Digan ellos lo que digan, la visita a la Región de Carlos Cuadrado y José María Espejo-Saavedra, vicesecretarios nacionales de Ciudadanos, tenía un único ... objetivo: sustituir a Isabel Franco por Ana Martínez Vidal como vicepresidenta de la Comunidad de manera inmediata. Una decisión que está tomada desde hace meses pero cuya ejecución se decidió acelerar tras los últimos conatos de indisciplina mostrados por la que fuera candidata a las elecciones autonómicas de 2019.
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El caso es que Cuadrado y Espejo, 'fontaneros' de Inés Arrimadas para las cuestiones internas, se volvieron a Madrid sin lograr su propósito. Lo intentaron por las buenas y Franco se negó, pese a que le ofrecieron mantenerse como consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, el cargo que le permite satisfacer la vocación de servicio público con la que, se supone, decidió entrar en política. La vicepresidencia, sin competencias asignadas, no implica más que un rótulo en el despacho y algún privilegio protocolario.
Así que lo iban a hacer por las malas, exigiendo al presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, que publicara un decreto con el cambio de caras el mismo jueves. Pero la operación se frenó al constatar los dirigentes nacionales que Isabel Franco dispone de un botón nuclear que, de pulsarlo, puede desembocar en un escándalo nacional para Ciudadanos a las puertas de la cita con las urnas en Cataluña.
Según ha podido saber este diario, Franco habría advertido a los vicesecretarios de que dejaría también la consejería si era relevada como vicepresidenta, para quedarse de diputada en la Asamblea Regional, de donde nadie puede moverla. Allí tendría la posibilidad de integrarse en el grupo mixto y sería libre para, en un momento dado, convocar una rueda de prensa en la que airear todo lo que sabe del supuesto fraude en las primarias que la convirtieron a ella en aspirante a los comicios autonómicos. Un asunto que se investiga en un juzgado de Cartagena y que, pese a que la Audiencia Provincial ha permitido a Ciudadanos personarse como parte perjudicada, inquieta a la dirección naranja.
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De este modo, lo que hicieron Cuadrado y Espejo fue dejar la cabeza de la vicepresidenta en manos de López Miras, tal y como adelantó LA VERDAD el viernes. El jefe del Ejecutivo regional tiene la solicitud formal de su socio de gobierno para que destituya a Isabel Franco en la próxima remodelación que realice en su gabinete. Pero el presidente marca ahora los tiempos, por lo que la crisis no será inminente. Además, a la formación liberal le conviene que, si va a estallar la bomba de relojería que la consejera tiene en sus manos, lo haga tras el 14 de febrero, una vez celebradas las elecciones catalanas.
La vicepresidenta regional está aislada en la formación tras su derrota interna frente a Martínez Vidal, con la que apenas se habla. En el comité autonómico no hay un solo miembro afín a ella.
Si bien al principio parecía que aceptaba con deportividad la apuesta de Madrid por su compañera y rival, el comportamiento en los últimos dos meses de la consejera de Política Social enciende algunas alarmas. Estuvo días dando largas a Antonio Puche, el miembro de la dirección regional encargado de realizar un seguimiento a sus políticas para poder promocionarlas por los municipios. Le dijo con sorna que no podía hablar por teléfono con él por las noches porque ella se acuesta temprano.
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Pero la gota que colmó el vaso llegó en Twitter, red social a la que se le da una importancia inusitada en Ciudadanos. Franco difundió un tuit del senador Miguel Sánchez con un ataque frontal contra la coordinadora regional. Algo paradójico, pues ella y su 'clan de Alcantarilla' hicieron todo lo posible por desbancar al anterior portavoz parlamentario, al que ahora jalean. En Madrid torcieron el gesto con el 'retuit'.
Tampoco pasa por su mejor momento la relación del PP con Ana Martínez Vidal. El idilio de los primeros meses de legislatura se ha transformado en tensión. Un ejemplo es la negociación de los Presupuestos de la Comunidad para 2021. Los hombres de Vidal en las conversaciones –Gabriel Sánchez Torregrosa y David Sánchez– aprietan al máximo al consejero de Hacienda, Javier Celdrán, no solo para que las consejerías que maneja Ciudadanos tengan mayores subidas, sino para condicionar departamentos que gestiona el PP con las denominadas 'líneas naranjas'.
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