Cien días han transcurrido entre la toma de posesión de Fernando López Miras y la toma de datos del Barómetro de Invierno del Cemop, y la encuesta ahora difundida apenas arroja cambios respecto a los resultados de las últimas elecciones autonómicas celebradas hace ya ... más de seis meses. A pesar de haber vivido desde mayo uno de los momentos de la política reciente en España más apasionados, el comportamiento electoral de los ciudadanos de la Región de Murcia apenas se ha modificado. Si hoy hubiese elecciones, el PP de Fernando López Miras volvería a ganar los comicios con un resultado prácticamente idéntico, 41,8% y 21 escaños, compitiendo a mucha distancia el Partido Socialista, que obtendría el 24,8% de los votos y 12 escaños, apenas uno menos que en las elecciones de mayo, sin vislumbrarse ningún castigo extraordinario (apenas un 0,6% de voto) tras los anuncios del presidente del Gobierno sobre sus acuerdos con los partidos independentistas catalanes. Vox se consolida como tercera fuerza política, e incrementa tanto su cuota electoral como representativa, pasando del 17,7% al 20,4% en su intención de voto y de 9 a 10 puestos en la proyección de escaños de la Asamblea Legislativa. Por último, Podemos se mantiene en torno al 5% obtenido en mayo de 2023 y con los mismos dos escaños.

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Esta sensación de que nada pasa entre los electores, a pesar de que muchas cosas pasan en la vida política, según nos cuentan los medios y las redes sociales, no sólo es el resultado de un análisis agregado de las tendencias del electorado, sino que en una mirada 'micro' tampoco se observa ningún cambio relevante entre los votantes de cada partido respecto a las anteriores elecciones. Las escasas modificaciones en los porcentajes que se estiman para cada fuerza política ni tan siquiera obedecen a procesos de transferencia o captación entre los partidos sistémicos, sino que son fruto de ligeros procesos de movilización y/o desmovilización entre los electorados, que son propios de épocas no electorales.

Agotado por tanto el análisis de los datos, conviene interpretar estos como el resultado de las políticas desarrolladas por cada formación en estos últimos seis meses. Empezando por el Partido Popular y su líder regional, Fernando López Miras, su estrategia de victimización y confrontación con el Gobierno central no se ha traducido en un refuerzo de sus apoyos electorales en la Región. Aunque durante estos meses ha adquirido una proyección nacional que no ha tenido ningún líder regional de los populares en estos casi 30 años de gobierno, su papel se ha reducido al seguimiento de las consignas de Génova en el enfrentamiento con Sánchez, sin ninguna traducción para la política regional. En su adversario más inmediato, el PSOE de Pepe Vélez, los acuerdos de Pedro Sánchez con los independistas catalanes no han tenido apenas impacto en sus apoyos electorales. El PSOE regional sale indemne de los avatares de la política nacional, y al igual que el PP de López Miras, lo que sucede en Madrid poco parece impactar en los electores regionales de ambos partidos. El que obtiene un mayor beneficio en su rendimiento electoral, no sabemos si por el grave proceso de polarización política a nivel nacional o, más que probablemente, por el acuerdo de gobierno regional, es Vox. La formación de derecha radical populista incrementa en 2,7 puntos su estimación de voto respecto a los resultados de mayo de 2023, y se proyecta con un escaño más que en esa fecha. Se ratifica lo que ya avanzábamos entre mayo y septiembre de 2023, aunque con escaso predicamento, que si a un partido iba a beneficiar el pacto de gobierno no iba a ser al PP, sino a Vox. Por último, Podemos demuestra que, en la Región, y al menos de momento, puede subsistir al margen de Sumar, y ratifica seis meses después los mismos resultados que en mayo de 2023.

Los datos del Cempo, como los de las elecciones, son tozudos. Desde la fallida moción de censura de Martínez Vidal con el apoyo del PSOE, nada ha cambiado en las preferencias electorales de los ciudadanos y ciudadanas de la Región de Murcia. Mientras los procesos sean externos a la Región, como la confrontación Sánchez-Feijóo en Madrid, o no existan cambios importantes en los liderazgos regionales, no se prevén modificaciones de relevancia en las preferencias de los electores. No es posible que el PP active más voto mientras la valoración de sus votantes sobre la gestión del Gobierno regional sea tan pesimista (menos del 50% de los electores del PP valoran positivamente la acción de su Gobierno y menos de un tercio entre el conjunto de la ciudadanía); tampoco es factible que el PSOE se convierta en una oposición desafiante sin un cambio de liderazgo (sólo un 25% de los electores socialistas califican la labor de oposición de su partido como buena o muy buena; dos de cada tres murcianos y murcianas no conocen al líder del PSOE regional, y sólo un 10% de entre los socialistas dicen sentir simpatía o adhesión hacia él). Mientras tanto, Vox consolida su poder en la Región y entre sus electores (dos de cada tres de sus votantes califican como bueno o muy bueno su acuerdo de gobierno, si bien tan sólo uno de cada tres valora positivamente la gestión que hace ese Gobierno, y es el partido con mayor preferencia de voto entre los menores de 30 años), y Podemos ratifica que puede vivir al margen de Sumar (de hecho sus votantes expresan más sentimientos de adhesión hacia María Marín que hacia Yolanda Díaz).

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En unos meses confirmaremos si la sensación de 'déjà vu' se mantiene también en 2024.

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