Un técnico de Sasemar despliega una barrera hinchable antivertidos. sasemar

Un escudo ambiental para el mar en Cartagena

En España hay seis bases de lucha contra la contaminación marina, dos con equipos subacuáticos. Una está en la ciudad portuaria, cuyo personal garantiza una «movilización inmediata»

Domingo, 25 de septiembre 2022, 07:13

Los pescadores que faenaban al norte de las Islas Columbretes, un área marina protegida próxima a Castellón, como cercana está la reserva de Cabo de ... Palos e Islas Hormigas al puerto pesquero de esta zona de Cartagena, «se quejaban en el año 2009 de que se olía a gasoil, pero no veían ningún vertido». Sin embargo, «por vía satélite se detectó una mancha en el mar y se averiguó que la contaminación procedía de un petrolero hundido en la Guerra Civil, en 1937, por un submarino italiano», recuerda a LA VERDAD Julio Abril, técnico de operaciones de Lucha Contra la Contaminación Marina de Salvamento Marítimo (Sasemar) en Cartagena.

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A su lado, Daniel Martínez, jefe de operaciones subacuáticas de Sasemar en la ciudad, resume con orgullo la misión de retirada del fuel que siguió a ese hallazgo, que él coordinó y cuyo éxito evitó un desastre ecológico en el Mediterráneo. «El buque, llamado 'Woodford', estaba a cien metros de profundidad y había empezado a tener fugas de fuel, que llegaba a la superficie. Los buzos bajaron hasta el barco, soportando diez atmósferas de presión, y empezó una lenta pero muy segura extracción de 600 toneladas de combustible de los tanques, gracias a un mecanismo novedoso en España, el 'hot tap'. En él se emplea un equipo de perforación subacuática que permite hacer un agujero en el tanque, colocar una válvula y bombear la carga sin derrame alguno. Fue una operación, preciosa, de la que ahora se cumplen diez años», explica Daniel.

Salvamento Marítimo dispone de amplios medios para contener y recoger vertidos que realice cualquier buque

Lo hace mientras muestra uno de estos sofisticados equipos, que su compañía, oficialmente llamada Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima, tiene en la Base Estratégica de Lucha contra la Contaminación Marina (BEC) de Cartagena. El complejo, uno de los seis que esta empresa del Ministerio de Transportes tiene en España, es tan relevante para la respuesta pública ante este tipo de emergencias ambientales graves como desconocido por el gran público. Y eso que su importancia se ve acrecentada por el hecho de ser, junto con el de Fene (La Coruña), el único con equipos y buzos especializados en operaciones especiales subacuáticas.

Una nave industrial y una amplia parcela anexa, situadas en la diputación cartagenera de Santa Ana, sirven de almacén de material y vehículos y de lugar de adiestramiento continuo de una veintena de profesionales, «preparados para su movilización inmediata y con disponibilidad 24/365», destacan en Sasemar, en alusión a las 24 horas del día y los 365 días del año.

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En los últimos meses, el equipo de operaciones subacuáticas ha tenido que movilizarse ante dos avisos de hundimiento de barcos. «Fuimos rápido a taponar las vías de agua, porque había perforaciones en el casco, y a sacar el material contaminante. En la sentina siempre hay: productos oleosos, aceites, hidrocarburos…», comenta Martínez.

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Galería. Dos buzos de Salvamento Marítimo, durante un simulacro. SASEMAR

La experiencia del 'Prestige'

El área de intervención de la base cartagenera no solo abarca las aguas situadas frente a la Región de Murcia, sino que arranca, al norte, en Castellón y abarca toda la zona del Sur. Este último verano ha habido despliegues en Motril (Granada) y Tarragona por distintos vertidos. Y continúa el de La Línea de la Concepción, en Cádiz, adonde Sasemar envió desde su base cartagenera al buque polivalente 'Clara Campoamor' y a su dotación de diecisiete personas ante el derrame de un buque encallado en la costa de Gibraltar. De esta forma, España está dando apoyo a las autoridades de la colonia administrada por el Reino Unido a raíz de la colisión del buque 'OS35' con el metanero 'Adam LNG' ocurrida el 29 de agosto.

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«El origen de nuestra base es el accidente del 'Prestige'», echa atrás la mirada Julio Abril fijándose en otro vertido, el histórico del petrolero que se hundió al oeste de Vigo en noviembre de 2022. Entonces, llegaron al mar 63.200 toneladas de hidrocarburos y España logró recuperar 13.700 dos años más tarde. «Tras la operación, teníamos mucho material acopiado, que debía estar estibado en algún sitio y listo para actuar en otra emergencia. Así que se montaron estas bases y los equipos de buceo», señala Abril.

La capacidad de este emplazamiento, que funciona desde 2007, quedó clara en 2010, cuando Sasemar envió barreras autohinchables de contención de apoyo para la limpieza del vertido de crudo de la empresa BP en el Golfo de México; entonces considerada la mayor catástrofe ambiental de la historia de Estados Unidos.

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Para cualquier salida de urgencia, la ubicación de la base de Cartagena es un punto favorable. La falta de sitio en el puerto, donde Salvamento tiene su centro de coordinación (con la torre de control del tráfico marítimo y varios barcos), llevó a montar las instalaciones de Santa Ana. «Tenemos el aeropuerto cerca, los camiones pueden salir a la autovía, por ejemplo hacia Almería, y nos podemos mover con mucha rapidez con equipos grandes y pesados», razona Julio Abril.

El tráfico en el puerto y la cercanía de varias zonas protegidas, tanto acuáticas como terrestres, exigen una vigilancia estrecha

«A solo 15 kilómetros» está el puerto de Cartagena, donde el aumento del tráfico de todo tipo de embarcaciones es constante. Eso incluye, entre otras, buques mercantes y cruceros. Además, fuera de la bahía, pero en su área de influencia, están los muelles de Escombreras, donde cada vez atracan más petroleros y graneleros. En el caso de los metaneros o gaseros, la guerra de Ucrania ha disparado su llegada al necesitar la Unión Europea gas alternativo al de Rusia para el invierno.

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Abril calcula que hay «un tiempo de respuesta de unos 20 a 30 minutos», aunque todo «depende del tipo de emergencia: unas requieren un tipo de vehículos más rápidos, como un camión con un contenedor preparado para actuar en el Puerto de Cartagena». «Si la intervención es más profunda o mar adentro, los buzos tienen que cargar equipos más pesados y ello implica más tiempo», apunta.

Abril añade, dejando patentes sus conocimientos y la amplia experiencia de quien fue durante años responsable del Centro de Coordinación cartagenero: «El tiempo es fundamental, pero la respuesta ante la contaminación marina es diferente a la que se da ante una emergencia en la que hay una persona que ha tenido un infarto o que ha caído al mar. Nosotros hacemos un desplazamiento más lento, pero el tiempo siempre es importante: el de reloj y el atmosférico. Todo depende de hacia dónde vaya la mancha, de si va a tocar playa o roca, o si va mar adentro».

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Además, hace ver este experto, «en la costa de la Región, que es privilegiada, tenemos zonas muy sensibles, como el parque regional de Calblanque, Cabo de Palos, Cabo Tiñoso, Cabo Cope... Todo eso se tiene en cuenta».

Vídeo. Un buzo de Sasemar realiza un corte con bronco. Sasemar

Control aéreo y sanciones

Según el último informe anual de Sasemar, de 2020, «los vertidos de hidrocarburo han descendido significativamente en los últimos años». «La fuente principal de contaminación de los océanos la constituían los vertidos, accidentales o no, de hidrocarburos de los buques». Estos episodios «han disminuido drásticamente en más de un 90% desde 2010». Pero no hay que bajar la guardia, pues «siguen siendo una amenaza para el medio ambiente». También lo es, y creciente, la presencia de plásticos y microplásticos.

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Para prevenirlos y atajar los derrames, resulta clave la vigilancia aérea. En un programa, aviones de Salvamento Marítimo y satélites de la Unión Europea supervisan buques, plataformas y otras industrias. Si tienen sospechas de vertido, se analiza la información y se pasa a la Dirección General de la Marina Mercante, para un posible expediente sancionador contra el armador.

En el 2020, se hizo «un gran esfuerzo con la vigilancia de 226 millones de kilómetros cuadrados». Eso «equivale a cubrir cada día una superficie marina mayor que la extensión de la Península Ibérica». El control alcanzó a más de 140.000 buques. De ellos, 140 generaron dudas y 31 fueron «detectados 'in fraganti' contaminando la mar».

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Julio Abril y Daniel Martínez, junto a un equipo de limpieza marina. P. s.

«Los buzos tienen una fuerte preparación física y mental, porque cada inmersión es un riesgo»

«En Operaciones tenemos un lema: 'Todos los días son lunes'. Hemos estado cinco meses en el mar, trabajando de sol a sol, y eso exige una fuerte preparación física y mental», comenta Daniel Martínez, jefe del equipo de buzos de Sasemar en Cartagena. Cada inmersión para taponar vías de agua y extraer fuel o aceites «implica, por su naturaleza, un riesgo» para la integridad física e incluso la vida de los buzos, admite. Conscientes de ellos, señala Martínez, «nos esforzamos a diario para minimizarlos y actuar con la mayor seguridad posible».

Ante un vertido de hidrocarburo, lo primero es poner una barrera de contención en el mar. Luego, «se extrae el combustible y, si es necesario, se recupera el barco con globos de reflotamiento o se hace cualquier otra intervención», dice Julio Abril, responsable de lucha contra la contaminación marina.

Martínez explica que «los residuos siempre se quedan en superficie, porque tienen menos densidad que el agua. Después de poner el cerco, hay que hacer la recogida».

La base de Santa Ana dispone de abundante y variado material. «Tenemos barreras distintas. Si la ola es oceánica, la barrera llega a dos metros de altura, para que el producto no salte por encima. Puedes empalmar las que quieras, kilómetros. Y las hay de PVC, de neopreno, de hipalón como las lanchas semirrígidas...».

También hay 'skimmers' para alta viscosidad, máquinas donde «un cepillo da vueltas y al que se adhiere solo el contaminante», que es entregado luego a un gestor final de residuos. A veces, puede reutilizarse.

Bajan hasta 200 metros

Los buzos tienen desde equipos de soldadura a campanas húmedas y complejos de saturación, para bajar hasta 90 y 200 metros de profundidad, respectivamente. Y se entrenan con un tanque de buceo y una estructura que simula las cubiertas del buque 'Clara Campoamor'.

Allí, hacen maniobras auxiliados por un tubo umbilical, conducción que desde la superficie les suministra agua caliente, para evitar la hipotermia, gases, comunicaciones y circuito cerrado de televisión, para estar en permanente contacto con la zona de control.

El 'Clara Campoamor', en segundo plano, junto al granelero el pasado día 2. efe

El 'Clara Campoamor' da apoyo en el accidente de Gibraltar

En el caso del vertido del granelero en Gibraltar, la instalación de barreras de contención evitó males mayores en las playas de La Línea de La Concepción. El fuel alcanzó el litoral gaditano, si bien los residuos no causaron un gran impacto, gracias a la extracción de unas 255 toneladas de gasóleo, 27 de aceites lubricantes y más de la mitad del fuel del buque.

Según han publicado distintos medios en España, faltan por sacar cerca de la mita de las 223 toneladas de fueloil. La proa quedó sumergida en el lecho marino arenoso, para evitar daños ambientales, y se hizo un hundimiento controlado de la popa.

A pesar del envío del buque 'Clara Campoamor' y su dotación desde Cartagena, donde tiene su base, en Sasemar remiten para cualquier información sobre este dispositivo español a las autoridades del Peñón.

En Cartagena, España dio en octubre de 2020 un notable paso en la lucha contra la contaminación marina. Gracias a él, según Sasemar, «cada vez es más improbable salir indemne de un vertido». Una sentencia respaldó la multa de 250.000 euros, derivada de la detección por un avión de Sasemar de un buque extranjero que en 2016 descargó ilegalmente sustancias oleaginosas a 12 millas de la costa local.

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