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Jesús López. CARLOS DÍAZ
ENTREVISTA

«El estereotipo del 'rústico' como alguien inculto ha hecho y hace daño»

Jesús López García es profesor, geógrafo y escritor

MARIELA FASOLI

LA VERDAD

Viernes, 25 de octubre 2019

Jesús López García (Caravaca de la Cruz, 1956) es escritor y, hasta que se jubiló, fue profesor de Geografía e Historia en el instituto San Juan de la Cruz, situado en su localidad natal. Recientemente ha presentado su libro 'Viejos caminos, viejas historias' (editorial Tirano Banderas, 2019), que transcurre en varios lugares de la Región de Murcia.

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-¿Qué es 'Viejos caminos, viejas historias'?

-Un viaje a pie entre Caravaca y Santiago de la Espada, pasando por Moratalla y Nerpio, atravesando sierras, cuencas y valles, por el viejo tejido de comunicaciones del mundo rural que unía aldeas, cortijadas, cortijos... Esa parte del hábitat que ha quedado fosilizado debajo de 'los nuevos tiempos'. Son 'las viejas historias' contadas por sus protagonistas, aún vivos, los que vuelven a dar vida a ese hábitat y a este libro.

-¿Qué les ocurría a los protagonistas de los 'viejos oficios'?

-Esos viejos oficios del mundo campesino, en una economía de autoconsumo, estaban obligados a enfrentarse a una naturaleza difícil, serrana, de inviernos fríos, con escasa mediación tecnológica. Precisamente esa dialéctica forjó una forma de ser, un carácter, una cultura, que han permanecido hasta hace apenas unas décadas. Esa sabiduría popular, a veces rigurosa en el conocimiento de la naturaleza y a veces basada en fantasías e incluso mitos sobre lo desconocido, impregna 'Viejos caminos, viejas historias'.

-¿Cómo afrontan estos seres humanos «lo que la naturaleza da de bueno y de malo»?

-Se sirven de herramientas básicas, algunas de origen medieval, o anteriores, y, sobre todo, de los animales de tiro. La cuadra es un elemento central en la vida doméstica. Pero yo diría que la principal herramienta es la sabiduría ancestral sobre el comportamiento de esta naturaleza, muchas veces hostil.

-¿Cuál ha sido la forma de vida y la cultura de estas personas?

-Hasta hace unas décadas las comunidades rurales en estos campos y sierras eran cerradas económicamente, de autoabastecimiento; pequeños labrantíos cultivados por campesinos, a veces propietarios y a veces no, que convivían con jornaleros sin tierra. Precisamente la red de caminos enlazaba unas comunidades con otras, no solo en lo económico, sino en la vida social, en las visitas entre familias y amigos, en los bailes, en las fiestas, conformando un modo de vida, una oralidad propia, una cultura.

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-¿Qué sabiduría popular encierra la zona descrita en su libro?

-La sabiduría popular del nodo de 'las cinco provincias' (Murcia, Almería, Albacete, Granada y Jaén) se ha construido por la transmisión oral, llegando a formar un patrimonio de conocimiento que fue clave para la subsistencia. Sus restos materiales, construcciones en piedra seca, albañilería popular, hornos de pan y molinos deberían ser protegidos por las administraciones. En mi opinión, el patrimonio cultural no es solo el de los edificios históricos urbanos civiles y religiosos. Es también esta cultura material e inmaterial.

-¿Por qué le gustaría luchar?

-Me gustaría abogar por un rescate patrimonial de conjunto y hacer frente a la desmemoria y al olvido. El hombre del campo no tuvo voz, no se ha hecho oír. La despoblación ha arrasado con ese patrimonio que venimos diciendo, y ahora hay colectivos que lo reivindican. Creo que esa es una batalla de calado en la que hay que profundizar.

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-¿Por qué la sociedad parece desapegada de dicha sabiduría?

-Vivimos tiempos de desapego. La cultura rural ha sido maltratada por el olvido, la displicencia, el tipismo y los tópicos. El estereotipo del 'rústico', el 'paleto', como alguien bruto, inculto, ha hecho y sigue haciendo mucho daño. El campesino podía ser incluso analfabeto, pero nunca ignorante ni inculto. Al contrario; el conocimiento acumulado y transmitido oralmente entre generaciones fue su principal herramienta de supervivencia. 'Viejos caminos, viejas historias' dignifica al campesino y al serrano.

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