Los vecinos del polígono residencial Santa Ana han retomado su particular cruzada contra la línea de alta tensión que atraviesa gran parte del pueblo y divide el colegio Miralmonte en dos. Esta vez con más fuerza si cabe, ya que están dispuestos a «dar guerra» hasta que Iberdrola, dueña de la instalación eléctrica, les escuche. Su petición pasa por desviar los cables, porque «genera contaminación electromagnética, que, presuntamente, perjudica la salud», explicó el presidente de la Entidad de Conservación, Cayetano García. Anoche tuvieron una reunión en el salón de actos de la entidad y acordaron pedir al Ayuntamiento que obligue a la compañía a satisfacer sus demandas. No descartan salir a la calle a manifestarse.
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El trazado de la línea está situado en los alrededores de un centenar de viviendas y una veintena de comercios. Esta situación, según denunció Ecologistas en Acción, quien se ha sumado a esta lucha vecinal, «supone la exposición ciudadana a campos electromagnéticos y un riesgo ante un posible accidente».
Iberdrola explicó que es una línea que fue instalada antes de ser construido el residencial, que cumple todos los requisitos conforme a la ley actual y que en ningún momento, los vecinos le han solicitado soterrarla.
Esta petición es una demanda histórica. Ya, en mayo de 2011, los padres de colegio Miralmonte denunciaron el «peligro» para sus hijos, ya que las torres están a diez metros del suelo, y algunas clases distan apenas unos 15 metros de los cables. En aquel momento denunciaron que llevaban años pidiendo a Iberdrola una solución. Entonces, la empresa dijo que «todo estaba dentro de la legalidad y no había ningún peligro».
«La calle de la línea, la Avenida Venecia, es la principal vía del barrio, y para cruzarla hay que pasar por debajo de las catenarias. Cuatro torres la sustentan sin ningún tipo de limitación a su acceso», denunció la portavoz de Podemos-IU- Equo, Pilar Marcos, Pilar Marcos. Esta formación ha sido, según los vecinos, la primera que les han mostrado su apoyo.
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Para que se vea más su reivindicación, los vecinos han colocado a la entrada del residencial una pancarta con dos mensajes, «Di no» y «Alta tensión, peligro de muerte». La ha instalado la Entidad de Conservación, que ya ha remitido 17 escrito a diferentes organismos públicos y privados.
Los vecinos del polígono residencial Sana Anta van a solicitar al Ayuntamiento que aplique el principio de precaución. Dicen que éste respalda tomar medidas protectoras ante sospechas fundadas de que ciertos productos o tecnologías crean un riesgo grave para la salud pública o el medio ambiente, aunque no haya una prueba científica definitiva.
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