«Lamento lo ocurrido y confío plenamente en la Justicia», subrayó este miércoles a la salida del juzgado en Cartagena Javier Alejandro M., el médico que realizó la lipoescultura a Sara Gómez, fallecida el pasado 1 enero por las secuelas que le dejó esta intervención. Sus letrados atribuyeron a «un bulo» las acusaciones del entorno de la familia de la víctima de que estaba bajo los efectos del alcohol o de otras sustancias cuando la intervino. Asimismo, indicaron que las circunstancias de la operación y sus secuelas «serán objeto de la declaración» del médico ante el órgano judicial correspondiente.
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«Somos los principales interesados en que se haga justicia. Y eso incluye la presunción de inocencia que no se ha dado con este señor, al que se ha condenado ya públicamente y solo falta que le ejecuten», indicó Pablo Martínez, uno de sus abogados.
Recalcó que su representado aceptó de buen grado la retirada del pasaporte «porque en ningún momento iba a fugarse y ha sido muy respetuoso con el procedimiento, dentro del profundo sentimiento de pena que tiene por lo ocurrido». Añadió que «no le ha sido suspendida su habilitación profesional y puede seguir ejerciendo». «Es médico, con el MIR completado y acreditado, como lo demuestra que nadie le ha denunciado por intrusismo», apuntó el letrado. «Otra cosa son las discusiones que tengan los colegios profesionales y los cirujanos plásticos y estéticos sobre la existencia o no de una especialidad determinada», concluyó.
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