'La Flota es roja'
LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN
Sábado, 4 de mayo 2019, 02:09
La pasada semana se presentó en Cartagena la reedición de un libro que, bajo el título de 'La Flota es roja', relata pormenorizadamente los sucesos ocurridos en la Armada Española al comienzo de la Guerra Civil Española. Se trata de una obra fruto de una investigación sólida y documentada, bien escrita y que cuando se publicó por vez primera en España, en 1983, marcó un hito en la historiografía sobre la contienda. Su autor, Daniel Sueiro, realizó un trabajo pionero y con rigor, al localizar en Méjico a uno de los protagonistas clave de aquellos momentos, el radiotelegrafista Benjamín Balboa.
La presente reedición, presentada en nuestra ciudad gracias a la iniciativa de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, dentro de la programación 'Leer, Pensar e Imaginar' de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, contó con la presencia de Pedro A. García Bilbao. Sociólogo, profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos y editor de la misma, hizo una presentación llena de contenido sobre esta obra y su autor ya fallecido. 'La Flota es roja' es el título del libro en donde se detallan todos estos acontecimientos en profundidad, pero también fue el grito radiografiado por Balboa y escuchado en Cartagena aquel 18 de julio de 1936.
Lo destacable de este libro es la narración de unos hechos ocurridos hace 83 años y cómo un protagonista, Benjamín Balboa López, desde su puesto en el Centro de Comunicaciones de la Armada en la Ciudad Lineal de Madrid, consiguió que la mayoría de barcos de la Armada Española siguieran fieles al Gobierno de la República y no se sumaran el 18 de julio al movimiento encabezado por el general Franco. Este se había sublevado en Canarias junto al ejercito de África e intentaban pasar a la península, para hacerse con el control del gobierno.
Parece increíble que un solo hombre pudiera deshacer un movimiento bien estructurado, que pretendía poner a las órdenes de un poder militar sublevado todos los barcos y unidades de la Armada. La idea es que esta procediera al transporte de tropas desde las costas africanas a la península, y por supuesto no interfiriese en este paso, que debería producirse a través del Estrecho de Gibraltar.
Un radiotelegrafista, en defensa de la República
«Gloria al heroico Ejército de África. España sobre todo. Recibid el saludo entusiasta de estas guarniciones, que se unen a vosotros y demás compañeros Península en estos momentos históricos. Fe ciega en el triunfo. Viva España con honor. General Franco». Este mensaje inicial, procedente de Canarias, se repite desde Cartagena y llega a la estación madrileña donde se encuentra de servicio Balboa, con la pretensión de que desde esta infraestructura se propague a todos los buques de la Armada.
Los acontecimientos se precipitaban desde semanas anteriores. Tras varios intentos de sublevación, este parecía el golpe definitivo. Conocedores en altas instancias del Ministerio de Marina de esta situación, no fue casualidad que, aquella noche, Benjamín Balboa se encontrara de servicio en este vital centro de comunicaciones. Balboa, de fuertes convicciones republicanas y con altos contactos en el Ministerio de Marina, se negó a transmitir ese mensaje y, previa detención de su superior, que sí quería hacerlo, se puso en contacto directo con sus compañeros radiotelegrafistas de los buques, instándolos a sublevarse, pero contra sus superiores del Cuerpo General de la Armada, numerosamente inclinado en favor de los sublevados. El llamamiento tuvo éxito y las tripulaciones se hicieron cargo de los buques, impidiendo el paso del Estrecho a las tropas de Franco, actuando como escudo del gobierno republicano.
Fueron unas horas intensas, en donde las comunicaciones eran fundamentales y el protagonismo de Balboa, determinante. Fue un auténtico maratón radiofónico, con los radiotelegrafistas de los barcos y también con las Bases Navales. Barco a barco, fue dando instrucciones que se convirtieron en auténticas arengas dirigidas a la marinería, para que se dispusieran a defender a toda costa la legalidad republicana. En continuo contacto con el Ministerio, pronto estas arengas se convirtieron en recomendaciones y órdenes, en función de la situación concreta de cada barco. Finalmente, las tropas de Franco fueron transportadas, días después, a la península en aviones alemanes e italianos. Era el plan B. A pesar de que la mayoría de los buques de La Armada permanecieron fieles a la República, no pudieron evitar el paso del Estrecho desde el aire. Comenzaba la Guerra Civil Española.
La Armada y Franco
Para entonces, Balboa ya se había convertido en un héroe, adquiriendo por su determinación un enorme prestigio, hasta el punto de ser nombrado subsecretario de Marina, un hecho insólito tratándose de un radiotelegrafista. Muchos medios de aquella época -como 'La Libertad', 'Estampa' y Mundo Gráfico'- le dedicaron reportajes y entrevistas.Hasta el final de guerra siguió ocupando puestos de cierta relevancia. Luego, se exilió a Francia y después a Méjico, país en el que vivió hasta su muerte, poco tiempo después de la de Franco. Nunca pudo regresar a España.
Benjamín Balboa jugó un papel trascendental en la sublevación de los cuerpos auxiliares de la Armada contra sus superiores del Cuerpo General en julio de 1936 en el Estrecho. Impidieron el transporte de tropas del ejército de África al mando de Franco, que no pudo pasar a la Península hasta el 5 de agosto, una vez en su poder los aviones enviados por Alemania e Italia.
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