E. GARCÍA / LV
Sábado, 17 de octubre 2015, 00:31
Los restos mortales del policía nacional Gregorio Javier García Miras, de 40 años, fueron despedidos ayer de manera multitudinaria en el tanatorio Estavesa con el homenaje de sus compañeros de la Policía Local, vestidos con uniforme de gala. Ellos fueron los encargados de transportar el féretro, cubierto por la bandera de España y, sobre ella, la gorra del agente, que estaba imputado y encarcelado por su presunta relación con la desaparición y muerte de un vecino de Las Seiscientas en marzo de 2014. Sus compañeros de cuerpo no fueron autorizados por Interior a rendirle homenajes de despedida.
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Según denunciaron los propios policías, minutos antes del inicio del funeral recibieron instrucciones de sus superiores para que no acudieran de uniforme de gala, como era su intención, para portar el féretro de su compañero, en señal de respeto. Además de familiares y amigos, la creencia extendida entre los policías de la Brigada de Seguridad Ciudadana donde servía Javi -como era conocido- es que él y sus cinco compañeros encarcelados desde hace un año en relación al llamado 'caso Cala Cortina' son inocentes.
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) censuraron la decisión de sus superiores. «Es lamentable que la Dirección General de la Policía no haya puesto representación oficial alguna a este acto, en el que, alejados de cualquier otra polémica, se despedía a un integrante del Cuerpo Nacional de Policía que perdía la vida de manera trágica, sin dar tiempo para que un juicio justo pusiera las cosas en su sitio», indicó en un comunicado. Este sindicato destacó y agradeció la representación de gala de sus compañeros policías municipales.
Entre los asistentes al funeral estaba el comisario jefe de Cartagena, Ignacio del Olmo, vestido de uniforme de diario y acompañado de otros mandos policiales.
Gregorio Javier García Miras falleció el martes en un hospital madrileño al que fue trasladado desde la prisión de Estremera aquejado, aparentemente, de una pancreatitis aguda. En ese centro penitenciario próximo a la capital de España llevaba ingresado un año, en compañía de uno de los seis agentes imputados por su presunta responsabilidad en la desaparición y muerte del vecino de Las Seiscientas Diego Pérez. Los cuatro restantes cumplen prisión provisional en Castellón.
El fallecimiento del agente, que deja mujer e hija, ha removido los ánimos de familiares, amigos y compañeros de los otros, que claman por que sean puestos en libertad a la espera de juicio a lo largo de 2016.
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