Secciones
Servicios
Destacamos
La «gravedad» de los nuevos vertidos de residuos mineros ocasionados por las lluvias de los últimos días desde la parcela de la antigua Balsa Jenny hasta las inmediaciones de Llano del Beal, la rambla de Ponce y el Mar Menor han llevado al Juzgado de ... Instrucción 4 de Cartagena a ordenar la adopción de medidas urgentes por parte de los dueños de los terrenos: la Comunidad Autónoma y la empresa Portmán Golf. En una providencia dictada el 5 de abril, el titular del Juzgado ha instado a la Consejería de Medio Ambiente, titular del citado solar, y a la compañía privada cartagenera, dueña de una finca anexa, a instalar un «filtro activo de carbonato cálcico» que retenga las escorrentías de agua y los lixiviados de desechos que arrastran metales pesados. La Comunidad tiene pendiente el sellado definitivo de la finca desde hace años e intentó recientemente, sin éxito, que las obras fueran asumidas por el Ministerio para la Transición Ecológica, dentro de sus planes de regeneración del Mar Menor.
El juzgado toma esta decisión a raíz de un informe del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que alerta sobre la presencia de «importantes escorrentías y filtraciones en las últimas semanas, originadas por las abundantes lluvias, trasportando las mismas altas y concentradas dosis de metales pesados, como cadmio, plomo, níquel y zinc». Según la Benemérita, que tomó muestras hace dos semanas junto a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) , los residuos proceden «al parecer tanto de la denominada Balsa Jenny, propiedad de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, CARM, (gestionada por la Dirección General de Medio Ambiente), que habría sido presumiblemente sellada de forma inadecuada, así como de terrenos adyacentes, propiedad de la investigada Portmán Golf, y que presuntamente presentan igualmente grandes cantidades de metales pesados sin tratar», explica el magistrado Raúl Conesa.
Estas medidas tendrán «carácter cautelar y temporal, a fin de que las escorrentías y lixiviaciones detectadas en los últimos días no alcancen poblaciones cercanas, cultivos próximos y las ramblas de Mendoza y de Ponce, cuyo destino final es el Mar Menor», explica el juez. Además, solicita al Seprona una nueva toma de muestras, cita a declarar como testigo a un geólogo que hizo informes sobre la zona y advierte a la empresa y a la Consejería, que dirige Antonio Luengo, de que «el incumplimiento de lo ordenado en esta resolución judicial podría constituir presunto delito de desobediencia grave a la autoridad judicial, así como la continuidad delictiva en relación al tipo penal investigado contra el medio ambiente».
El magistrado toma estas determinaciones dentro de unas diligencias abiertas en 2014 por quien entonces era titular del juzgado, por un presunto delito contra el medio ambiente. Están siendo investigados la empresa, un empleado y un antiguo gerente por estos hechos y por la presunta responsabilidad penal en la falta de un sellado correcto del vertedero Los Blancos durante de 2005 a 2013.
A esta corta, situada cerca de la vieja Balsa Jenny, la Comunidad Autónoma trasladó un millón de toneladas de residuos mineros entre los años 2003 y 2005 por el riesgo de derrumbe sobre el pueblo.
Según el informe del Seprona, «la alta concentración en metales pesados da un aspecto a los lixiviados blanquecino, con brillos metálicos, semejante a la leche, de ahí su nombre vulgar de 'leche de luna'». Y añade que «estos lixiviados son extremadamente peligrosos tanto para el medio natural en su conjunto como para la flora y fauna del lugar y, sobre todo, atendiendo a la proximidad de viviendas de El Beal (100 metros lineales) a personas residentes que puedan entrar en contacto con ellos».
La Guardia Civil explica al juzgado que «los metales pesados más destacables, atendiendo a su peligrosidad y afección, según el Real Decreto 817/2015 Criterio de Seguimiento y Evaluación del Estado de las Aguas Superficiales y las Normas de Calidad Ambiental», serían cadmio, plomo, níquel y zinc.
Asimismo, avisa de que la Comunidad no realizó el sellado «atendiendo a técnicas de impermeabilización para evitar que las aguas de lluvia se filtrasen por la capa de cubrición y alcanzase los restos de residuos de Jenny», por ejemplo con láminas artificiales. Por el contrario, solo cubrió los residuos «con otros materiales no impermeabilizantes».
Es más, «según parece, también [empleó] residuos procedentes de procesos mineros con más alta concentración de metales pesados que los propios residuos de Jenny, puesto que, durante los trabajos de extracción del mineral (flotación por ejemplo), se utilizaban técnicas primitivas como el uso de cianuros, sulfates, ácido sulfúrico, etcétera, que ahora provocan reacciones químicas por su oxidación».
La Guardia Civil señala también que las lluvias crean «flujos rápidos» de residuos, que «presentan un aspecto líquido transparente con olor metálico, dada la alta concentración en metales pesados que transportan (cadmio, plomo, zinc, níquel, etcétera)». Y añade que, «finalizados los episodios de lluvia, los lixiviados que se producen durante muchos días (en ocasiones incluso meses), proceden del «escurrido lento« o »flujo lento». Y «la concentración en metales pesados se dispara exponencialmente».
A ello hay que sumar la dispersión de metales por el viento, una vez que los residuos se secan. La Guardia Civil tiene previsto remitir al juzgado en los próximos días las muestras de aguas de escorrentía de la Balsa Jenny y del entorno.
En una pieza separada, el Juzgado de Instrucción 7 de Murcia dio en marzo el primer paso para tomar declaración como investigados a varios responsables de distintos servicios de la Consejería por no asegurarse de la impermeabilización de Los Blancos, lo que generó un grave riesgo para el medio ambiente, incluido un acuífero y el Mar Menor, y las poblaciones cercanas.
El informe del Seprona detalla al juzgado que el cadmio es una «sustancia peligrosa y prioritaria cancerígena» y que la concentración encontrada en las escorrentías de agua en la zona de la antigua Balsa Jenny «podría estar superando en más de 4.000 veces los valores límites permitidos» por la ley. Añade que el plomo es «una sustancia prioritaria cancerígena, que podría estar superando en más de 200 veces los valores limites permitidos»; que el níquel «podría estar superando en más de 70 veces lo permitido»; y que el zinc «podría estar superando en más de 4.000 veces lo permitido». También adviertede que «todas estas escorrentías y lixiviaciones discurren aguas abajo hasta alcanzar la rambla de Mendoza y la de Ponce, cuyo destino final es el Mar Menor».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.