Ricardo Martínez, el biólogo López Castellanos, Antonio Morte y José Pedro Murcia, en Microalgas del Mediterráneo. PABLO SÁNCHEZ / AGM
Las cosas por su nombre

Microalgas y espirulina

Tomás Martínez Pagán

Domingo, 17 de septiembre 2023, 09:18

Cada día disfruto más en nuestra ciudad. El pasado fin de semana, Alvarito me invitó al recientemente inaugurado Mesón Los Carruajes de El Algar, donde ... desayunamos al estilo mesonero. Después fuimos a visitar el Centro de Interpretación de la Mina Las Matildes, donde nos acercaron de una forma didáctica y amena, a las huellas de más de 2000 años de historia que la minería ha dejado en el paisaje. Allí se puede descubrir la singularidad y el interés de las minas que fueron dedicadas al desagüe de la Cuenca Minera.

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Está situada en el conjunto minero de El Beal, cercana a la Mina San Quintín o Mina Blanca. Ambas tienen características similares desde comienzos del siglo XX, aunque su inicio minero es de 1864, con la extracción de plomo. En los inicios del siglo XXI fue restaurada y reconvertida en un moderno Centro de Interpretación. Tiene un servicio integrado de ecoturismo y turismo cultural, con una amplia oferta de itinerarios guiados en el conjunto de la Sierra, que les recomiendo que la visiten y conozcan con toda su familia. Como está situada frente a El Algar, también podrán disfrutar en la visita del Teatro Apolo y su museo, de la Casa Rubio, del Molino de Viento de Los Luengos, del Museo de Carruajes Zamar y podrán deleitarse de una buena comida en los diversos restaurantes del pueblo. Entre ellos está Los Churrascos que celebra su 46 aniversario, con un extraordinario menú; la Venta San José; y el Mesón La Barra, entre otros.

En Las Matildes me encontré con el biólogo Joaquín López Castellanos, que iba de camino hacia el paraje de Las Matildes. Allí se encuentra un nuevo emprendimiento empresarial: la compañía Microalgas del Mediterráneo, un proyecto que nació hace un par de años, por conocidos empresarios cartageneros y un joven ingeniero Ricardo Martínez, formado en la Escuela de Agrónomos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).

El Algar acoge una planta con biorreactores e invernaderos para la producción de hasta cinco toneladas al año

Pigmento azul natural

Este negocio es una realidad desde hace poco menos de un año y su fin es producir microalgas, en concreto, espirulina ('Arthrospira, sp.'), cianobacteria (alga verde-azulada) capaz de realizar la fotosíntesis y caracterizadas por su contenido en un pigmento azul natural único en la naturaleza. La planta, que está ubicada en tan singular paraje, dispone de biorreactores e invernaderos, para una producción primaria, de hasta cinco toneladas al año de espirulina seca. Esta está considerada un súper alimento por sus extraordinarias propiedades nutritivas (los aztecas ya consumían galletas de espirulina, conocidas como tecuitlatl).

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La producción de Microalgas del Mediterráneo es artesanal 100% producto de nuestra Región. Por su alta calidad, no solo está enfocada al mercado alimentario y nutricional sino también a otros sectores de alta demanda, como el farmacéutico, el cosmético, la acuicultura e incluso gastronómico. Estos jóvenes empresarios están tan orgullosos de sus instalaciones y productos, que organizan visitas para dar a conocer su proyecto. Son muchos los deportistas de alto nivel que ya incluyen en sus dietas grandes cantidades de espirulina «El superalimento secreto de los futbolistas», es el eslogan que se le está aplicando.

Comentando sobre los deportistas de alto nivel, mi amigo el ingeniero y doctor por la UPCT Joaquín López Castellanos, que ha desarrollado casi toda su vida profesional (36 años) en la Trimilenaria, como consultor medioambiental y de operaciones, ha puesto en marcha cuatro grandes depuradoras de la Región de Murcia, incluida la de nuestra ciudad. Joaquín desarrolló su carrera profesional entre otras compañías en Aquagest, Repsol, Zinsa, INEM, Suez, Cetenma y hoy es profesor asociado de la UPCT.

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Extraordinario deportista

Joaquín es un extraordinario deportista desde sus inicios a los 9 años en el Valle de Escombreras, en aquel paraíso que fue el Poblado de Repesa. Allí había un polideportivo de los mejores de España. Además es un extraordinario jugador de hockey y amigo. Su afición por ese deporte sobre hierba le llega de la Universidad de Murcia, donde jugó junto a un grupo de buenos amigos. Sin equipo ni club, fundaron en 1986 lo que hoy es su equipo Hockey Mur, A. D., con el que participan desde entonces en competiciones regionales y nacionales, llegando a participar cinco temporadas en la primera división entre 1991-1996. El grupo, casi 40 años después, se ha mantenido unido gracias a la amistad labrada en estos años de convivencia dentro y fuera del terreno de juego.

Participan en categoría Máster para jugadores mayores de 40 años. Juegan en el campo Regional de Hockey Santomera, el único de la Región.

Después del encuentro profesional, llegó el momento del encuentro gastronómico y con quién mejor que compartir mesa que con un compañero del Club Hockey, Gurlal, empresario hindú afincado en Los Alcázares y propietario gerente del restaurante BOKA, que se incorporó al equipo como socio y jugador. Nos desplazamos al restaurante en el bulevar de la Urbanización La Goleta del Mar Menor Golf, en el municipio hermano de Torre Pacheco.

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Nada más entrar en el acogedor local, me llamaron desde otra mesa: «Tomasito, ¿tú por aquí?». Era mi amigo Quintín. Lo primero que me dijo fue: «A ti que te gusta tanto escribir los domingos, ¿por qué no publicas esta sentencia de hace 2.067 años?, de Marco Tulio Cicerón: 'El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar en lugar de vivir a costa del Estado'». Eso lo dijo en el año 55 a.c., a mi modesto entender ya lo veía venir en aquella época.

Cocina hindú

Ya una vez en la mesa, Gurlal nos recomendó un menú muy singular de su exquisita carta de fusión entre cocina mediterránea y cocina hindú con toques orientales. Los platos son exquisitos, de gran variedad e infinidad de sabores. Empezamos con unos mejillones tailandeses, un salmón tikka y unas samosas con auténtico pan naan. Continuamos con una ensalada griega de queso feta y vinagreta de cítricos, para pasar a unas gambas al curry tailandesas, que estaban buenísimas. Gurlal nos propuso tomar un curry de cordero con leche de coco al estilo hindú, acompañado de un tinto de Ribera del Duero, Tomás Postigo. Terminamos con un postre fragante y exótico a base de almíbar, Yalebi en espiral. Por último tomamos un café y unos caramelos suaves de la ciudad del Taj Mahal.

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Después de tan singular jornada, les dejo con esta reflexión: «La progresiva degeneración de la especie humana se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento».

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