Durante siete siglos, los árabes hicieron suyas la práctica totalidad de las tierras españolas, incluidos los enclaves del Sureste, como los que hoy componen la Región de Murcia. Una de las muchas herencias que aún se conservan en partes de la Comunidad y en el municipio de Murcia es su sistema de riego, con sus acequias y azarbes, que recuerda al funcionamiento del sistema sanguíneo humano. Ya van quedando pocas parcelas en las que se echa mano del tablacho en un riego a manta que está siendo desplazado por el más moderno por goteo o localizado.
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Uno de estos lugares es el palmeral de Santiago y Zaraíche, en el que durante dos días a la semana es posible seguir escuchando «el sonido del agua corriendo por las distintas acequias que conforman sus más de 9.000 metros cuadrados y 600 ejemplares, tras la apertura y cierre de los tablachos», comentó el concejal de Desarrollo Urbano y Modernización de la Administración, José Guillén, responsable del servicio de Parques y Jardines.
Dos operarios se encargan semanalmente de un riego tradicional «que está perfectamente medido y controlado», apuntó.
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