Con el camino totalmente despejado. No queda ya impedimento alguno para que el Ayuntamiento de Murcia se haga con la propiedad de la llamada ermita del Salitre e inicie su anunciado proyecto de restauración, cerrando el particular vía crucis de esta pequeña joya ... patrimonial. Fue la semana pasada cuando el Ministerio de Hacienda, a través del Servicio Regional de Patrimonio del Estado, mostró su conformidad con la petición de cesión del inmueble al Consistorio murciano, presentada el pasado 5 de diciembre, siempre que este se avenga a cumplir con cuatro compromisos.
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El primero es que destine el bien «exclusivamente a los fines descritos en la solicitud» municipal, y que se concretan en «la creación de un espacio expositivo y museístico dedicado a mostrar y celebrar el rico patrimonio cultural de Murcia», convirtiéndose, además, «en un lugar de interpretación de los auroros». El segundo compromiso es que «no se transmitirá ni gravará el bien cedido», que se incorporará al patrimonio municipal con la calificación de «bien demanial de servicio público».
Además, se exige al Ayuntamiento que «recoja en los medios de identificación externos del inmueble y en los de difusión de la actividad que en él se desarrolle una mención expresa de que se trata de un bien cedido gratuitamente por la Administración General del Estado» y, finalmente, se impone la obligación de recoger en la inscripción registral una nota que advierta de la «reversión de la cesión en caso de incumplimiento».
El ejecutivo municipal aprobó en la última reunión de la Junta de Gobierno la respuesta positiva a este escrito, aprobando la asunción de todos los condicionantes, por lo que únicamente se encuentra a la espera de que se produzca el traspaso efectivo para acometer un proyecto impulsado por la Concejalía de Fomento y Patrimonio, que dirige la vicealcaldesa, Rebeca Pérez, y que ya cuenta con 300.000 euros consignados en los Presupuestos del Consistorio de 2025. Esa es la cantidad que aparece recogida en la memoria valorada y redactada por la Oficina Técnica de Arquitectura y que está sirviendo de base para la redacción del proyecto. Esta pudo ser rematada tras la visita técnica del pasado 9 de octubre.
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Fue este el primer acceso a la pequeña capilla en décadas, la cual se encuentra tapiada para evitar entradas indeseadas y posibles actos de vandalismo como los que su interior ya ha sufrido en el pasado. De hecho, durante dicha visita se constataron, junto a las patologías estructurales visibles en grietas y fisuras y a los daños generados en pinturas y morteros por las humedades, otros desperfectos causados claramente por la mano del hombre. Así, tres ventanas han sido saqueadas, causando desperfectos en los marcos y el alféizar, tras el arranque de las vidrieras, realizadas posiblemente a mediados del siglo pasado por las empresas que una década antes se habían encargado de las vidrieras de la Casa Consistorial.
También se aprecian pintadas sobre las paredes y se ha constatado el arranque de los lienzos pintados en los laterales del altar, obra del insigne artista murciano Manuel Muñoz Barberán. No obstante, hay que reseñar que se han podido recuperar los bocetos que ideó el autor y que conserva su hijo Manuel Muñoz Clares, lo que abre la puerta a una posible recuperación, en un futuro, siempre que la Dirección General de Bienes Culturales de la Comunidad autorice este falso histórico. Si no, siempre sería posible su reproducción en otros formatos para relatar la historia del edificio y contextualizar las restauraciones abordadas.
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Hay que recordar que la última reconstrucción data de 1952, tras la destrucción sufrida por el inmueble durante la Guerra Civil, que solo dejó en pie los muros. Señala la memoria que, a la hora de acometer esta rehabilitación, se debe tener en cuenta que, pese a tener su origen en la ermita creada por los franciscanos en el siglo XVIII, como estación del vía crucis de San Diego, «a día de hoy, en la memoria visual de los murcianos, la imagen de 1952 es la que tiene en la actualidad, con la portada renacentista y los rasgos neobarrocos».
Junto a los daños en el interior, se han constatado en la zona externa patologías como la descomposición de pinturas y morteros, daños en la cubierta, desprendimientos en molduras y elementos pétreos, así como la deformación de los elementos de remate de la cúpula. Las labores de restauración previstas incluyen actuaciones de consolidación , conservación y reparación de todos estos elementos, así como el desarrollo de una instalación eléctrica y un sistema de iluminación monumental y museística. Además, se acondicionará el entorno, rebajando la acera perimetral, que mantiene oculta la base de los muros exteriores. «Este proyecto apuntala la apuesta por el patrimonio que supondrá la celebración del 1.200 aniversario de la ciudad y se integra en la revitalización de los barrios del oeste de la urbe», concluyó Pérez.
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