Ana María Vacas Martínez-Blasco
CARAVACA DE LA CRUZ
Miércoles, 12 de marzo 2025, 13:41
La relación de Rubí con la danza comienza cuando una profesora le aconsejó a su abuela que intentara matricularla, pues «tenía condiciones». Así comenzó estudiando en el Conservatorio de Danza de Murcia, donde participa en el I Concurso «Tiempo de Danza», descubriendo en ese momento que le gustaba más coreografiar que bailar, hecho que se produjo en cuarto curso de elemental con 12 años.
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Existen varios referentes decisivos en su formación, como la influencia de la profesora Margarita Muñoz Zielinski, la cual le transmite su pasión y visión de la danza; ella fue quien le enseñó que mediante la expresión lo que puede llegar a transmitir un bailarín va más allá de la técnica. Solía llevar a sus alumnas a ver actuaciones de grandes bailarines y de gira a bailar fuera del conservatorio, actitud muy novedosa e inspiradora para Rubí.
Otros grandes referentes han sido José Antonio Robles, por ser maestro de maestros y enseñar una técnica perfecta; así como Raquel López, la cual fue un soplo de aire fresco en su educación, pionera en su forma de enseñar la danza y coordinadora de Danzarte. Ambos son profesores del Conservatorio de Murcia.
Compagina los estudios superiores de Audiovisual con los estudios superiores de danza en un centro privado «Royal Academy of Dance»; en ese momento su hermana, que dirige una asociación juvenil le ofrece participar impartiendo talleres de danza, oferta que tuvo una acogida impresionante. Por ello, cuatro años después crea el «Ballet Joven Dinamur», una asociación de danza que utiliza espacios públicos cedidos por el Ayuntamiento de Murcia en El Palmar, como el Centro Juvenil; o en centros concertados, como el Casino. Ofrecen calidad por cuotas muy asequibles incluso con inscripciones a campeonatos nacionales.
Cuando Rubí ensambla sus escenografías suele realizar un proceso de investigación desde cero. Se inspira en conceptos artísticos basados en las artes en general, pintura, música, cine… leyendo artículos y visionando las actualizaciones de danza, pero siempre intenta poner su sello personal; a pesar del esfuerzo que supone, considera que es un verdadero privilegio. Le gusta la fusión de los estilos, como contemporáneo y clásico, porque piensa que con su unión se complementan. De la música, destaca el flamenco como prioritario, el cual ha utilizado en varias de sus coreografías, pero también le gusta la música cubana y las bandas sonoras de música del cine. Considera que, además de la técnica, el bailarín debe tener presencia escénica, muy importante para la coordinación entre este y su coreógrafo, una especie de aura que lo diferencia consiguiendo así un vínculo con el espectador.
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Ha creado numerosas coreografías desde que forma su asociación hace catorce años. Varios ejemplos de su trabajo fueron la coreografía «Gaya», que surgió viendo una noticia del cambio climático, presentando la contaminación lumínica donde utiliza la luz del móvil de forma muy expresiva e impactante; y la coreografía de los grandes pintores nacionales, en los que el atrezzo y la presentación demuestra que estamos hablando de una excelente pionera con un gran talento y capacidad extraordinaria que, sin duda, está generando que, a nivel docente, El Palmar y Murcia estén muy presentes en el mundo escénico de la danza. Sin duda que ha estado influenciada por su profesora Carmina Ocaña, la gran maestra de la danza en su escuela de Madrid, de donde han salido principales figuras de la danza de nivel mundial; como por África Guzmán, profesora de técnica y coreografía, que ahora es una asesora del Ballet Nacional y fue primera bailarina de dicho ballet.
Admira a la bailarina Alicia Alonso, la que ha podido ver en varias ocasiones, incluso se desplazó a Cuba a su teatro para ver su trabajo en el mismo espacio donde lo genera.
Se siente muy agradecida a las personas que forman su equipo como Raúl Molina, técnico audiovisual y músico; y Teresa Lloret, directora de vestuario, que siempre la han apoyado en sus trabajos dando un resultado inmejorable en sus presentaciones. Incluso Yolanda, que ha estudiado diseño, y Dolores, márquetin, que siendo alumnas colaboran en el equipo.
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Ginés Millán y José Carlos Cárceles, ambos forman parte del Centro juvenil de El Palmar, y siempre han estado dispuestos a ayudar. Al igual que la directiva del Círculo Cultural «El Palmar», por ser generosos y darles lugar para impartir sus formaciones en ese emblemático espacio siempre atendidos por su conserje Encarni. Gracias a todos ellos el funcionamiento del Ballet Joven Dinamur ha podido prepararse y evolucionar hasta destacar a nivel Nacional e internacional, como en el año 2024 representando a España en el campeonato Mundial All Dance Wordl, de Orlando.
El Ballet Joven Dinamur se creó como una Asociación porque considera que tiene que hacer una labor social. Le gustaría que fuera como una cadena que se desarrolla con el tiempo y que sus alumnas sigan dando clase en centros culturales, aumentando los conocimientos y que este trabajo, que nació de sus inicios, sea su herencia para el mundo del arte. Aunque ya ha demostrado sobadamente su sello personal en todos aquellos jóvenes que están ganando numerosos reconocimientos y premios por su enorme labor docente.
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