Manifestación fúnebre saliendo del cementerio de Ponce con los restos de Martínez-Illescas.
Fotohistoria de Cartagena

El traslado de los restos de un héroe olvidado, Rafael Martínez-Illescas

Sábado, 27 de julio 2024, 11:17

El cartagenero Rafael Martínez-Illescas, comandante del Batallón de Cazadores de La Patria nº 25, murió heroicamente en el combate de Coamo, Puerto Rico, durante la Guerra Hispano-Americana. La contienda que selló el fin del imperio español trajo más que pérdidas territoriales. Fue una ... tragedia individual para muchas familias. La prensa patriótica y un gobierno ineficaz condujeron a un conflicto que la mayoría del pueblo español prefería ignorar. Rafael Martínez-Illescas nunca regresó a su hogar en Cartagena, evitando el triste destino de los soldados derrotados que llegaron enfermos y harapientos. Sin embargo, su familia sufrió hambre, miseria y olvido.

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El 9 de agosto de 1898, el combate de Coamo duró apenas dos horas. Las fuerzas españolas, con doscientos hombres, fueron superadas por el 16º Regimiento de Pensilvania, que las cuadruplicaba en número. Consciente de la inevitable derrota, decidió sacrificarse para salvar el honor de sus hombres y de su nación. Ordenó a sus hombres cubrirse del fuego enemigo y, espada en mano, cargó repetidas veces contra las líneas enemigas hasta ser abatido mortalmente.

Los estadounidenses, impresionados por su valentía, trataron su cadáver con gran respeto. Le rindieron honores militares y su cuerpo fue entregado a su viuda e hijos en la ciudad puertorriqueña de Ponce, donde se realizó un cortejo fúnebre y fue enterrado con máxima dignidad en su cementerio.

Este cartagenero fue posiblemente el último oficial del Ejército español en morir en América, marcando el fin del poderío militar de España en aquel continente. Mientras su memoria se desvanece en su tierra natal, en Puerto Rico su heroísmo nunca ha sido olvidado. Este homenaje nos recuerda que, aunque la historia pueda olvidar, los actos de valentía y sacrificio de individuos como él perduran en la memoria de aquellos que valoran el honor y el coraje.

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Traslado de restos en 1915

El 26 de enero de 1915, Juan Moncada Moreno, un cartagenero ilustre, publicó un artículo en el diario 'El Porvenir' de Cartagena, exhortando a la repatriación de los restos del comandante Illescas a España. Gracias a esa gestión, y con la colaboración de varias personalidades, entidades y el propio Ayuntamiento, se lograron los recursos necesarios para trasladar sus restos desde Puerto Rico gratuitamente a bordo del vapor 'Montevideo' de la Trasatlántica.

En aquella isla el comandante Martínez Illescas era considerado un héroe nacional. Cuando llegó la noticia de la repatriación de sus restos a su localidad natal se creó una honda expectación y prestaron toda clase de apoyo para llevarlo a cabo.

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El acto de exhumación se realizó el 20 de mayo de 1915, con la presencia de diversas autoridades y representantes locales; a ese preciso momento corresponden las fotografías rescatadas para el articulo de hoy. En ellas se pueden observar el respeto y cariño que los puertorriqueños le tenían a este cartagenero: toda una multitud se concentró para despedir a nuestro heroico comandante. La Casa de España organizó todo el traslado que, en palabras de Félix Matos Bernier, fue un acto de gran patriotismo y justicia, con amplia participación de la comunidad de la ciudad de Ponce, incluyendo americanos, locales, y diversas organizaciones. La ciudad demostró su deber, mostrando respeto profundo y unidad durante el evento. Matos Bernier elogió el heroísmo y la dignidad del homenaje, subrayando que honrar a los héroes es esencial para la humanidad, comparando este acto con rituales religiosos y destacando su importancia histórica y moral.

Los restos llegaron a Cádiz y posteriormente fueron trasladados a Cartagena en el vapor 'Claudio López', el 20 de junio. Una multitud se congregó en el Muelle para recibir al heroico comandante. La caja funeraria, envuelta en la bandera nacional, fue llevada al Real Club de Regatas y después al Salón de Plenos del Ayuntamiento, donde se instaló una capilla ardiente vigilada por soldados y miembros de la Cruz Roja.

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El 21 de junio se llevó a cabo el entierro con una solemne procesión por la ciudad hasta el cementerio de Nuestra Señora de los Remedios, con honores militares y la presencia de autoridades y numeroso público. Diversas coronas y dedicatorias fueron enviadas desde España y Puerto Rico, honrando la memoria de este militar.

Los restos fueron depositados en una modesta tumba en donde permanecen todavía hoy día, formando parte de los Héroes en el Olvido.

Cada generación tiene el deber de rendir homenaje a estos valientes, no solo para recordar sus hazañas, sino para mantener viva la esencia de sus ideales y el espíritu con el que se enfrentaron a sus desafíos. En el olvido yace el riesgo de deshonrar el sacrificio de quienes dieron todo por la causa común, de perder el hilo de la memoria que nos une y nos define. Ignorar a nuestros héroes es desentendernos de la esencia misma de nuestra identidad, y en ese olvido, perderemos no solo sus nombres, sino el propósito que una vez inspiró su valentía.

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Por todo eso hoy recuerdo un nombre de un cartagenero olvidado: Rafael Martínez-Illescas.

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