El Ayuntamiento de Murcia decide dividir en varias fases la segunda parte de la restauración de la Cárcel Vieja

La segunda parte de la restauración integral de la cárcel abarca unos 3.700 metros cuadrados y para financiar parte del coste se optó a la convocatoria de fondos europeos con un proyecto de 7,5 millones de euros. El Ayuntamiento logró 3 millones de los fondos 'Next Generation'.

Sin embargo, la Oficina Técnica de la Concejalía de Infraestructuras y la urbanizadora municipal Urbamusa lo rediseñaron, elevando a 12 millones de euros el presupuesto final de las obras, y la aportación final municipal sería de 9 millones. Hoy por hoy, es una cantidad que las arcas municipales no pueden asumir.

Y aunque en principio estaba previsto sacarlo a licitación a finales del año pasado, se ha quedado sobre la mesa. Nadie habla, sin embargo, en el ejecutivo municipal de la necesidad de pedir una prórroga a Europa para su ejecución, como sí lo han hecho para el proyecto del mercado de Verónicas.

«La segunda fase de la Cárcel Vieja es un espacio inmenso y para su rehabilitación necesitamos fondos. Además, debido a la guerra en Ucrania, los costes de todos los materiales se han disparado, por lo que hay que reorganizar el proyecto e incluso dividirlo en otras dos o tres fases para seguir avanzando, y con financiación plurianual», explica el regidor murciano José Antonio Serrano –en funciones desde hoy lunes–. Añade que «no es la primera vez que un contratista de algunos de los proyectos municipales en marcha y que había pujado al principio ha terminado por irse porque no podía asumir el presupuesto de la obra a la que optaba» teniendo en cuenta la nueva lista de precios.

La idea central del nuevo proyecto ha sido «restaurar y recuperar, no destruir», el edificio carcelario propiamente dicho, que ocupa seis veces el espacio de la primera fase ya rehabilitada y abierta al público desde junio del año pasado y que correspondía al edificio administrativo del recinto carcelario.

Los técnicos municipales elevaron el objetivo de esta restauración, de ahí el incremento del coste, e incluyeron con el panóptico (garita central de vigilancia), que iba fuera en el proyecto base, por considerarlo como uno de los elementos más emblemáticos del edificio a recuperar. También se ha buscado «preservar la memoria histórica en su máxima expresión, manteniendo, aunque restauradas, las celdas del ala este de la planta baja. Así los visitantes podrán comprobar cómo vivían los presos. Las del ala oeste se transformarán en aulas-taller.

El recinto también acogerá una sala de estudio, al fondo de la planta baja, junto a la escalera de caracol, que permanecerá abierta las veinticuatro horas. Pero lo que ha provocado el incremento del presupuesto ha sido la apuesta por la instalación de equipos informáticos y tecnológicos de última generación.