Refrescarse en la piscina con los amigos, aprender jugando sobre literatura y pintura, dos comidas saludables al día, así como excursiones a la playa y museos son algunas de las posibilidades que ofrece la escuela de verano de la asociación sociocultural Custodire a 37 menores vulnerables, en su mayoría de la barriada Villalba.
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Los menores de 5 a 12 años están acompañados por voluntarios que en su día fueron usuarios de alguno de los programas de Custodire desarrollados en sus dieciséis años de trayectoria en la Casa de Formación y Espiritualidad San José del Coto Dorda, cedida por el Obispado.
Los voluntarios no solo atienden las necesidades de sus sucesores, sino que se convierten en su esperanza de que hay un futuro mejor para ellos con esfuerzo y dedicación, lejos de la suerte familiar que les precede y del entorno con el que suelen interactuar.
En horario de mañana disfrutan en julio de unas vacaciones en el barrio. Los usuarios entran a las 9.30 horas y salen a las 14.30 horas, tras haber realizado tareas educativas sobre pintores y escritores y bañarse en la piscina del centro. Una vez a la semana disfrutan de una salida para conocer el patrimonio y la historia de Cartagena y van a la playa. Para la mayoría es su primera visita a lugares que de otra forma no podrían descubrir.
No obstante, el presupuesto de Custodire no se puede estirar hasta agosto, por lo que en el último mes de vacaciones escolares los 37 menores tendrán que volver a su realidad.
Dos tardes a la semana toman el relevo adolescentes de 12 a 17 años para hacer labores sociales, como visitar a los ancianos de la residencia Hermanitas de los Pobres y recoger basura del monte. «Durante esas horas se quitan de la calle y de lo que conlleva no tener nada qué hacer y sentir el desánimo a tu alrededor», valora Carmen Gloria Miranda, artífice de Custodire junto a Ana Cruces.
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En la Casa de Formación y Espiritualidad San José trabajan durante todo el año una docena de voluntarios, un terapeuta, un integrador, un educador social y una maestra para desarrollar varios programas formativos. Destacan el recurso de integración educativa (RIE) para distintas edades y cursos lectivos, así como el refuerzo escolar 'Salta conmigo', destinado a menores de 5 a 14 años para que adquieran también hábitos de higiene, convivencia y trabajo saludables.
Custodire suele hacer el Camino de Santiago en agosto con un grupo de usuarios mayores «desubicados» para que «encuentren la motivación de retomar su propio camino y tomen conciencia de que merecen soñar en grande y mirar al futuro con ilusión». Pero este año la asociación sociocultural no puede asumir el gasto.
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Sí que tendrán clases de refuerzo por las tardes y como recompensa, un chapuzón en la piscina, porque como las buenas familias, con más o menos recursos disponibles, Custodire no deja a nadie en la estacada.
Pese a las dificultades, esta escuela de segunda oportunidad tiene un alto porcentaje de éxito, como demuestran los numerosos exusuarios que han retomado los estudios para convertirse en profesionales de distintas áreas.
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La asociación sale adelante con ayuda del Obispado, las aportaciones de la Fundación Restoy Zamora, el Ayuntamiento de Cartagena, otras entidades y los voluntarios, pero requiere de mayor apoyo de las administraciones para que los jóvenes de Villalba puedan seguir escapando de su compleja rutina.
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