Parque de Artillería en 1874, totalmente destruido después de la explosión.

El Baluarte Nº 3 y la explosión del Parque de Artillería

LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN. HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA

Sábado, 3 de marzo 2018, 02:29

En estos días, asistimos a las excavaciones arqueológicas que están realizando en un solar entre las calles Carlos III, Juan Fernández y del San Juan. Como era previsible, han hallado los restos de un baluarte correspondiente al conjunto histórico denominado Muralla de Carlos III. Se trata del bastión Nº3, denominado 'Parque', por su proximidad al edificio de su mismo nombre.

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Por ello quisiera referirme a un episodio histórico, en el cual este baluarte tuvo un especial protagonismo: la Sublevación Cantonal en Cartagena, en 1873-1874. Al final de la misma se produce un hecho determinante, la voladura el 6 de enero de 1874 del Parque de Artillería.

La documentación oficial existente junto a varias memorias de oficiales, como el testimonio del capitán Eduardo García Alcántara, al mando del mismo, es del todo esclarecedor de lo ocurrido en aquellos momentos.

Relata este oficial que el día anterior sufrieron un intenso fuego artillero, con impactos sobre la pared norte del edificio del Parque, proyectiles que sobrevolaban sus cabezas en el baluarte bajo su mando; las durezas de los muros impedían su penetración, horadaban huecos, pero sin reventar las paredes.

Ya el día de Reyes, muy temprano, se inició de nuevo el bombardeo sobre la posición de este baluarte y del propio Parque. La batería sitiadora que escupía fuego era la Nº 11, emplazada en la Loma de los Gallegos. Solo hacía tres días que estaba operativa y sus puntos de batida eran las Puertas de Madrid y los baluartes 1, 2 y 3. Tenía la batería seis piezas con cañones cortos de sitio modelos 1861 de cobre refundido y con un peso de 945 kilos, más tres cañones largos de bronce refundido que pesaban 1.629 kilos.

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Durante los nueve días que hizo fuego esta batería disparó 2.066 proyectiles sobre lo objetivos que batían, a una cota de 60 metros y a una distancia de 2.650 metros.

Esta batería sitiadora, como hemos señalado, dirigía sus fuegos al Parque, tomando como punto de mira precisamente el Baluarte Nº 3, que solo mediaba de este edificio el espacio del camino de muralla, lo que actualmente es la calle del San Juan. Era por lo tanto el blanco preferente.

El fuego aquella mañana fue muy nutrido y continuo. Sobre este lado del edificio del Parque se encontraba el taller de confección de proyectiles más un enorme repuesto de pólvora, una auténtica Santa Bárbara que, de explotar ocasionaría un gran destrozo, como así ocurrió.

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Sobre esta misma zona, ajenos al peligro, se concentraban gran cantidad de mujeres dedicadas a la confección de sacos de pólvora para el servicio de la muralla. Les acompañaban sus hijos y familiares que se sentían más protegidos en el recinto militar que en sus propias viviendas.

Se calcula sobre quinientas personas, entre mujeres, niños, ancianos e inválidos los que se encontraban aquella trágica mañana detrás del Baluarte Nº 3 y tras los muros del Parque de Artillería.

Sobre las diez de la mañana se produce el impacto directo de un proyectil que viene en línea recta desde la Loma de los Gallegos, sobre el Baluarte Nº 3, produce la muerte de veinte artilleros, los pocos supervivientes se refugian en un pequeño habitáculo que había en su interior junto al capitán Alcántara que serán testigos de lo que ocurrirá instantes después.

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«¡De pronto! Infernal estruendo dejase sentir y otros, y otros, y otros ruidos, sucedían a los primeros». Con esas palabras describe el capitán el momento de la explosión.

Uno de los muchos proyectiles lanzados penetró por una de las ventanas del edificio, produciéndose una explosión en cadena que, destruyó toda ese ala del Parque y acabó con la vida de todas las personas que allí se encontraban.

Cuando al fin este militar pudo salir de su escondrijo, observó la horrible escena de los escombros humeantes y los cientos de cadáveres esparcidos a su alrededor. Se había consumado la explosión del Parque.

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Fue el mismo Alcántara quien tuvo que dar la noticia al comandante en Jefe de las fuerzas cantonales, el general Contreras:

- «Una gran desgracia, mi general: el Parque ha volado pereciendo 400 o más personas que están bajo los escombros».

- «Lo que más siento -respondió Contreras- es que nos hemos quedado sin proyectiles».

«Esta respuesta heló mi sangre. Y no es que el general Contreras carece de sentimientos, es que la guerra hace abstracción de todo y vive sólo para la guerra y por la guerra.

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Se limpió mi baluarte, acto seguido, se enviaron once disparos al enemigo en son de amenaza.

Había perdido 20 de mis 28 artilleros en el Baluarte Nº 3 y parte del Parque de Artillería había volado».

Hoy se está excavando parte de aquella historia.

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