El vendedor Andrés García coloca unos rollos de tela en su popular tienda de Tejidos Santa Ana, que es un gran reclamo de las galerías comerciales del Cenit. Antonio Gil / AGM

El Cenit de Cartagena busca resurgir con ayudas al alquiler para abrir una veintena de locales cerrados

Este centro comercial del Ensanche cumple 40 años y tiene hoy en día más negocios con la persiana echada que nunca

Martes, 2 de mayo 2023, 07:26

La apertura del centro comercial Cenit en el año 1983 supuso un revulsivo en El Ensanche de Cartagena. Fruterías, pescaderías, panaderías, tiendas de ropa, supermercados, ... droguerías, bodegas y comercios de todo tipo siguen ofreciendo sus productos cada día a una clientela de proximidad. Si bien, el paso del tiempo y las nuevas formas de consumo, en las que priman la compra online y llenar la cesta de la compra en las grandes superficies, ha hecho que este zoco haya disminuido su afluencia de público. «El miércoles, jornada de mercado en la calle, es el único día de la semana que verás el Cenit con mucha gente», comenta uno de los vendedores.

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El Cenit cumplió el pasado febrero cuarenta años. El aniversario viene de la mano de un récord negativo en la actualidad. Estas galerías comerciales cuentan hoy con más locales cerrados que nunca, llegando a casi una veintena de negocios con la persiana echada.

Este centro comercial es privado y cuenta con ochenta locales de venta. Sus dueños son los propietarios de los locales. Es decir, los comerciantes. Para revertir el hecho de que haya tantos negocios sin actividad, la junta de propietarios está buscando que el Ayuntamiento de Cartagena lance una línea de ayudas económicas que subvencione el alquiler de locales a nuevos emprendedores que quieran abrir un comercio minorista.

«Solo tenemos una panadería o un puesto de venta de embutidos y fiambre. Hace tiempo que perdimos la única floristería que teníamos, que funcionaba muy bien. Tampoco hay una juguetería o una tienda de pequeño electrodoméstico o algo tan básico como una huevería. Además, hay cabida para abrir más carnicerías o pescaderías», explica la vicepresidenta de la junta de propietarios, Silvia Ros, que regenta una peluquería dentro del propio Cenit. La dirigente expone que la mayoría de los negocios cerrados en la actualidad lo están porque sus dueños se han jubilado, y no ha habido relevo generacional. Y defiende que el Cenit sigue siendo un lugar «rentable» para el comercio.

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Un cliente camina junto a un establecimiento cerrado. Antonio Gil / AGM

Renovar a la clientela

No obstante, Ros considera que es necesario impulsar la actividad con la apertura de más locales para atraer a gente joven, y hacer un relevo generacional entre la clientela, que reconoce que ha envejecido. Destaca su amplia zona de aparcamiento, con zona azul, para poder hacer las compra con el coche al lado. De hecho, el Ayuntamiento recientemente ha asfaltado toda la calle que da al exterior de la avenida de Murcia. Y tiene proyectado instalar plazas de estacionamiento para recargar coches eléctricos. «Nosotros entendemos que somos un centro comercial privado, pero necesitamos un impulso», concluye la vicepresidenta.

La mayoría de establecimientos que están sin actividad se encuentran así por la jubilación de sus dueños

El Cenit cuenta hoy en día con negocios que son un gran reclamo para la clientela. Entre ellos está la tienda de ropa Malú, el asadero de El Pollo Dorado, los congelados de Frigoríficos Morales, la bodega de Antonio Pérez, la droguería Aquabel o las telas de Tejidos Santa Ana. El responsable de este último establecimiento, Andrés García, cuenta mientras coloca unos rollos de coloridos tejidos asiáticos que van a organizar una gran fiesta este mes de mayo para celebrar los cuarenta años del Cenit y así hacer ruido para que más clientela acuda a hacer sus compras. Antiguamente, incluso se llegaron a sortear coches entre los clientes de estas galerías.

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La papelería Eureka tiene el cartel de liquidación por cierre. Antonio Gil / AGM

Propietarios morosos

Menos que celebrar tiene Antonio Ramón Justicia, que tiene un negocio de empeño y compro oro. Hace poco más de un año adquirió el local contiguo al suyo por 24.000 euros y lo puso en alquiler. De momento sigue cerrado. «Si lo llego a saber no lo compro», lamenta. La mayoría de los locales cerrados que hay en el Cenit tienen puesto un cartel de 'Se vende' o 'Se Alquila'. En algunos incluso se puede leer el precio de venta: 12.000 euros. «Mi local está bien. Yo lo alquilo por 320 euros, incluidos los gastos de la comunidad, que llevan también el agua. Pero sé de gente que incluso lo alquilaría solo a cambio de que le paguen los gastos de comunidad, que rondan los 170 euros mensuales». Su negocio debe ir bien en tiempos de crisis, reconoce, pero admite que no es así. «El miércoles, que es día de mercado y hay más gente, solo vendí cinco pilas de reloj. A dos euros cada una, diez euros de caja hice. Se ha perdido mucha venta en los últimos años», señala.

Hay comercios que son un gran reclamo, como Tejidos Santa Ana, los congelados de Frigoríficos Morales o El Pollo Dorado

Otro de los problemas que tiene el centro comercial es la cantidad de dinero que deben a la comunidad los propietarios de los locales que están cerrados. El comprador de oro cuenta que la deuda que deben otros propietarios ronda los 100.000 euros, aunque la vicepresidenta Silvia Ros, asegura que no es tanto dinero, pero no precisa el importe exacto. No obstante, Ros recalca que el centro comercial está al día de pagos con sus proveedores de luz y agua, entre otros. «Si hubiera dinero en la caja podríamos hacer mejoras, como instalar placas solares en el techo, que nos aliviarían el recibo de la luz», se queja Justicia. E incluso añade que en verano hay comerciantes que como no abren no quieren que pongamos el aire acondicionado común, porque gasta luz.

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Silvia Ros, peluquera

«El Cenit sigue siendo rentable, pero necesitamos un impulso para abrir más negocios y atraer nueva clientela»

Antonio R. Justicia, comprador de oro

«El miércoles, que se celebra el mercadillo, es el día de más gente. Pero el último miércoles solo vendí cinco pilas de reloj»

De los últimos en abrir, cierra

«Todo a un euro, por liquidación», tiene puesto en un cartel de su escaparate la papelería Eureka, con una imagen grande de una moneda de euro. El negocio abrió hace tres años, se vio sorprendido por la pandemia y desde entonces no ha remontado la situación. El joven comerciante que lo regenta cierra ya sus puertas de forma definitiva. Mientras, otros comerciantes resisten abriendo cada día. Si bien, es habitual que la mayoría de negocios abra solo por las mañanas, quedando muy pocos abiertos en el horario vespertino. «Nos vamos turnando y por las tardes siempre hay al menos una frutería abierta, una carnicería y algún otro negocio. Para dar el servicio a la gente», informan los vendedores.

Así las cosas, el futuro resurgir de estas históricas galerías comerciales pasa por conseguir atraer emprendedores que quieran abrir nuevos negocios con la ayuda al alquiler y exenciones que pueda poner en marcha la administración. Estos incentivos ya los puso en marcha el Ayuntamiento años atrás para revitalizar los locales comerciales que había frente a la línea de cajas del Eroski del antiguo centro comercial de la Rambla.

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