«Nada más ver la avioneta, lo bajo que volaba y los giros que daba, me he fijado. Cuando ha hecho un extraño y se ha clavado en el mar, he remado como un loco hasta que he localizado el cuerpo», explicaba ayer José Luis Martínez, aún en 'shock' por lo sucedido. Él fue la primera persona que llegó con su tabla de pádel surf hasta los restos del ciudadano inglés que tripulaba la aeronave y que murió en el acto muy cerca de Cabo de Palos (Cartagena), a causa del violento choque con la superficie del mar a unos 500 metros de la costa. Ni sus intentos de reanimarle, ni el dispositivo posteriormente organizado en el que participaron Guardia Civil, Salvamento Marítimo, Cruz Roja y los bomberos, pudieron hacer nada por el finado, que fue trasladado al puerto de la localidad. De inmediato, las autoridades se aseguraron también de que él era el único afectado por el suceso.
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La tragedia sobrevino a las once y media de la mañana, frente a la playa del Descargador y a la cala de los Pinchosos. Fue poco después de que la víctima, que se llamaba Paul Burton y tenía 66 años, despegara del aeródromo de Totana, donde era conocido como un aviador experimentado y poco dado a las cabriolas y a las maniobras arriesgadas. De allí partió en un modelo JMB Aircraft VL3. Salió junto con otro piloto, que llevaba avioneta propia, en dirección a Cabo de Palos, donde José Luis y Verónica, una compañera que también iba en su tabla, le vieron estrellarse contra el mar.
«A los pocos minutos, un piragüista y yo le hemos visto salir a la superficie, le hemos subido a mi tabla y hemos intentado reanimarle, pero no tenía pulso. Después, han radiado un aviso y ha venido una embarcación. Le hemos subido y nos hemos venido a puerto, pero no había nada que hacer. Tenía una herida que le desfiguraba la cabeza», relataba José Luis Martínez, tras dar esas mismas explicaciones a la Guardia Civil y a la Policía Local. Mientras, los muelles portuarios se llenaban de curiosos, que preguntaban por lo sucedido.
Durante las inspecciones realizadas por los agentes y las inmersiones de los buzos de Salvamento Marítimo, para descartar que hubiera más víctimas, fueron rescatados algunos de los trozos más ligeros del fuselaje, y las almohadillas de los asientos del avión, que flotaban. Todo ello para identificar la procedencia de la avioneta. Pero fue el aviso del piloto que volaba junto al accidentado, al aeródromo de origen, lo que permitió saber su identidad.
La Guardia Civil del Mar investiga las causas del accidente, a las órdenes del juzgado de guardia, para saber, por ejemplo, si hubo un fallo mecánico. Los forenses dilucidarán también si el piloto pudo sufrir una indisposición o si todo fue consecuencia de un fortuito y desgraciado accidente. La alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, dio en redes sociales su pésame a los allegados de la víctima.
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