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Llegar hasta los caseríos de Los Albaladejos, Los Jarales, Los Chorrillos y el Horno Ciego, en la diputación de Perín, donde viven alrededor de una treintena de familias, es cada vez más complicado. Los vecinos tienen que sortear profundos socavones, baches peligrosos y zonas de tierra que se embarran y convierten en impracticables los caminos cuando llueve. En Los Puertos de Santa Bárbara de Arriba, además, los itinerarios que llevan a las casas, la mayoría diseminadas, están a oscuras. Igual que en otros de Tallante, Galifa y Cuesta Blanca. Este mal endémico es característico de todos los pueblos de la zona oeste, donde los residentes se sienten «olvidados» a causa de la escasa atención médica, la suciedad, la inseguridad, el mal alumbrado público, la falta de alcantarillado y agua potable en algunas zonas y el defectuoso estado de los locales sociales.
Los vecinos reclaman un verdadero plan de asfaltado y bacheado en toda la zona, para garantizar la seguridad de los conductores. La Junta Vecinal de Perín gastará este año 48.000 euros en estos trabajos, «pero no podremos llegar a todo», indicó el presidente de la asociación de vecinos, Bartolomé Gimeno. La de Isla Plana-La Azohía invertirá otros 15.000 euros también en carreteras.
Pero si hay un problema que últimamente les trae de cabeza es lo que pasa con la Atención Primaria. En casi todos los consultorios de la zona las horas de apertura han sido reducidas. El Servicio Murciano de Salud (SMS) ha dejado solo un día de atención a los pacientes, cuando, por ejemplo, en Cuesta Blanca, Canteras, Tallante, Isla Plana y Perín había asistencia toda la semana. En Los Puertos de Santa Bárbara, de dos días se quedó en uno. A ello le suman las reclamaciones en La Azohía y Los Puertos, para hacer mejoras en las instalaciones sanitarias que están obsoletas.
El alumbrado público ocupa el tercer lugar entre las quejas vecinales, sobre todo en Tallante, Galifa y La Torre de Nicolás Pérez. En esta última localidad, 120 familias critican que siguen sin tener señal de televisión ni cobertura telefónica. «Estamos en el siglo XXI y aún hay zonas de Cartagena donde los residentes no tenemos internet, y eso dificulta el trabajo a las empresas», contó a LA VERDAD, el presidente vecinal, Alfonso Agüera.
Otra de sus preocupaciones es la seguridad vial en la carretera que une Cartagena con La Azohía, la E-22, por la que circulan a diario más de 4.000 vehículos. Los cuatro accidentes graves de este verano, dos de ellos con fallecidos, han acrecentado la necesidad de invertir en mejorar la seguridad, sobre todo a su paso por las Cuestas del Cedacero.
En esta vía de comunicación, la señalización es vieja y está descolorida. Además, hay tramos en los que la pintura de la mediana casi se ha perdido, como los 700 metros previos a La Vaguada desde Cartagena. Tras dejar Canteras, la carretera vuelve a empeorar, con tres kilómetros de cambios de rasante, curvas peligrosas y un acceso a El Portús que carece de la glorieta que prometió construir la Comunidad hace diez años.
Además, los vecinos denuncian desde hace años, como también lo hizo hace dos semanas el Partido Cantonal, la imposibilidad de reciclar residuos, al carecer de contenedores amarillos para envases y plásticos; azules, para papel; y verdes, para vidrio. Esta situación se da en las poblaciones de tres diputaciones: Campo Nubla, Perín y La Magdalena. La mayoría de los pueblos tienen recipientes a la entrada o a la salida que se llenan con facilidad; mucho más rápido en verano, cuando se triplica la población.
En la distribución geográfica de esta parte de Cartagena abundan los caseríos diseminados cuyos habitantes tienen que usar el coche para depositar sus residuos. Es el caso de La Manchica, en la carretera del mismo nombre que une La Aljorra y Las Palas: hay seis contenedores juntos ubicados a las afueras de la trama urbana.
La seguridad es un tema por el que la Federación de Asociaciones de Vecinos lucha desde hace años. «Queremos que Molinos Marfagones y Canteras pasen a ser competencia de la Policía Nacional, para dar más libertad de acción a la Guardia Civil en el resto de pueblos. Ahora mismo, la primera reacción de la Benemérita cuando avisamos de un suceso es de desconocimiento, porque no sabe ni dónde están algunos caseríos», denunció Juan José Ramos, portavoz de la federación.
También hay quejas sobre educación. El único instituto público de la zona, el Juan Sebastián Elcano, «tiene fatal los accesos, el alumbrado, los jardines, los bancos y las aulas. Además, hay amianto», aseguró Ramos.
La creación de la Línea 25 del autobús urbano no es suficiente para los núcleos rurales. Sus vecinos exigen más paradas y más rutas de transporte público que les comuniquen con Cartagena.
También hay reivindicaciones específicas de cada pueblo. En Isla Plana exigen poner en valor los baños termales y la Cueva del Agua, para atraer a más turistas. Y en El Portús se quejan de los continuos vertidos en su bahía y reclaman la construcción de un local social. «Tenemos planes para hacer uno con contenedores, pero necesitamos financiación», contó a este diario el presidente vecinal, Luis Saura.
Las juntas vecinales de Isla Plana-La Azohía, Perín y Molinos Marfagones ultiman estos días sus presupuestos para invertir en sus zonas de influencia. La escasa financiación que reciben del Ayuntamiento de Cartagena les da para hacer pequeñas obras, pero pese a ser de poco calado son muy esperadas por los vecinos. Los trabajos se centrarán en mejorar carreteras, a través de planes de bacheo y asfaltado, y en arreglar plazas, parques y locales sociales.
Por ejemplo, en la primera de esas juntas vecinales, dirigida por Luis Lozano, serán invertidos 68.000 euros. Gran parte de ese presupuesto irá destinado a reformar las plazas de La Chapineta y La Brisa, en La Azohía. La primera de ellas se llevará 17.000 euros y la segunda 18.000. Las obras consistirán en el adecentamiento de los espacios públicos y en la instalación de juegos infantiles.
Habrá 15.000 euros para arreglar caminos y carreteras de San Ginés, «que precisan mucha inversión», según Lozano. Otros 18.000 serán para instalar farolas en este núcleo poblacional y en el Campillo de Adentro.
Zonas infantiles
Por su parte, en Molinos Marfagones, el presidente de la Junta Vecinal, Antonio Bernal, gastará gran parte de su dinero en arreglar zonas infantiles de La Magdalena, Los Puertos de Santa Bárbara de Arriba, Pozo los Palos y Molinos Marfagones. «Este año hemos querido centrarnos en estos parques, por las necesidades que presentaban», indicó Bernal. Otra parte de los 120.000 euros que tiene preparados irá para seguir promocionando el juego de los bolos, como lo viene haciendo durante los últimos años.
Y en la demarcación de Perín, la presidenta, Isabel María Andreu, invertirá 48.000 euros en varios caminos con daños y desperfectos. Otros 10.000 serán para poner luminarias con tecnología led, para ahorrar electricidad. También habrá dinero para colocar una separación en el local social de Perín, para que el salón pueda ser usado por dos grupos a la misma vez. En Tallante, hará mejoras en la asociación vecinal y en Galifa buscarán un almacén más grande para la comparsa Ilusión. Y habrá financiación para el aire acondicionado del local social de Cuesta Blanca.
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