Pacientes esperando a entrar al centro de salud de Totana. JAIME INSA / AGM

El brote que mantuvo en vilo a Salud

La actuación en Totana ante la cadena de contagios entre jornaleros del campo obedeció a la nueva estrategia frente al virus

Domingo, 31 de mayo 2020, 00:59

Totana no ha sido una población especialmente golpeada por la Covid-19. Como en el resto del Guadalentín, la incidencia ha sido claramente inferior a la registrada en el Altiplano, Murcia o la Vega Media. Pero a mediados de mayo, las alertas saltaron en el servicio de Epidemiología de la Consejería de Salud ... . Un brote que en principio parecía circunscrito a un domicilio, con dos afectados, se convirtió de la noche a la mañana en una seria amenaza, al constatarse una cadena de contagios entre trabajadores del campo que habían compartido autobús para desplazarse a diferentes fincas agrícolas de la comarca.

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«El primer caso fue una mujer que había comenzado con algunos síntomas a finales de abril», relata María Dolores Chirlaque, la jefa de Epidemiología. Se le hizo PCR y dio positivo. A los pocos días, un hombre del mismo domicilio fue también diagnosticado. El 7 de mayo, la situación empezó a complicarse, con un tercer caso en la localidad que no guardaba relación aparente con los dos anteriores. «Se trataba también de un trabajador del campo, pero ni habían viajado juntos ni habían coincidido en ninguna finca», explica Chirlaque. La cadena de contagios se reveló enseguida con un cuarto caso, que había sido nexo de unión entre unos y otros. Fue ahí cuando Salud Pública constató que había una seria amenaza. La investigación epidemiológica dio lugar a conclusiones preocupantes: tres de los cuatro infectados habían viajado en un autobús ocupado «por 45 personas», según explica Chirlaque. Preguntada por este alto número de ocupantes en pleno estado de alarma, la Consejería señala que «no se ha detectado irregularidad» tras el seguimiento epidemiológico, aunque «se ha solicitado que se extremen las medidas». También «se comunicó a la Delegación del Gobierno» para que «extremara la vigilancia en el transporte».

ASÍ FUE EL BROTE

  • Primer caso. Una mujer, trabajadora del campo, comenzó a presentar síntomas a finales de abril, aunque fue diagnosticada ya en mayo.

  • Segundo caso. Un hombre, también jornalero, que convive en el mismo domicilio con la mujer.

  • Tercer caso. Otro jornalero diagnosticado el 7 de mayo que no había tenido contacto con los dos casos anteriores.

  • Cuarto caso. Es el que hizo saltar las alarmas. Se trata de un trabajador que compartió autobús con los dos primeros casos, y es además nexo de unión con el tercero.

  • Quinto y sexto casos. Un jornalero que viajaba en el autobús y el chófer del vehículo.

En un informe del 8 de mayo en el que avaló el paso de la Región de Murcia a la Fase 1, el Ministerio de Sanidad advertía de que «el sector agropecuario es el más relevante» en la economía regional y «genera una gran movilidad, junto con el turismo».

Aunque las grandes empresas han adoptado medidas preventivas, estas particularidades obligan a Salud a mantenerse alerta para tratar de cortar de raíz cualquier brote, como el que surgió de forma incipiente en Totana.

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En el Virgen del Alcázar

El 15 de mayo, el Ayuntamiento dio la voz de alarma, aunque en ese momento las informaciones eran algo confusas. Se hablaba de cuatro casos de una misma unidad familiar, aunque en realidad no era así. Salud ingresó a los cuatro pacientes infectados en un hospital concertado, el Virgen del Alcázar de Lorca, no por sus síntomas, que eran leves, sino para garantizar el aislamiento.

Al mismo tiempo, los 'rastreadores' del servicio de Epidemiología se afanaban por establecer todos lo contactos e investigaban posibles contagios. No era fácil. El coronavirus da a veces la cara con síntomas muy leves, y el autobús bajo sospecha estaba lleno de jornaleros con pocos recursos para los que dejar de trabajar puede suponer no llevar a casa el dinero imprescindible para comer o pagar facturas. Un quinto trabajador y el conductor del autobús, convertido en el sexto caso, dieron también positivo en PCR.

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«Llegamos a más de 50 contactos, a los que indicamos que debían estar en cuarentena», recuerda la jefa del servicio de Epidemiología. Pero, de nuevo, las circunstancias socioeconómicas del brote complicaban la situación. No todo el mundo tiene la suerte de vivir en una casa en la que poder cumplir con las estrictas condiciones de aislamiento: quedarse en una habitación sin contacto con el resto de la unidad familiar, y usar un baño de forma individual. Finalmente, once personas fueron trasladadas a un centro deportivo de Lorca para que pudiesen pasar allí el resto de la cuarentena.

Ya de alta

El martes fueron dados de alta, y a todos ellos se les ha hecho PCR con resultado negativo. En Salud Pública respiran aliviados, aunque son conscientes de que es muy probable que situaciones como esta se repitan de forma periódica. Son los riesgos de la desescalada, con un incremento progresivo de la movilidad y los contactos sociales.

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De ahí que la estrategia a partir de ahora sea la desarrollada en Totana, que durante una semana ha permanecido en Fase 1, sin pasar a la 2, por prudencia. Ante cualquier nuevo caso de coronavirus, el seguimiento epidemiológico se pondrá en marcha de manera inmediata. Así ha ocurrido ya en Archena, donde esta semana se detectó otro brote, en principio circunscrito a cinco miembros de una misma unidad familiar.

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