«Sé quién mató a Diego. Robó algo de dinero y mandaron que lo mataran»

A las 21.40 horas del 30 de abril pasado, un mes y una semana después de que el cadáver del vecino de Las Seiscientas Diego Pérez hubiera sido devuelto por el mar en Cala Cortina, la Comisaría de Cartagena recibió esta llamada anónima:

- Comisaría de Policía Nacional.

- ¿Cartagena?

- Sí, Cartagena.

- Vengo a dar una información.

- Diga.

- Pero no pue... no puedo dar mi nombre.

- Vale, no te preocupes.

- Eh... quien mató a... a Diego.

- A Diego...

- Fue... lo mandó... (dice el nombre de un hombre, D.G.F., y de una mujer, N.V.M.M.).

- ...

- Porque está con la droga, y el chaval robó algo de dinero y lo mandó a que lo mataran.

- ¿Quién?

- Lo mandó a que le pegaran una... una paliza, y... y de ahí lo mataron.

- ¿Pero quién lo mató?

- Eso ya no lo sé. No lo sé.

- ¿D.G.F. y quién era la otra, me has dicho?

- N.V.M.M. Los dos están en chanchullos... Están con chanchullos de la droga... Estoy nervioso. No puedo dar mis datos.

- Vale, vale. ¿N.V. qué más? ¿M.M.?

- Sí. Que se ha ido a Marruecos.

- ¿Se ha ido a Marruecos ella?

- Sí.

- ¿Para qué?

- No, por... ¿Para qué se va a ir? ¡Para que no la cojáis!

- Sí, pero... el Diego éste ¿quién es...? El hombre este que desapareció y después lo encontraron, ¿no?

- Sí, sí, sí, en la playa.

- ¿Pero no puede aportarme ningún dato más?

- Nada más. Es lo único que sé.

- ¿Y usted cómo lo sabe?

- Porque lo sé.

- Tú dime cómo lo sabes, porque... eh... si yo veo a mi jefe ahora mismo y le digo esto, se va a reír de mí.

- Vale. Estaba yo cuando se hizo.

- ¿Estaba usted?

- Sí. Cuando dijeron a unos que le iban a pegar una paliza. Hasta luego.

- O sea... (Se corta la llamada).

Aunque el operador de la Sala 091 de la Policía reaccionó con rapidez, identificó la cabina desde la que se había hecho la llamada y envió un coche patrulla, cuando los agentes llegaron ya no hallaron a nadie en el lugar. Y aunque intentaron que los especialistas de la Policía Científica obtuviera alguna huella válida, se demostró imposible por la gran cantidad de personas que usan ese aparato.

Según un informe remitido ahora por la Policía Judicial a la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena, María Antonia Martínez, los agentes encargados de investigar la muerte de Diego Pérez insistieron en esa línea durante un tiempo. Comprobaron si alguna de las personas delatadas por el informante anónimo había salido de España, como éste aseguraba, y vieron que no era así.

Buscaron cruces de llamadas entre los sospechosos, y tampoco los hallaron. Tampoco pudieron comprobar que existiera alguna relación entre ellos, ni que conocieran a Diego Pérez. Unas razones, todas ellas, que les llevaron a abandonar esa línea de investigación y que ahora se intenta reavivar por parte de las defensas de los seis policías encarcelados, que pretenden demostrar que los asesinos pudieron ser otros.

La juez será la que decida si se debe incidir en esa investigación, o si debe ser desechada definitivamente.