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Dos asentamientos chabolistas atemorizan en el último año a vecinos de la diputación cartagenera de La Magdalena
Atribuyen «múltiples» robos en la diputación a los moradores de esos poblados levantados con desechos y enganchados a una toma de agua y luz
Lo que comenzó como una pequeña barraca construida con palés y un trozo de lona en abril del pasado año, ahora se ha convertido en ... un verdadero asentamiento chabolista en pleno corazón de la diputación de La Magdalena, en las inmediaciones del paraje de Los Méndez. Con maderas, chapas de tejados, ladrillos y viejas autocaravanas instaladas sobre bloques de hormigón, una decena de familias con menores de edad han creado un pequeño poblado ilegal, reconocieron fuentes del departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Cartagena. El agua y la luz la tienen enganchada a dos contadores generales ubicados en la entrada de la parcela vallada que ocupan.
Pese a las advertencias y la apertura de dos expedientes sancionadores por parte de la administración local al dueño del solar, un vecino de la zona, los moradores continúan allí, entre suciedad y animales sueltos. Muchos de ellos se han trasladado en el último año de barrios de Cartagena, entre ellos, Los Dolores.
Su presencia en la zona tiene atemorizados a los vecinos de este enclave rural, quienes relacionan a esas familias con la creciente inseguridad y las «múltiples» oleadas de robos que ha habido durante los últimos meses. Entre los caseríos afectados, además de Los Méndez, destacan Los Favianos, Los Segados, Los Grillos y Los Sotos. Se trata de pequeños núcleos poblacionales diseminados por los alrededores de La Magdalena.
Los residentes planean crear patrullas nocturnas, como las que formaron en La Aljorra y Perín para frenar los asaltos
Segundas residencias
Esta situación llevó a los residentes a recoger en marzo casi un centenar de firmas, que llevaron al Ayuntamiento, junto a una reclamación y una petición de que se tomaran cartas en el asunto. Los vecinos tienen tanto miedo que por las noches apenas salen a la calle. Incluso, los que tienen allí sus segundas residencias no se atreven a dormir en lo que antes eran unas viviendas seguras.
«Estamos con mucho miedo desde que a comienzos de la pandemia empezaron a ocupar el terreno. Incluso, llegan a intimidarnos si nos ven por la calle. Esto debe acabar. Así no podemos estar por más tiempo», explicó a LA VERDAD, el presidente de la Junta Vecinal de Molinos Marfagones, Antonio Bernal. Se queja de que el Consistorio ha hecho «caso omiso» a sus requerimientos. Incluso, añadió, «hemos solicitado información sobre qué actuaciones se va a llevar a cabo, pero tampoco hemos recibido contestación».
Hace dos meses, técnicos municipales del departamento de Urbanismo, acompañados por agentes de la Policía Local, visitaron el asentamiento, tras las quejas de los vecinos. Después de una breve inspección abrieron dos expedientes, uno sancionador y otro en el que se obliga al dueño del terreno a restablecerlo a su situación anterior a la llegada de las familias.
Pero, desde entonces, lejos de amedrentarse y acabar con esta situación, el número de viviendas ha crecido. «En las últimas semanas han realizado construcciones con bloques y ladrillos sin ningún tipo de licencia urbanística», explicó un vecino, que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a posibles represalias. Lo peor de todo es que cerca de este asentamiento ha surgido otro muy similar. Este está ubicado en el caserío conocido como Casa del Pino. En una parcela vallada viven dos familias, una en una autocaravana junto a una construcción hecha de palés y otra en una casa prefabricada.
Casas abandonadas
Los vecinos de esta diputación temen que si no se hace nada este lugar crezca hasta convertirse en otro poblado chabolista. Incluso denuncian que dos casas abandonadas situadas en Los Méndez y en Los Zurdos han sido ocupadas de manera ilegal. Así que están pensando en crear patrullas nocturnas, como las que ya hubo en La Aljorra y Perín.
Desde noviembre ya han robado en la ermita y en varias casa deshabitadas, de las que se llevaron bicicletas y herramientas. De la plaza del local social extrajeron cuatro focos y realizaron destrozos en las inmediaciones. Los vecinos llevan contabilizados más de una veintena de atracos, la mayoría en casas de campo diseminadas y segundas residencias. Hace unas tres semanas entraron a una de la extrajeron maquinaria y herramientas por un valor superior a los 8.000 euros. Todo estaba en dos contenedores, cuyas puertas fueron destrozadas.
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