del 70% de las viviendas sociales que hay en las manzanas de alrededor de la iglesia tienen cultivos ilegales y tienen la luz enganchada al cableado público. Claro, la consecuencia de ese consumo irregular es que se nos va la luz todos los demás, se nos funden los fusibles de los edificios o, a veces, directamente nos los roban... Y cuando llamamos a Iberdrola, los técnicos vienen, quitan los enganches, cambian los fusibles, hacen lo que tienen que hacer; pero en cuanto dan media vuelta, los que cultivan la droga se vuelven a conectar».

La inversión de Iberdrola

Fuentes de la compañía eléctrica confirman que son conscientes de la situación de tomas clandestinas, «pero además de quitar los enganches y mejorar el sistema para que nuestros clientes tengan un buen servicio, no podemos hacer más». El Ayuntamiento de Murcia discrepa al respecto y asegura que «es Iberdrola quien tiene que tramitar vía judicial [la posibilidad de] poder cortar la luz», pero la empresa no está de acuerdo. «¿Cómo vamos a hacer una denuncia judicial si son viviendas públicas que no tienen contrato? ¿A quién vamos a denunciar si no sabemos ni sus nombres? Esto es un problema social del que nosotros también somos parte afectada, la solución no depende de nosotros», señalan desde la compañía.

Iberdrola ha invertido en el barrio más de 15.000 euros en un año para aumentar la potencia de la red y soterrar el cableado

Estas mismas fuentes aseguran que en el último año han realizado obras de soterramiento del cableado por valor de 11.000 euros para evitar el pirateo, «pero hay algunos puntos en los que no podemos hacer las redes subterráneas». El consumo ilegal de luz es tan desorbitado que, en varias ocasiones, se ha quemado el transformador de la empresa que abastece de suministro eléctrico a la barriada. La última, el mes pasado. «El consumo real de los clientes de la zona no pasa de los 300 kilovoltiamperios y tenían un transformador de 400. Pero claro, los enganches ilegales provocaron que se foguease, sin llegar a arder. Ahora hemos puesto uno de más de 600, y nos ha costado 5.000 euros. Aunque seguramente se volverá a quemar», lamentan desde Iberdrola.

Las carencias sociales

«La recogida de basuras se hace en horario diurno todos los días», explica el Ayuntamiento, «y además los jueves y sábados pasa una barredora con dos peones, y cuando hace falta agua para manchas también se lleva la hidrolimpiadora, pero siempre con presencia policial debido a las incidencias registradas». Y no es suficiente: la limpieza de las calles es otra de las quejas que más se repite entre los residentes, porque «aunque los barrenderos vienen dos veces a la semana, el poco civismo de algunos vecinos hace que esté todo sucio siempre. Yo jamás he visto la hidrolimpiadora por aquí. Las manchas del suelo, ahí se quedan», afirma con resignación uno de los afectados. Otra de las reivindicaciones más insistentes es la petición de mantenimiento de las infraestructuras y obras públicas: «Hemos perdido la cuenta de los meses que lleva la Plaza de la Constitución sin arreglar, con los adoquines arrancados, el suelo del parque roto...».

La falta de limpieza en las calles y la poca presencia policial agravan el malestar de los residentes: «Nos sentimos abandonados»

La Junta Municipal de Espinardo dispone de un presupuesto anual con el que solventa las pequeñas reformas de la vía pública, «aunque lo cierto es que, con el cambio que hubo en marzo de la Ley de Contratos del Sector Público, hemos tenido un retraso de unos cinco meses en obras que queríamos realizar», declara Andrés Francisco Guerrero, presidente de la junta municipal. De momento, el arreglo de la plaza está previsto para este otoño, «y también queremos terminar las aceras de la calle Escuelas y hacer unos resaltos en la calzada de la calle Cristo de la Salud». Al igual que los vecinos, Guerrero considera que el Espíritu Santo «se ha convertido en un gueto». Hace cuatro años «que reclamamos desde la junta más presencia policial para que se eviten ciertas cosas, como los destrozos, pero desde la Concejalía de Tráfico y Seguridad Ciudadana me dijeron que, estadísticamente hablando, no había un repunte de delincuencia porque no había denuncias. Claro, ¡pero no las hay porque los vecinos tienen miedo!», añade.

Las soluciones

Lo más incomprensible para los vecinos «es que muchas familias estén haciendo un uso fraudulento de las viviendas públicas, que son sociales y que las pagamos todos, y que nadie tome cartas en el asunto. Con la cosecha de una habitación sacan entre 4.000 y 6.000 euros de ganancias cada tres meses. Muchos de ellos tienen las viviendas en condiciones lamentables, otros ni siquiera viven en ellas, han ganado tanto dinero con la droga que se han comprado casas en otros sitios y aquí tienen solo el negocio, y eso no se debería consentir, porque hay mucha gente que de verdad necesita una vivienda digna». Desde la Concejalía de Educación, Relaciones con Universidades y Patrimonio aseguran que existe «un servicio de mantenimiento, conservación y reparación del parque municipal de viviendas para garantizar su conservación. Además, se han hecho cursos en el Espíritu Santo relacionados con el mantenimiento de las viviendas». Desde Servicios Sociales destinan recursos de todo tipo para la mejora del barrio «y en este momento se está trabajando con 380 personas de allí para romper el círculo de exclusión social. Además nos centramos mucho en la atención a la infancia y la adolescencia».

Pero, de nuevo y ante los resultados, para los vecinos no es suficiente. «Creemos que si de verdad quisieran cortar de raíz el problema de la droga, lo harían. Por ejemplo con inspecciones municipales, ya que las casas son del Ayuntamiento, y echando a todo aquel que cultive marihuana dentro. Y por supuesto con controles policiales a la entrada y a la salida del barrio, para que nadie viniese a pillar droga aquí», opina uno de los vecinos. Todos secundan su opinión, aunque uno de ellos es más atrevido: «Nosotros nos sentimos abandonados... Yo siempre digo lo mismo, si el alcalde Ballesta se viniera a vivir aquí con su familia un mes, ya verías cómo se nos acababa toda la droga, nos limpiaban las calles y se terminaban los enganches ilegales, pero claro... no interesa, porque a toda esta gente que delinque, en algún lado la tienen que meter».

«Parecía que el Proyecto Urban iba a salvarnos, pero ha sido un fracaso»

Gracias a un proyecto aprobado por la Unión Europea en 2012, el Ayuntamiento de Murcia ha contado con más de 9 millones de euros de fondos Feder para favorecer el desarrollo de Espíritu Santo. Se le conoce como Proyecto Urban y, entre sus actuaciones, destacan la construcción de un pabellón de deportes polivalente (que se equipará durante este otoño para proceder a su apertura), la remodelación de aulas para las enseñanzas artísticas, la apertura de un centro de formación para la inclusión social y la remodelación de la plaza de la Constitución. La inversión permitió al Consistorio llevar a cabo seis proyectos de intervención sociocultural, otros tres socioeconómicos y un último de participación ciudadana. «Pero a pesar de todo lo que han hecho, seguimos igual o peor. En los últimos cinco años, el negocio de la droga ha empeorado mucho la situación del barrio. Es cierto que cuando aprobaron el Proyecto Urban pensábamos que iban a salvarnos, mejoraron mucho las calles, se soterraron los contenedores... y creímos que todo eso valdría para algo, pero ha sido un fracaso», denuncian los vecinos. «Aquí el ambiente sigue siendo hostil. Por eso la gente joven decente no quiere quedarse y los que son de fuera tampoco quieren pisar por aquí. Como no tomen otras medidas para erradicar la delincuencia, estamos condenados a ser lo que ya somos, el gueto de Murcia», advierten.

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