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Ante los terrenos. José González, Teodosio Romero, Salvador Conesa y Julia Conesa miran las balsas de residuos desde Cabezo Beaza, días atrás. J. M. RODRÍGUEZ / AGM
Torreciega, un barrio cartagenero entre plomo y cáncer contra las balsas tóxicas

Torreciega, un barrio cartagenero entre plomo y cáncer contra las balsas tóxicas

Los vecinos viven con temor y enfado el retraso en eliminar los residuos peligrosos de Zinsa y exigen un estudio sobre los problemas de salud

Domingo, 29 de mayo 2022, 07:54

He perdido a una hija y a mi mujer y yo voy a pique. Mi hija falleció de cáncer de mama y mi mujer, de ovarios. Y yo los tengo de vejiga y de colon. No sé si estas enfermedades tienen que ver con las balsas de ácido sulfúrico que tenemos al lado de nuestras casas, pero deberían investigarlo y, sobre todo, ponerle remedio. Que las vacíen de una vez y que descontaminen los terrenos, para que no tengamos una desgracia si los pantanos se rompen o se desbordan, y para que ninguna familia sufra lo que sufrimos en la mía», pide con la voz en un hilo Salvador Conesa Hernández, de 81 años, vecino de Torreciega y extrabajador de la fábrica de Española del Zinc (Zinc). Su historia resume la mezcla de enfado e inquietud con que los residentes de este barrio de Cartagena, de unos 650 habitantes, viven el retraso de 14 años en el sellado y la restauración ambiental de la finca que acogió la factoría.

Salvador trabajó en ella como desplacador («sacábamos el zinc a base de martillo y cincel», recuerda) y tiene una cosa clara: «Si en mi época hubiera sabido el peligro que tenían estos residuos y el dejarlos al aire libre sin ninguna medida, me habría ido a trabajar a otro sitio y habría presionado para que no lo dejaran todo de cualquiera manera», cuenta a LA VERDAD en una conversación en el local social del barrio facilitada por la Asociación de Vecinos.

Al frente de este colectivo, que ha denunciado en un juzgado los riesgos para el medio ambiente y la salud pública y ha exigido el vaciado urgente de los depósitos, está Teodosio Romero. También jubilado de Zinsa, a sus 72 años lucha por que la Consejería de Medio Ambiente y la empresa Cartagena Parque, ahora dueña mayoritaria de los suelos, actúen por fin para eliminar la dispersión de partículas con metales pesados por la lluvia y el viento. Les asesora el edafólogo José Matías Peñas, investigador científico de la Fundación Séneca en la Universidad de Limoges (Francia).

Romero sufre un en su propio cuerpo. A principios de año, un análisis específico de metales qué él mismo pidió reveló una concentración de 4,7 miligramos de plomo por decilitro de sangre. Un segundo control, solicitado en La Arrixaca por la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica, elevó el nivel a 6,7. Tras haber pagado por el primer informe 60 euros a una clínica privada, ya que su facultativo del Servicio Murciano de Salud le indicó que este no cubría esa prueba (sí lo hace en los pueblos de la Sierra Minera), el presidente vecinal se topó con el disgusto de los resultados del laboratorio. Pero le busca el lado bueno, si lo tiene: «Ahora sé lo que tengo y puedo exigir, con más razón si cabe, medidas a las empresas, a los políticos y la Justicia».

Por consejo de Juan Antonio Ortega, jefe del citado servicio hospitalario de Murcia, Romero, hombre muy querido en la barriada, está bajo seguimiento y ha aumentado la ingesta de fruta. «También tomo vitaminas», explica. «Yo intento vivirlo con normalidad y no darle muchas vueltas. Pero sé que no es normal, porque no hay valor seguro de plomo en el organismo y porque vivimos junto a suelos declarados contaminados por la Comunidad Autónoma. Además, en el barrio la incidencia del cáncer es muy alta», advierte.

Un grupo de vecinos, hablando sobre los suelos en el local social del barrio.

Análisis de metales

Según denunció la asociación en el Juzgado de Instrucción 5, que ha vuelto a urgir a la Comunidad a vaciar las balsas ante la inacción de los titulares, la Consejería de Salud registró en 2015 una tasa de patologías cancerígenas del 2,38%. La media en la Región de Murcia fue del 0,44%.

Los vecinos piden que Salud haga análisis de metales gratuitos a todas las personas que lo pidan. Recuerdan que este barrio y otros lindan con El Hondón, cuyos suelos siguen contaminados por desechos de la fábrica de abonos y fertilizantes Potasas y Derivados. Ercros, que cerró la planta en 2001, ha presentado un plan de descontaminación.

Mientras aguardan con recelo los análisis del polvo de las casas solicitados por el juez, tras las denuncias del Seprona sobre el arrastre de cadmio y otros agentes químicos en altísimas concentraciones, los vecinos unen fuerzas para mantener su batalla por un entorno limpio y por su salud. «Son nuestros derechos y nos están privando de ellos. Torreciega es un barrio tóxico y abandonado. Todos estamos en riesgo a diario, desde los ancianos a los niños», resume indignada Julia Conesa, de 57 años.

Los vecinos piden a jueces y fiscales «que investiguen» a fondo, que tengan «sensibilidad» y que vayan allí y vean «con sus propios ojos» que las balsas están al límite y que «tienen que hacer algo ya», dice Remedios Ponce, de 82 años. Uno tras otro, José González Palencia, Úrsula Martín, Ángeles Baños, Isabel Martínez... desgranan sus testimonios sobre «un barrio donde no hay calle sin uno o más casos de cáncer». Narran sus padecimientos y los de parientes enfermos y fallecidos. E intentan no quebrarse. Miran a Teodosio, «Teo», y, tras alabar «lo que lucha este hombre», se conjuran «para seguir luchando por Torreciega».

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