No solo ha sido uno de los mayores enfrentamientos registrados hasta la fecha entre la Junta de Hacendados y el Ayuntamiento de Murcia, sino que, además, sentó un importante precedente, ya que marcó una nueva senda en relación al tratamiento urbanístico de las acequias, ... al que intentan adaptarse en estos momentos ambas partes, buscando modos adecuados para intervenir en ellas. Y parece ser que ya se ha dado con la fórmula.
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Han transcurrido dos años y medio desde que las máquinas irrumpieron en un tramo de la acequia de Benetúcer, a la altura de Llano de Brujas, para acometer una obras de «reparación y adecuación» del cauce, según indicaban los regantes, que pasaban por su hormigonado, manteniéndolo, no obstante, a cielo abierto. La movilización iniciada por entidades conservacionistas como Huermur y Huerta Viva terminó con el entonces concejal de Urbanismo, el socialista Andrés Guerrero, irrumpiendo en el área de trabajo y paralizando por decreto los trabajos, al tiempo que rompía los lazos municipales con los huertanos.
Esta decisión se apoyaba en la premisa legal, ratificada en varias sentencias judiciales, de que la Junta de Hacendados necesita licencia urbanística para efectuar obras en los cauces tradicionales, los cuales, además, deben ser preservados según establece el Plan General de Ordenación Urbana, (PGOU) para mantener el paisaje. Llevó la comunidad de regantes esta decisión a los tribunales, entendiendo que la Ley de Aguas les facultaba a actuar sin dicha licencia «por ser un proyecto de urgencia, responder al interés general y afectar a varios municipios, como el de Murcia, Santomera, Beniel u Orihuela». Sin embargo, la Justicia volvió a dar la razón al Consistorio.
Lo más llamativo es que, poco antes de este enfrentamiento, el Pleno del Ayuntamiento había instado a la reparación de este «con criterios respetuosos con el patrimonio cultural para dotar de funcionalidad a la misma y evitar riesgos», ya que «se encuentra uno de los rincones más preciados, paisajísticamente hablando, de la huerta, ideal para una senda verde», tal y como comentaba entonces el actual edil de Planificación Urbanística Huerta y Medio Ambiente, el popular Antonio Navarro Corchón.
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Así, dos años y medio después y tras quedar las relaciones reconducidas con el cambio de gobierno municipal, la situación parece haber vuelto a la casilla de salida, aunque en esta ocasión, con la aceptación por parte de los Hacendados de que el campo de juego es otro. Así y según confirmó a LA VERDAD el secretario general de la Junta de Hacendados, Juan Jesús Sánchez, la comunidad de regantes está ultimando con el Consistorio una solución para acometer las «necesarias reparaciones» en la acequia de Benetúcer, la cual puede servir como modelo para otras actuaciones en los cauces. Hay que recordar que la suspensión en 2022 de los trabajos supuso el abandono de esta acequia en el estado en el que se encontraba y en el que todavía pueden apreciarse, sobresaliendo del agua los restos de forjado oxidados.
«Aquello no está presentable y tenemos que dar una respuesta a nuestros regantes, que nos siguen informando de problemas en el cauce y de pérdidas de agua», subraya Sánchez. Por ello, con las reglas de juego ya claras, ambas partes trabajan en una intervención con materiales tradicionales y que supondrá la retirada del lecho de hormigón y las armaduras, de forma que se restablezca la legalidad urbanística y se respete el paisaje, según confirmó Navarro Corchón. De hecho, subrayó el edil que se están concluyendo los informes técnicos antes de conceder la licencia, para la cual ya se ha producido el pago de un aval.
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Así, la propuesta técnica pasa por la construcción de un muro de mampostería trapezoidal de piedra caliza de más de 200 metros lineales. Destaca Navarro que el proyecto «respeta e integra en la solución final los elementos patrimoniales preexistentes relacionados con el cauce: puente, partidores, compuertas, tablachos de husillo y canales». Además, en lo que respecta a las medidas medioambientales previstas, se prevé la reposición de arbolado autóctono en ambos márgenes de la acequia, con la instalación de 43 ejemplares de almeces y falsos plátanos.
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Señala Sánchez que se trata esta de «una solución cara», pero no pueden esperar más. Defiende, asimismo, que cada cauce tiene sus peculiaridades y que esta opción no tiene por qué ser siempre la óptima. Desde el Consistorio se cree, sin embargo, que esta apuesta por la renaturalización es un modelo a seguir que demuestra que, con estos criterios de actuación, se puede mantener la funcionalidad de la acequia con alternativas que conserven el paisaje y vegetación. Queda por ver ahora si este modelo se convierte finalmente en la norma.
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