'Callejeros' recorre las playas de la Región de Murcia: así es disfrutar del verano a orillas del Mar Menor y del Mediterráneo

La Región de Murcia, con sus más de 270 kilómetros de costa, se destaca por sus impresionantes playas y calas, que no solo se convierten en el destino ideal para disfrutar del verano, sino que también ofrecen un refugio perfecto durante otras estaciones del año. Esta riqueza natural y su atractivo turístico han llevado a 'Callejeros' a dedicar su último programa a recorrer algunas de las playas más significativas de la Comunidad. A través de las experiencias y relatos de aquellos que veranean en estos lugares, han mostrado a los espectadores cómo es disfrutar del verano en las orillas del Mar Menor y del mar Mediterráneo.

El viaje comenzó en Lo Pagán, donde José Julien, un residente de la zona, dio la bienvenida al equipo de 'Callejeros' y expresó su amor por su tierra: «El Mar Menor tiene su encanto. El agua no es muy profunda, es cálida, pero también influye la hospitalidad. Me da mucha alegría haber nacido aquí», comentó. Durante el paseo por la playa, se encontraron con varios veraneantes, muchos de ellos provenientes de otros municipios de la Región, aunque también había turistas internacionales que destacaban que la zona es «una preciosidad».

Continuando con la ruta, el siguiente destino fue Los Alcázares, otro de los lugares emblemáticos del Mar Menor. Allí, el equipo fue recibido por la 'influencer' María José Imbernón, conocida en redes sociales como 'Imberbeauty'. María José, que se ha hecho popular por poner a prueba trucos de belleza rocambolescos en sus perfiles sociales, se convirtió en la anfitriona del programa. Junto a ella, los reporteros pasaron un día en la playa y experimentaron uno de estos excéntricos trucos: colocar rodajas de pepino en la cara para reafirmar la piel y conseguir un efecto 'lifting'. Esta visita permitió no solo mostrar la belleza de Los Alcázares, sino también cómo las tendencias de bienestar y cuidado personal se integran en la experiencia veraniega.

Mazarrón, otra joya de la costa murciana, también fue protagonista en este recorrido. Conocida por su clima agradable durante todo el año, esta localidad es un destino predilecto para los amantes del sol y el mar. «Aquí la temperatura es bastante buena durante todo el año. Hay gente que se baña en noviembre y diciembre», comentaron dos bañistas.

Los deportes y actividades acuáticas también tienen cabida en el Mar Menor, por ello se trasladaron a Santiago de la Ribera, descrito por los lugareños como «un lugar paradisíaco para practicar kitesurf».

Sin embargo, no todo es perfecto en el Mar Menor. Aunque muchos lo consideran un paraíso, otros no pueden ignorar los problemas ambientales que han afectado a esta laguna salada en los últimos años. Algunos vecinos de Bahía Bella mostraron el estado actual de la zona, lamentando el deterioro que ha sufrido. «La playa nunca ha estado tan mal como ahora; esto era un paraíso, y ahora miren en lo que se ha convertido», lamentó una residente.

Un punto destacado del recorrido fue la visita a los famosos baños de lodo de San Pedro del Pinatar. Este lugar, conocido por sus propiedades curativas, atrae a visitantes que buscan aliviar dolencias óseas y mejorar la salud de su piel. «Nos han dicho que es bueno para los huesos y la piel», comentaron dos mujeres mientras se cubrían de barro, siguiendo una tradición.

Además del Mar Menor, 'Callejeros' extendió su exploración a otras áreas costeras de la Región de Murcia, visitando Puntas de Calnegre, el puerto de Águilas, la playa de La Colonia y la playa de Cocedores.

Uno de los momentos más emotivos del programa fue cuando 'Callejeros' se convirtió en testigo de una boda muy especial. Antonio y Mari Carmen, una pareja de Molina de Segura, cumplieron su sueño de casarse a orillas del Mar Menor. «Nos encanta la playa, casarnos aquí era nuestra ilusión», aseguró el novio. La boda se celebró en un ambiente informal pero cargado de emotividad, donde todos los invitados, vestidos al estilo playero, compartieron la alegría del momento. La solemnidad y la emoción de la ceremonia contrastaban con los bañistas que, desde sus sombrillas y sillas, presenciaban el enlace, convirtiéndose en invitados improvisados de este evento tan especial.

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