Ecologistas en Acción ha presentado una batería de alegaciones al Plan General Municipal de Ordenación (PGMO), cuya modificación está en exposición pública hasta este miércoles, y la mayoría se centraron en alertar de la «desmesura insostenible» del suelo urbano, porque lejos de proponer un «urbanismo sostenible», plantea la construcción de 80.000 viviendas, lo que supondría aumentar la población del municipio entre un 108% y un 144%. Así que considera que el nuevo planeamiento debe reducir «de forma sustancial» la proporción de suelos clasificados como urbanizables, sobre todo en la zona del Mar Menor, y aumentar, significativamente, los terrenos con protección ambiental, a través de infraestructuras verdes y corredores ecológicos. Un ejemplo de ello sería el Bosque Romano proyectado entre San José Obrero y Canteras.
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«La renaturalización de Cartagena debe ser un objetivo para combatir las olas de calor agravadas por el cambio climático. La administración municipal necesita repensar su modelo de gestión, contribuyendo a restituir el equilibrio entre naturaleza y sociedad y frenar las consecuencias de la crisis ecológica. Eso es clave para garantizar un futuro en armonía con la naturaleza y las acciones locales contundentes son necesarias», argumentan en Ecologistas en Acción.
Para frenar ese «cambio climático» y para hacer de la ciudad una zona más habitable este colectivo, en sus 28 alegaciones, ve preciso la plantación de más árboles, la creación de zonas verdes, espacios naturales y parques, la restauración de cauces y ramblas y la promoción de la biodiversidad, entre otras acciones. Para los integrantes de esta asociación es imprescindible «adaptar el planeamiento urbanístico para integrar unas infraestructuras verdes, cohesionadas y conectadas, además de ajustar la normativa del entorno urbano para posibilitar la incorporación de soluciones basadas en la naturaleza».
Sobre las zonas rurales indicaron que en tanto no se aprueben de forma definitiva los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales, el suelo urbano de núcleo rural de estos respectivos planes debe tener la consideración de no urbanizable.
Por ello, propone también un programa de creación de zonas verdes en el casco urbano y las 23 diputaciones cartageneras para, así, aumentar los espacios verdes, con especies autóctonas adaptadas a las condiciones de sequedad y con una mayor inversión en el cuidado de los árboles.
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En su opinión, los modelos de ciudad dispersa y fragmentada «no generan» un crecimiento sostenible, sino todo lo contrario, además de desigualdad entre los vecinos debido a la «falta de dotaciones públicas y de accesibilidad a los servicios y equipamientos».
En resumen, desde este colectivo ecologista creen el plan general debería tratarse de un proyecto de urbanismo integral para la creación de una Cartagena inclusiva, segura, resiliente y sostenible. El objetivo debería de ser contrarrestar la planificación urbanística deficiente y procurar la accesibilidad a la vivienda y servicios asequibles. Lo ven como el plan que debe crear un tejido urbano donde se una «la eficiencia energética, la movilidad sostenible, la gestión ecológica de residuos y la inclusión social».
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