Cincuenta años de grupo folclórico

Durante el festival nos acompañaron las bellas fotografías de la exposición a cargo de la asociación Click de Cartagena. Al tiempo que Senda de Lobos guardaba en su cámara instantes fugaces para siempre. El modisto Lorenzo Caprile y el investigador etnográfico Antonio Martín hablaron de la indumentaria tradicional y de la moda. Una charla que no nos extraña por cuanto el grupo organizador hizo de los trajes de nuestros antepasados objeto de sus indagaciones. En el escenario grandes grupos como El Bolero, de La Alcudia valenciana, La Hijuela, de Patiño, el grupo Surco, de Salamanca y los locales. En la Noche Folk sonó Andaraje (Jaén).

Quien esto escribe fue invitado a desarrollar una aproximación a la historia del Grupo, antes Coros y Danzas Santa Florentina. Comencé por señalar la importancia del trianero Antonio Machado y Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel. Folclorista y flamencólogo, introdujo en nuestra lengua la voz inglesa 'folklore': ciencia o sabiduría del pueblo. Promovió en 1881 la creación de una sociedad cultural para recoger el saber popular expresado en cuentos, leyendas, formas literarias; fiestas familiares y locales; creencias y juegos infantiles «en que se conservan los vestigios de las civilizaciones pasadas»; canciones y bailes.

La aventura palmesana comenzó cuando al colegio público de la localidad llegó en 1973 la nueva maestra Mari Rosa Loma. Pronto comenzó la enseñanza del folclore en la escuela con el baile del Candil, de procedencia extremeña. Puso la simiente. Con fecha 8 de marzo de 1975 el diario 'Línea' entrevistó a mi padre, Juan Sánchez García, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos. Entre los proyectos extraescolares estaban la creación de una rondalla, un grupo de bailes regionales y un grupo de teatro. La primera actuación pública de los coros y danzas fue el 24 de junio de 1976, en una fiesta de fin de curso en el colegio. Aunque la presentación oficial fue en el transcurso de las fiestas patronales en marzo de 1977. La dirección estuvo a cargo de esta maestra y la enseñanza de los bailes se debió a Pilar de Abanilla.

Lo primero que aprendimos fue la jota de cuatro y la jota de tres. En aquellas fechas era generalizada la creencia de que el único folclore venía de la huerta murciana. Hasta que María Rosa conoció a una señora mayor de Isla Plana que le enseñó la singular jota del lugar. El grupo de La Palma causó sensación al concurrir a la ofrenda floral a la Virgen de la Caridad en 1979. Desde esa fecha no han faltado a la cita.

Siendo presidenta del grupo Florentina Moreno actuaron en el puerto ante las cámaras de TVE en la retransmisión del sorteo extra del verano de 1980 de Lotería Nacional. Esto llamó la atención de Pilar de la Rocha, de la Sección Femenina de Cartagena. De la Rocha les enseñó algunos estilos que quedaban del folclore cartagenero: toreras cartageneras, las pardicas y la jota de Cabo de Palos.

Más tarde el repertorio se amplió con las enseñanzas del maestro del bolero Pedro Leandro Baños y la cuadrilla de Fuente Álamo. Será providencial el encuentro con el folclorista Luis Federico Viudes, quien les animó a organizar el Festival de Folclore de la comarca de Cartagena, cuya primera edición fue celebrada con brillantez los días 26 y 27 de junio de 1993.

Viudes también les propuso la incorporación de trajes boleros y compuso un nuevo folclore a partir de los cantes de Cartagena y La Unión, estilos que dejó grabados el maestro Antonio Piñana Segado, con su hijo a la guitarra: levantica, cartagenera y la malagueña de Concha la Peñaranda. Un repertorio que grabaron cantaores como Juanito Valderrama, Camarón y Enrique Morente.

Viudes recreó lo que pudo ser el basamento folclórico de lo que fue aflamencado en los cafés cantantes de las últimas décadas del siglo XIX. Todo siguiendo los pasos establecidos por la escuela bolera de baile, que les fueron transmitidos por María Luisa Valcárcel. A aquella luminosa etapa corresponde el cedé 'Bailando por Cartagena' (1993), excelente urdimbre. Las letras son quintillas de los troveros Marín y Gregorio Madrid y las escritas son de Ginés Jorquera y el propio Luis Federico. Participaron junto al grupo, su director musical, Antonio Martínez Cánovas, y la familia Piñana. En esta fecha adoptaron la denominación de Grupo Folclórico Ciudad de Cartagena de La Palma.

El festival precisó exigentes medidas de financiación por lo que Pedro Gómez, actual presidente, lanzó todo un desafío. Surgiendo así el Café Cantante, ambientado en los antiguos cafés de cante que proliferaron en Cartagena y La Unión y en tantas ciudades de España. Una actividad que desde 1994 une una gran diversidad de músicas en directo, en un marco exquisito, con la degustación de platos tradicionales.

Tras el esfuerzo desplegado por parte de todos sus miembros y voluntarios a lo largo de año y medio, y los fondos europeos, rehabilitaron una casa de finales del siglo XIX, la Casa del Folclore, que fue inaugurada en 2001. Esta agrupación ha sabido sumar en un proyecto a distintas generaciones, cuando estas diferencias parecen insalvables. Al tiempo que les ha facilitado desplegar sus posibilidades artísticas y solidarias. Aplaudimos el acuerdo del Pleno de conceder la medalla de Oro del municipio al Grupo Ciudad de Cartagena por tanto patrimonio puesto en pie.