Cultivos en Los Nietos, en la cubeta sur del Mar Menor. ANTONIO GIL / AGM

La bomba de nitratos del acuífero del Campo de Cartagena

El Cuaternario, diez veces mayor que el Mar Menor, no se podrá descontaminar del todo; la misión es frenar su impacto en la laguna

Domingo, 12 de junio 2022, 07:38

Lo que sucede con el acuífero Cuaternario del Campo de Cartagena es un ejemplo de lo que los científicos llaman 'Nitrate Time Bomb', ya que ... su dinámica interna hará que los efectos se extiendan durante décadas hasta poder ser controlados, aún reduciendo al máximo la lixiviación. Junto a esto, es tal el grado de contaminación de la zona saturada de esta masa de agua subterránea, y el impacto que causa en el Mar Menor, que se requieren actuaciones inmediatas parar tratar de revertir la situación.

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El agua del acuífero se desplaza lentamente como un glaciar. Será difícil de sanar -su curación total se considera casi imposible-, pero la presión que ejerce sobre la laguna costera, hasta el extremo de asfixiarla, sí se puede amortiguar o reducir mediante una combinación de actuaciones que preparan el Ministerio y el Gobierno regional: extrayendo agua del acuífero para rebajar su nivel; frenando más el constante flujo de nutrientes con la renovación de bombeos de la rambla del Albujón, Los Narejos y El Mojón; y desnitrificando esos caudales de forma natural (con filtros verdes y humedales), con desnitrificadoras o con biorreactores de madera.

El acuífero se sigue llenando y está en su nivel más alto; en algunas zonas hay un ascenso de hasta 15 metros desde el año 1973

Unido a esto, están las restricciones en el uso de fertilizantes agrícolas y las medidas cautelares para proteger este acuífero declarado en riesgo por la mala calidad de sus aguas. Los focos y esfuerzos están puestos sobre este gigante subterráneo, y otra prueba de ello es el estudio global que acaba de adjudicar el Miteco para predecir y optimizar las medidas de recuperación del acuífero y su relación con el Mar Menor. Se hará con modelos matemáticos de flujo y de contaminantes, así como con una cartografía de detalle.

No obstante, conseguir descontaminar del todo el acuífero Cuaternario será misión casi imposible. Son 1.300 kilómetros cuadrados de masa subterránea que interaccionan con el Mar Menor, que representa la décima parte de aquel. Lo peor es que se sigue recargando como una bomba debido a las recientes lluvias, los retornos de riego y la menor explotación de los pozos por la prohibición de las desalobradoras.

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'Nitrate time bomb'

El resultado es que está en su nivel más alto desde que se tienen registros, provocando afloramientos de agua en las zonas más próximas a la costa, en las depresiones del terreno y en las ramblas, desde donde se canalizan los nutrientes hacia la laguna. De esta forma, se produce una doble penetración en el Mar Menor: en superficie y subterránea.

José Luis García Aróstegui, científico titular del Instituto Geológico y Minero de España, profesor del Departamento de Ecología e Hidrologia de la UMU y coordinador del proyecto europeo Aquifer, lleva estudiando los acuíferos del Campo de Cartagena desde el año 2009. Considera que el problema ha ido a peor, y será más grave si no se reduce la transferencia subterránea de nitratos y otros contaminantes, como expuso a la misión del Parlamento Europeo que inspeccionó la laguna.

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Las actuaciones en origen para revertir la tendencia son obligadas, pero advierte de que los efectos sobre el Cuaternario, y en consecuencia sobre el Mar Menor, «estarán muy diferidos en el tiempo» -durarán décadas- debido a la elevada masa de nitratos ya presente en el acuífero y en la zona no saturada (la parte húmeda que aún no tiene agua). Esto último se conoce como 'Nitrate time bomb'. Es decir, la bomba de tiempo de los nitratos es algo que llegará en el futuro al resto de zonas debido al desplazamiento del flujo interior.

El Ministerio acaba de adjudicar un estudio global para predecir la dinámica de esta masa de agua y su repercusión en la albufera

Junto a esto, sostiene que también hay que actuar sobre el flujo subterráneo hacia el Mar Menor, evitando problemas de intrusión marina mediante bombeos y la intersección en el borde costero. Explica Aróstegui que el elevado nivel freático provoca la aparición de drenajes, la descarga a los cauces con una mayor salida visible e invisible al Mar Menor, además de problemas agronómicos y afectación a las infraestructuras viarias.

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«No se puede entender ni solucionar el problema de eutrofización del Mar Menor sin considerar el papel que tiene el acuífero superior del Campo de Cartagena, íntimamente ligado e históricamente despreciado». Apunta que se precisan grandes inversiones para resolver las incertidumbres hidrogeológicas en todo el Campo de Cartagena, «que tienen serias implicaciones socioeconómicas y ambientales». A su juicio, los estudios realizados en la franja litoral no son suficientes.

Los informes del Instituto Geológico y Minero de España indican que además de la sobreelevación histórica de los niveles, el acuífero está experimentando un proceso de llenado más reciente, desde octubre de 2018. Esto es consecuencia de la reducción de la explotación de los pozos, que estaba parcialmente asociada a desalobradoras, así como al incremento de la recarga a causa de las fuertes precipitaciones.

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Historia del cuaternario

  • 1. Régimen natural hasta los años 50.

  • 2. Intrusión marina en la década de los 50 y 70. Ahora se produce en la zona norte de Pilar de la Horadada y temporalmente en Arco Sur. Es una hidrodinámica a la inversa, en la que el mar penetra en el acuífero.

  • 3. Fuerte incremento de la recarga durante los años 80, que concidió con la llegada del Trasvase y los bombeos de los acuíferos inferiores. Provocó una subida de los niveles piezométricos y un incremento de la descarga al Mar Menor.

  • 4. Efectos de la sequía de 1993-95

  • 5. Niveles piezométricos elevados desde el año 2000, con mayor descarga al Mar Menor y contaminantes asociados.

  • 6. Pulsos de fuertes precipitaciones desde 2016 y reducción de bombeos, con efectos en el acuífero y en la laguna.

Para ilustrar la sobreelevación histórica de los niveles piezométricos, sirven como referencia los puntos de la red oficial de la Confederación Hidrográfica del Segura, según los cuales se han producido ascensos medios de 15 metros sobre el nivel del mar en Los Blases (Torre Pacheco), y en Venta del Pino (San Javier), entre los años 1972 y 2021.

Una referencia temporal más corta, en zonas alejadas del borde costero, muestra igualmente que el acuífero se está llenando. Por ejemplo, en Los Fontes (Torre Pacheco) se ha producido un ascenso de 5 metros desde octubre de 2018. En el paraje del Pino (La Palma), la subida es de 10 metros en el mismo periodo.

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Del nivel piezométrico (metros sobre el nivel del mar) a la superficie del terreno suele haber poca distancia en muchos puntos, o incluso ninguna en zonas a pie de playa o en las ramblas y depresiones del terreno. Y lo que aflora es agua cargada de nitratos y otros componentes que termina en el Mar Menor.

50.000 hectáreas encima

En el Campo de Cartagena se ha hecho florecer el desierto a base del incremento de los regadíos. En comparación con 1945 -cuando apenas existían cultivos hortícolas y cítricos, y sí mucho cereal- sesenta y cinco años después había más de 50.000 hectáreas de regadío en el perímetro del acuífero.

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¿Como se ha atendido una demanda agraria media superior a los 200 hectómetros cúbicos al año, con unas limitadas aportaciones medias del Trasvase? Mediante una mezcla de recursos de distinta procedencia: además del Trasvase, de aguas subterránas extraídas de cinco acuíferos a diferente profundidad, de las depuradoras, más recientemente de la desaladoras, y también de la infradotacion de cultivos. García Aróstegui apunta que, probablemente, sin los recursos del Trasvase Tajo-Segura, el acuífero tendría un grave problema de intrusión marina.

García Aróstegui: «El problema es todo lo que hay almacenado dentro»

García Aróstegui. G. Carrión / AGM

¿Se podría recuperar el acuífero, de la misma forma que se quiere regenerar el Mar Menor? Eso implicaría mover grandes volúmenes, ya que lo que almacena el Cuaternario es muy superior a los 600 hectómetros cúbicos que contiene la laguna, explica José Luis García Aróstegui. Apunta que desde el año 1972, el acuífero ha ascendido hasta 15 y 31 metros sobre el nivel del mar en puntos determinados. «El problema es todo lo que se ha almacenado dentro, principalmente nitratos agrícolas y contaminantes de origen urbano. Hay que extraer agua para reducir el nivel», recalca.

Propone observar la evolución a largo plazo. «El nivel sube y a partir de cierta cota empieza a salir agua en superficie, lo cual genera una especie de manantial. El hecho de que esto se produzca en las zonas más altas, más lejanas del borde costero, significa que se va a mantener más tiempo la descarga a los cauces, a la rambla del Albujón y al Mar Menor. Es decir, el problema irá a más, y por eso tenemos un caudal continuo en la rambla Albujón», explica.

Estima que la descarga en la laguna es superior a los 12 hectómetros anuales que calculó Tragsa. En el informe que realizó para la CHS, García Aróstegui indicó que no existen evaluaciones detalladas del volumen de agua y del nitrato almacenado. A su juicio, quizás se puede detener el nitrato adicional, pero difícilmente el que ya está dentro del acuífero, o en tránsito hacia la zona saturada. «Hay valores tan altos que no vamos a conseguir bajar a los 50 microgramos por litro», apostilla.

Sostiene que son necesarios más estudios de detalle y puntos de control, para tener un conocimiento real del acuífero. En definitiva, se requiere un mayor esfuerzo técnico-científico, ya que esta masa de agua está muy afectada por las actividades contaminantes que se realizan en superficie. El desafío principal es la recuperación histórica de un acuífero totalmente manoseado.

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