Un agente del Seprona, ante unos lixiviados junto al vertedero Los Blancos. Sumario

El Seprona denuncia un nuevo foco de contaminación del Mar Menor con los residuos de la Balsa Jenny

Alerta al juez de la presencia de 15.890 toneladas de desechos mineros en unos caminos entre Llano del Beal y el vertedero Los Blancos

Miércoles, 13 de septiembre 2023, 17:15

En un demoledor informe, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha denunciado que los residuos mineros de la antigua Balsa Jenny, en Llano del Beal, siguen contaminando distintos espacios de la sierra de Cartagena y La Unión y ... de la cuenca vertiente del Mar Menor. Eso incluye la laguna salada, las ramblas del Beal y de Ponce, el acuífero cuaternario y distintos suelos, algunos de ellos agrícolas. Estos parajes están sufriendo un «daño grave» y están expuestos a un riesgo de «impacto ambiental muy grave», avisa la Benemérita. Y constata la existencia de un tercer foco de contaminación: unos caminos que unen el solar donde estuvieron los desechos hasta el año 2005 y el vertedero Los Blancos, a donde fueron trasladados. Y ello, en medio de informes donde la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma da por concluidos los trabajos de sellado y restauración en los dos focos denunciados hasta hora.

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En un escrito dirigido al Juzgado de Instrucción 4 de Cartagena, al que ha accedido LA VERDAD, el equipo del Seprona de Cartagena advierte de que, a pesar de las medidas cautelares ordenadas por este órgano en 2022 para atajar el peligro para la naturaleza y la salud pública, persisten las deficiencias en el sellado del antiguo solar de la Balsa Jenny y del vertedero. La parcela donde estaban almacenados los residuos es propiedad de la Comunidad Autónoma y el vertedero de residuos peligrosos es gestionado por la empresa Portmán Golf, si bien el Seprona ha descubierto que no consta a nombre de esta compañía en el Registro de la Propiedad. Este hecho podría tener repercusiones para la Comunidad Autónoma, ya que según el Instituto Armado debió haber confirmado de quién era la propiedad antes de autorizar el vertido de los residuos en la corta Los Blancos.

El Seprona acredita lo que viene años denunciando la asociación Ecologistas en Acción, que ejerce la acusación particular: la contaminación de los caminos utilizados en su día por la empresa estatal Tragsa y por la mercantil privada Gestalia Transportes y Maquinaria SA, vinculada a Portmán Golf, para trasladar los restos mineros hasta Los Blancos. En concreto, sobre estas sendas, a lo largo de 1,1 kilómetros, hay «derramadas 15.980 toneladas» de restos, el «equivalente a 799 camiones de transporte tipo centauro», señala la Guardia Civil. Y explica que las bañeras de estos vehículos no fueron cubiertas «con una lona de protección, tal y como se establecía en la declaración de impacto ambiental». El resultado es una capa de entre 15 y 30 centímetros de residuos esparcidos por el suelo.

Una medida inesperada

Este informe, comunicado a las partes personadas en la causa contra Portmán Golf y Tragsa por un presunto delito contra el medio ambiente, trasciende solo días después de que el juzgado adoptara una medida inesperada. Se trata de que el titular del juzgado, Raúl Sánchez Conesa, decidió aplicar la Ley de Personalidad Jurídica del Mar Menor y ofrecer acciones penales al Comité de Representantes del Mar Menor, que aún no está constituido, y a otros posibles perjudicados por la situación de la Balsa Jenny. Entre ellos están Greenpeace, SOS Mar Menor, los ayuntamientos de la cuenca, la Comunidad Autónoma y el Ministerio para la Transición Ecológica.

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En respuesta a una doble solicitud del juzgado, que se interesó por el estado del antiguo solar de Jenny y de Los Blancos, el Seprona detalla que, ante la falta de una impermeabilización «eficaz», las lluvias siguen generando «lixiviados extremadamente contaminantes». Además, el viento origina la dispersión de partículas tóxicas. En ambos casos, explica, supone la liberación al entorno de materiales con altísimas concentraciones de metales pesados (como cobre, níquel, zinc, plomo, arsénico, cadmio y manganeso).

«Se podría estar causando actualmente un daño ambiental muy grave, concretado en la contribución global del vertido de sustancias extremadamente contaminantes y tóxicas a las masas de agua superficiales, subterráneas y marinas, al igual que por todos los suelos por los que discurren», resume el Seprona. Y añade, citando que se basa entre otras cosas en ortofotos de distintos años: «Se está provocado una suma de lixiviados químicos cuya reacción inevitable podría estar causando un grave impacto ambiental cuando esas sustancias resultantes alcancen las masas de agua superficiales, subterráneas y marinas, al igual que a todos los suelos por los que discurren». Y precisa que eso abarca «tanto en el periodo en el que los residuos quedaron abandonados (entre los años 2004 y 2016), como en el periodo comprendido entre el sellado [defectuoso] y la actualidad».

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Mayor riesgo en Los Blancos

Sobre las concentraciones de metales, los agentes explican que en el caso de Los Blancos la situación de riesgo se ha agravado, al haberse cubierto los residuos con una supuesta capa de tierra vegetal que en realidad procede de una escombrera minera. Esa capa, alerta la Guardia Civil, tiene niveles de contaminación superiores incluso a los de los restos de la Balsa Jenny. En concreto, y basándose en un informe de la consultora Ramboll aportado por Portmán Golf, señala que hay 140 miligramos por kilo de arsénico, 41 de cadmio, 240 de cobre, 3.400 de manganeso, 30 de níquel, 7.000 de plomo y 9.800 de zinc. Eso supone que en el caso del cobre, el níquel y el zinc se supera en 1.6, 1.6, y 1.1 veces los valores de los propios residuos almacenados en el vertedero. Los valores son también superiores a los que determinó en su momento la Unidad Técnica de la Fiscalía de Sala de Medio Ambiente.

En una inspección, los agentes constataron en Los Blancos problemas con la capa de impermeabilización, donde echaron en falta filitas y una lámina de polietileno de alta densidad, en una escollera. Desde ella, aseguran, sigue «aflorando a modo de manantial» el agua contaminada hacia la rambla de Ponce, la laguna freática de Los Blancos y los suelos por los que discurren». También hay deficiencias en el sistema de canales de evacuación de aguas pluviales y en una balsa.

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En cuanto a los caminos, estos «presentan numerosas cárcavas superficiales». Las escorrentías «están erosionando y transportando los residuos peligrosos a través de las citadas ramblas, hasta alcanzar el Mar Menor de manera ininterrumpida desde el cese de las obras de eliminación de la balsa Jenny». Antes, los residuos contaminan terrenos que pertenecen al Ayuntamiento de Cartagena, a Adif (a través de Ferrocarril de Vía Estrecha) y a la Confederación Hidrográfica del Segura.

Una rotura de casi mil metros cuadrados

En cuanto a una finca anexa al antiguo solar de la Balsa Jenny, situada muy cerca de las viviendas del pueblo de Llano del Beal, el Seprona descubrió que «se ha realizado una roturación superficial de la cubierta vegetal de entre 800 y 900 metros cuadrados de superficie» por parte de Portmán Golf. La Guardia Civil teme que se haya querido «hacer desaparecer las evidencias de afloramiento de lixiviados, que, por otra parte, no se han conseguido porque continúan brotando».

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Por útlimo, señala que «por parte de mercantil Portman Golf, tampoco se han adoptado medidas para evitar, que las aguas en escorrentía superficial que salen bajo el cercado perimetral del solar de Jenny, que además se unen a las urgencias de los lixiviados de la misma parcela y a la conocida como 'leche de Luna', continúen su curso natural descendente». Los residuos, concluye, llegan «hasta los caminos propiedad de Feve, alcanzando posteriormente las ramblas de El Beal y de Ponce».

Portmán Golf ha negado reiteradamente las acusaciones, ha asegurado que ha seguido siempre las instrucciones de la Comunidad y ha solicitado al juez el archivo de la causa.

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