El Ayuntamiento de Murcia estudia tres nuevos puntos de recuperación de la muralla árabe

A la vuelta de las vacaciones, como casi todo. Será ese el momento en el que se prevé que pueda quedar inaugurado el nuevo sistema de protección para la llamada Muralla del Sol, o lo que es lo mismo, para el tramo de estructura defensiva medieval que descansa desde comienzos de los años noventa –con algún que otro sobresalto– en las instalaciones del aparcamiento de concesión pública de La Glorieta.

Pernoctaciones de indigentes, denuncias por presuntas conductas delictivas que quedaron en nada y hasta algún que otro incendio –el último hace apenas unas semanas– ha presenciado este destacado elemento del patrimonio murciano, ubicado en una esquina apartada de un entorno que no es, precisamente, el más deseable para realizar una posible visita a lo que, de hecho, constituye un Bien de Interés Cultural (BIC).

«La integración de los restos arqueológicos andalusíes con las instalaciones cuando se construyó el aparcamiento fue magnífica, pero, tres décadas después las necesidades de protección seguramente han cambiado», reconocía este martes la arqueóloga municipal Carmen Martínez durante la presentación del proyecto de puesta en valor de los restos.

Anunció el alcalde de Murcia, José Ballesta, que no será este el único tramo de estructura defensiva que el Consistorio restaure a futuro. Conocidos, y en suelo público, están los segmentos de Verónicas –uno de los únicos que se puede contemplar al aire libre–, los de la calle Sagasta, que esperan la conclusión de las obras de sus accesos para posibilitar su visita, o los del Centro de Interpretación Madina Mursiya, inaugurado el año pasado.

Junto a estos últimos se ubican los de la muralla de Santa Eulalia, integrados en la Lista Roja del Patrimonio de la Asociación Hispania Nostra por su deficiente estado de conservación y a los que no se consigue dar una solución por el conflicto que mantiene la parroquia y el Consistorio en relación al aprovechamiento urbanístico que debería recibir esta en compensación por la cesión del espacio. «Solo queremos construir un salón parroquial encima», ha declarado a LA VERDAD en varias ocasiones el párroco.

Ahora, la vicealcaldesa, Rebeca Pérez, reconoce que, coincidiendo con la celebración del 1.200 aniversario de la ciudad y dentro de «un plan estratégico», «se está trabajando en al menos tres ubicaciones, con diferentes catas», para estudiar la posibilidad de recuperar nuevos restos del subsuelo. No quiso, sin embargo, ella ni Ballesta indicar dónde se ubican los posibles tramos, lo que hace pensar que algunos de ellos podrían encontrarse en suelo privado, lo que acaba precisando de negociaciones con los propietarios de los mismos para articular una cesión del suelo en las condiciones más ventajosas posibles.

En lo que respecta al tramo de la Glorieta, el proyecto ya ha sido licitado y el plazo de presentación de ofertas para las empresas interesadas, con un presupuesto base de 124.433 euros, estará abierto a finales de este mes. Posteriormente, acometerá el proceso de adjudicación que puede llevar varias semanas y se deberá dar un mes para el replanteo de la obra, por lo que se puede esperar que los trabajos consuman todo el verano.

Destacó Carmen Martínez la importancia de este segmento de muralla, que se ubicaba junto a la Puerta del Sol, que es la que daba salida al río por este punto del sur de la ciudad, y que contenía elementos de defensa activa como un bastión o baluarte y saeteras, que son puntos desde los que se podían disparar flechas o lanzar otro tipo de proyectiles. Además, incluye varios lienzos de murallas que levantaban varios metros sobre el suelo de la Murcia del siglo XII y que se ubicaban a nivel del parking. «Fue ya en el siglo XIX cuando la Puerta del Sol fue demolida para abrir la ciudad al floreciente barrio de San Benito que se convertiría más tarde en el Carmen», según recordó el alcalde.

La intervención sobre este tramo de Muralla, de 24 metros de longitud y 1,35 metros de anchura, incluye su protección mediante un cerramiento o mampara de vidrio a dos niveles, que son los que ocupa dentro del aparcamiento. No obstante, y pese a ser posible su contemplación desde el exterior –algo que no era fácil hasta ahora por el vallado existente–, se habilitará una puerta de acceso para posibles visitas a lo largo de todo el bastión, tras la retirada de barandillas y bordillos.

Este compartimento contará con una «ventilación forzada» con aire del exterior, que permitirá generar un nivel de presión distinto, capaz de impedir la entrada del dióxido de carbono generado por los coches –que causa un efecto de carbonatación de los restos–, a la vez que evitará condensaciones y problemas de humedades, según explicó el arquitecto responsable del proyecto, José Carlos Robles. Destacó este, además, que «el cerramiento tiene una cierta entidad, con una tipología de muro-cortina, para resistir, entre otras, las vibraciones de los vehículos. «Esta actuación cumple con los objetivos de evitar el vandalismo y la intrusión, a la vez que permitirá aislar la muralla del ambiente agresivo propio de un parking», concluyeron fuentes municipales.

Por su parte, la Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta (Huermur), celebra que el Ayuntamiento haya acabado adoptando una solución que la entidad conservacionista lleva «exigiendo desde 2018». «La instalación de una mampara, lejos de ser un idea innovadora, como ahora nos presentan, era una medida lógica para evitar el progresivo deterioro del monumento, la cual ha sido desoída durante durante años por el Consistorio, lo que ha derivado en una pérdida de tiempo innecesaria», concluye.

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