El Lenin cartagenero
El socialista Amancio Muñoz de Zafra, que fue alcalde cinco meses, tuvo una destacada labor política en Madrid como diputado
LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA
Sábado, 13 de septiembre 2014, 00:39
Presentamos hoy unas fotografías en donde aparece un personaje político de los años 30, que tuvo una importante relevancia en nuestra ciudad para posteriormente ocupar un plano destacado a nivel nacional antes de pasar al olvido: Amancio Muñoz de Zafra (1894-1938).
Hijo de un sargento de la Guardia Civil destinado en el Estrecho de San Ginés, sastre de profesión, se licenció en Derecho por la Universidad de Murcia (en solo cinco años pudo obtener el título de bachiller y la licenciatura) con el propósito de defenderse personalmente de las innumerables acusaciones sufridas por su actividad política.
Iniciado en la masonería en 1917 con el nombre simbólico de 'Zenón', perteneció a la logia Aurora nº 234 de Cartagena, donde alcanzó el grado 2º.
Ingresó en la Agrupación Socialista de Cartagena a finales de 1918. Concejal del Ayuntamiento en 1920, año en que también fue candidato del PSOE en las elecciones generales sin resultar electo.
Elegido presidente y candidato a la Alcaldía por los socialistas cartageneros a las elecciones de 1931, tras la proclamación de la República, como miembro del Comité Revolucionario de la ciudad, se hizo cargo del Ayuntamiento, formando parte de una gestora provisional formada por los tres concejales más votados: el confitero Severino Bonmatí Vicedo (Radical Socialista), el doctor Luis Romero Ruiz (Alianza Republicana) y Amancio Muñoz de Zafra (PSOE), que sustituyeron al alcalde saliente, Julio Mínguez.
Fue entonces cuando se inició en el gobierno municipal un periodo de gran inestabilidad política, en donde se alternaron diferentes alcaldes en un proceso lleno de irregularidades y en el que nuestro protagonista siempre tuvo un lugar señalado.
Elegido alcalde desde agosto de 1931 a enero de 1932, la paralización de las obras, los graves problemas del municipio y las presiones de sus enemigos fueron alejando a Amancio Muñoz (o Zafra, como le conocía toda la Cartagena política) progresivamente de la Alcaldía. El 23 de enero de 1932 salió a la luz pública que había pedido un permiso de dos meses de asuntos propios para ausentarse de la ciudad. Los republicanos aprovecharon esa circunstancia para publicar un duro comunicado político sobre la gestión y la personalidad del líder socialista y exigir un pleno extraordinario de rendición de cuentas donde estos solicitaron su dimisión. El alcalde, en una escena propia de un drama por entregas, se negó en ese momento a ceder el sillón de alcalde y amenazó con una pistola a sus compañeros en el propio salón de plenos.
Unos días después el absurdo de la vida política cartagenera alcanzó su extremo máximo al invadir el Ayuntamiento un grupo anarquista a la búsqueda y captura de Zafra para forzarle su dimisión. El controvertido alcalde acabaría la jornada acudiendo escoltado por las fuerzas de seguridad al juzgado, donde interpuso una denuncia. Los anarcosindicalistas habían servido ahora a los republicanos como fuerza de choque contra los socialistas.
Muñoz abandonó la ciudad ante el temor de ser asesinado y ese mismo año se trasladó a Madrid, donde ejerció como abogado del Sindicato General de Obreros y Empleados de Comercio, iniciando una intensa labor como letrado defensor de numerosos procesos seguidos contra participantes en la revolución de octubre en Madrid. Pronto consiguió ganarse la confianza del líder socialista Largo Caballero, lo que le proporcionó una exitosa carrera política.
Desde Madrid, siguió influenciando la política local mediante otros concejales socialistas de su total confianza, como fueron Miguel Céspedes y Jesús López Lorente.
En 1935 se divorció de su esposa cartagenera, y se casó con la también abogada y diputada socialista Julia Álvarez Resano (asesora jurídica de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra), entrando de esta forma en los círculos de poder socialista.
Elegido diputado por la provincia de Murcia en las elecciones generales de 1936, formó parte de las Comisiones de Presupuestos, Suplicatorios, Agricultura y Justicia. Además, fue miembro suplente de la Diputación Permanente de las Cortes (del 1 de febrero de 1937 al 1 de octubre de 1938) y del Tribunal de Responsabilidades Civiles (de febrero a octubre de 1938).
Su matrimonio con la diputada Álvarez y su costumbre de sentarse siempre juntos en el parlamento y caminar cogidos de la mano, les hizo, como comentaba Manuel Azaña, ser conocidos en el congreso con el apelativo de 'Los Reyes Católicos'.
En los primeros días del inicio de la Guerra Civil se trasladó de nuevo a Cartagena, para ponerse al frente de las milicias de la ciudad que tomaron Albacete. Por su encendido empuje y virulencia al frente de estas tropas se le apodó como el 'Lenin cartagenero'.
Muñoz fue comisario del Ejército del Sur y, ya muy enfermo, delegado del Gobierno en la Trasatlántica. Falleció el 4 de octubre de 1938 en el Sanatorio de Nuria (Gerona), a consecuencia de una lesión pulmonar contraída durante la guerra. Fue enterrado en Ribas de Fresser (Gerona).
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