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«¡Bendito sea si no hay radiactividad! Pero los vecinos de Torreciega y los empleados del polígono Cabezo Beaza seguimos respirando elementos contaminantes, como plomo y cadmio, cuyas partículas llegan hasta nuestras viviendas y centros de trabajo por la dispersión eólica. Llevamos quince años con ... esta lucha y parece no importarle a las administraciones», denunció ayer a LA VERDAD el presidente de la asociación vecinal, Teodosio Romero. La ausencia de radiactividad es la principal conclusión del informe encargado por Cartagena Parque, dueña de los terrenos de la antigua Zinsa, a la consultora especializada Proinsa. Para los vecinos, eso no exime a las administraciones competentes la obligación de sellar las balsas como medida cautelar ante el riesgo para la salud humana, el perecimiento de las aves y el medio ambiente, debido a «un alto contenido en cadmio» y otros metales pesados, como plomo, zinc y arsénico.
El informe entregado por la empresa el pasado 15 de enero al Juzgado de Instrucción número 5 de Cartagena y a la Dirección General de Medio Ambiente descarta la presencia de radiactividad en los terrenos de la antigua fábrica de zinc. El estudio de caracterización radiológica, encargado en agosto de 2022 y concluido recientemente, concluye que «no hay alteraciones significativas entre las medidas de fondo ambiental y las de los diferentes puntos analizados». Ahora, serán el juzgado y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) los encargados de analizar dicho documento y valorar las medidas necesarias para iniciar el proceso de descontaminación de los terrenos, así como la conveniencia de sellar los vertederos de Zinsa como medida cautelar mientras se resuelve este embrollo judicial y administrativo que dura ya dos décadas.
«La Dirección General de Medio Ambiente y Cartagena Parque están dilatando el proceso lo máximo posible, y pasándose la pelota los unos a los otros, sin asumir responsabilidades. No han hecho más que poner trabas, en vez de acelerar los procesos y dar soluciones», añadió Romero. Un informe del Seprona de hace tres años concluyó que los metales pesados de la antigua fábrica de Zinsa suponen «un riesgo inadmisible para la salud humana» y causan «daño de forma continuada» al medio ambiente y contaminan las aguas. El Seprona también expuso al juzgado que durante años Medio Ambiente no ordenó a Zinsa tomar medidas ni atajó los problemas «adoptando las subsidiarias».
Un estudio del científico José Matías Peñas Castejón sobre el polvo proveniente del vertedero secunda la reivindicación vecinal del «sellado urgente» de las balsas para evitar la transferencia de los contaminantes a la salud. El informe fue entregado días atrás al juzgado por el abogado de los vecinos (que ejercen la acusación contra Cartagena Parque), José Manuel Muñoz Ortín.
Las más de 200 muestras de polvo fueron tomadas en julio de 2019 y en los meses de junio, julio y septiembre de 2021 en el exterior de las viviendas, columpios y pistas deportivas; en el interior de los inmuebles, en la parte alta de los muebles y los filtros de aire acondicionado; en el asfalto del núcleo urbano; en los suelos urbanos de zonas ajardinadas y de recreo. También fueron tomadas muestras «de residuos peligrosos en sentido estricto».
Los resultados de los análisis muestran «concentraciones extremadamente altas e inadmisibles de cadmio», que tienen su origen en los residuos peligrosos de Zinsa, una vez que estos son erosionados y dispersados por la erosión eólica e hídrica.
Sobre la presencia de radiactividad, el estudio de Peñas Castejón cuestiona su existencia. En las muestras tomadas en el núcleo urbano de Torreciega y en las instalaciones industriales «no se han encontrado isótopos de uranio o torio, que pudieran originar dosis de radiactividad».
El científico hace hincapié en la «alta prevalencia» de casos de cáncer en Torreciega, donde apenas hay 600 habitantes. Por ello, comparte con los afectados la petición a Salud de realizar un estudio para determinar si hay relación entre la presencia de metales pesados y esa enfermedad.
El cadmio es un elemento químico clasificado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) como carcinogénico en seres humanos a exposiciones crónicas. En opinión del científico José Matías Peñas Castejón, esta situación «compromete la salud de los vecinos de Torreciega, por estar expuestos de forma ininterrumpida por las vías de ingesta, inhalación y contacto dérmico los 365 días del año». Las muestras analizadas revelan valores de concentración de cadmio de 970 mg/kg en la fracción de polvo respirable inferior a 10 micras depositada en el interior y exterior de las viviendas. Las que están situadas junto a las instalaciones industriales reciben el impacto directo de este contaminante.
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