Camino del Lignum Crucis

Este recorrido de unos 140 kilómetros cubre la distancia entre la localidad alicantina de Granja de Rocamora y Caravaca y fue impulsado por la Hermandad de la Santísima Cruz de Granja de Rocamora con el fin de conectar localidades que veneran de manera especial la cruz

Viernes, 22 de marzo 2024, 10:35

El Camino del Lignum Crucis recorre en seis etapas unos 140 kilómetros y separa las localidades de Granja de Rocamora, en Alicante, y Caravaca de la Cruz. A lo largo de su trazado, impulsado en gran medida por la Hermandad de la Santísima Cruz de ... Granja de Rocamora, se visitan localidades que veneran de manera especial la cruz de Cristo, como Abanilla y Ulea, si se dispone de tiempo para tomar un desvío.

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La primera etapa parte de Granja de Rocamora y llega hasta Abanilla. A lo largo de 18 kilómetros y unas 4,5 horas de recorrido, el viajero podrá disfrutar del característico paisaje desértico de la zona. Si el caminante no está demasiado cansado, algunos de los puntos de mayor interés que pueden visitarse son el paisaje lunar del desierto de Mahoya y el entorno del río Chícamo.

La siguiente etapa, entre Abanilla y El Rellano, en Molina, recorre 24 kilómetros y se puede cubrir en menos de siete horas. Si se desvía del camino el peregrino podrá disfrutar de los Baños de Fortuna y el santuario romano de la Cueva Negra.

La tercera etapa es la más exigente de este recorrido. Conecta los municipios de El Rellano y Campos del Río, separados por 34 kilómetros y algo más de 8,5 horas. En el camino el visitante puede descubrir la antigua estación de ferrocarril de Campotéjar, tomarse un merecido descanso en el balneario de Archena y, si se dispone de tiempo para desviarse del camino, disfrutar de la emblemática Casa del Cura en Ulea o del conocido Salto de la Novia.

Para contrarrestar el esfuerzo del día anterior, en la cuarta etapa, entre Campos del Río y Mula, el recorrido de apenas 15 kilómetros puede cubrirse en unas tres horas. El camino ofrece al visitante la experiencia de los Baños de Mula, descubrir la villa romana de Los Villaricos o disfrutar de las vistas en el embalse de la Cierva.

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La penúltima etapa conecta Mula y Bullas y ofrece al caminante el placer de disfrutar de gran parte del trayecto rodeado de viñedos. La ruta, de 23 kilómetros, se puede cubrir en unas 5 horas. El trazado circula por la vía verde del Noroeste y es recomendable hacer parada en la pedanía de El Niño de Mula para reponer fuerzas. Se trata de una etapa exigente físicamente ya que el camino será cuesta arriba. Algunos de los puntos más interesantes que ofrece esta parte del camino son la visita al Santuario del Niño de Balate, a la Villa Romana de Los Cantos en Bullas, así como la casa-museo Don Pepe Marsilla y el palacete de los Melgares. No debería faltar en esta etapa una visita a una de bodega de esta denominación de origen.

Finalmente, será el sexto día del camino del Lignum Crucis cuando el peregrino pueda clavar su vista en la basílica de la Vera Cruz mientras avanza hacia Caravaca. Pero antes de poder vislumbrar el templo, habrá de llegar desde Bullas a Cehegín, donde podrá disfrutar de su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico. Asimismo, el caminante puede aprovechar para visitar las ruinas de Begastri, ciudad romana que fue sede episcopal entre los siglos VI y VIII. Solo después de dejar atrás esta villa, el viajero iniciará la recta final de su trayecto, con la silueta de la Basílica en el horizonte.

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Para sellar la acreditación del peregrino, en las dos primeras etapas del camino se podrá solicitar la rúbrica que certifique el paso en edificios religiosos, municipales, alojamientos y establecimientos hosteleros, ya que no existen puntos oficiales. A partir de la tercera jornada se dará preferencia a los que sí sean oficiales, aunque igualmente se podrá sellar en el resto de ubicaciones anteriormente mencionadas.

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