«Lo he perdido todo. Después de sesenta años en estas cocinas, donde nací, se ha ido todo al traste. Esto, probablemente, no volverá a abrir después de décadas y décadas de historia». A Blas Gázquez, dueño del popular restaurante La Posada Jamaica de Cartagena, en el Callejón del Huerto del Carmen, en pleno corazón del casco antiguo, se le vino el mundo encima cuando el pasado 26 de enero, entró a su negocio y se percató, «asombrado», del destrozo que había provocado el derrumbe del techo de la cocina donde la tarde de antes había estado trabajando, junto a su equipo. No quedó prácticamente nada servible y lo más probable «es que tengan que derribar el edificio, porque ya me han dicho que está bastante mal», aseguró.
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Los hechos trascendieron este martes, porque, Gázquez, asolado anímicamente, se decidió a contarlo y hacer público por qué lleva un mes su negocio cerrado al público. El la puerta de la terraza, contigua al edificio afectado, hay un cartel en el que se puede leer: «Cerrado por vacaciones». Pero «realmente es por esto. No se puede abrir y creo que no lo podré hacer nunca más», contó apenado mirando lo que queda de su local. Arriba vivía su padre. La parte caída era una terraza interior.
Tras lo sucedido le ayuda el arquitecto aparejador Manuel López, quien se encargó de poner en conocimiento del Ayuntamiento de Cartagena los hechos. Es por ello, por lo que este martes, un técnico municipal realizó una inspección al inmueble y certificó que «está en muy mal estado, que no puede ser usado y que las grietas que hay por todo el edifico nos hace pensar que podría colapsar», contó López a LA VERDAD.
Blas Gázquez está casi seguro de que La Posada Jamaica ya no volverá a abrir sus puertas, como hacía cada día desde que su abuelo cogió el local en 1939. Él es la tercera generación y da la casualidad de que el mismo día del derrumbe cumplía 60 años: «Es increíble que haya pasado esto el mismo día de mi cumpleaños y en el mismo lugar donde nací».
Esa casa de comidas es aún más antigua. Según Gázquez, su apertura se remonta a 1882, cuando un hombre se trasladó desde La Unión para instalar una posada y un café cantante en ese mismo lugar. «Aquí se fraguaron las cartageneras, de la mano de El Rojo el Alpargatero, cantaor de flamenco español de reconocido prestigio», explicó.
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Cuando lo cogió su abuelo le puso Posada de la Lonja Baños del Carmen, pero con los años se lo cambió al de ahora, a petición de unos infantes de marina que llegaron al local tras ver en el cine Maíquez una película de Alfred Hitchcock titulada 'La Posada de Jamaica'. Antes del derrumbe, Gázquez estaba inmerso en un proyecto de reforma por dentro y por fuera, pero es desastre sobrevenido lo ha echado todo por la borda «para siembre».
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